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Las Mujeres: Proscritas de la masonería

Eran unas expatriadas en un mundo de hombres. Pero muchas superaron las barreras de lo prohibido y consiguieron conocer los secretos mejor guardados. La malagueña María Viedma recorre la historia de las logias desde la perspectiva de género.

Por AMANDA SALAZAR

LA historia de la masonería siempre ha sido algo misteriosa y hermética. Pero más aún lo es la historia de la mujer dentro de la masonería. Porque, aunque no aparecen en la literatura de las nuevas novelas históricas, también hubo mujeres masonas. Algunas muy relevantes. Pero esta institución, que en su origen durante la Edad Media permitía que las esposas e hijas trabajasen codo con codo con los constructores de la masonería, dejó pronto de ser mixta para dejar a la mujer relegada a un segundo plano.

Ahora, una malagueña ha rescatado el papel de estas mujeres en Europa y en España a través de un trabajo que, bajo el título 'Historia de la masonería desde la perspectiva de género', se ha alzado con el primer galardón del XVI Premio de Investigación María Isidra de Guzmán. María Viedma, licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación, se topó con este interesante tema recabando datos para su tesis, que versa sobre una filósofa francesa poco conocida en nuestro país, María Deraismes. Además de su faceta como pensadora, Deraismes fue clave en el movimiento sufragista de la mujer en el siglo XIX y fue la precursora del papel de la mujer como miembro de pleno derecho en las logias masónicas.

Una institución patriarcal

Pero para llegar a comprender la importancia del personaje de María Deraismes, Viedma ha analizado la evolución de las féminas en la masonería. Las primeras masónicas surgen con la construcción de las grandes catedrales europeas. Ante la falta de mano de obra, se permite a la mujer participar en estos trabajos e incluso se le desvelan los secretos de la profesión, que sólo se confesaban a los miembros de la logia, que debían ser hombres y mujeres de honor. Para evitar que los saberes «sagrados» de la construcción cayesen en manos sagradas, empezaron a surgir símbolos y signos específicos.

«A partir de la Ilustración la masonería pierde su sentido original y permanece como una institución de reunión y debate de hombres libres», comenta Viedma. Es entonces cuando la mujer se convierte en una proscrita en esta institución a pesar de que en el ambiente intelectual de la época participaban muy activamente las mujeres de familias aristocráticas. «En 1718, la Gran Logia de Londres publica la constitución de Anderson, que excluye literalmente a mujeres, esclavos ni hombres inmorales», señala.

Surgen entonces las llamadas logias de adopción. Estas instituciones, ligadas a una logia adoptante masculina, estaba formada por damas, normalmente esposas o hijas de los masones, pero no tenían el mismo papel que las masculinas. Eran simples lugares para lo que llamaban «entretenimientos misteriosos».

Masonas convencidas

A pesar de esto, hubo mujeres que ingresaron en igualdad de condiciones en logias masculinas. Es el caso de Elisabeth Aldworth, hija de un masón. Esta joven se quedó dormida en la biblioteca de la casa familiar justo cuando su padre y sus colegas celebraban una reunión. Nadie se percató de la presencia de la muchacha hasta el final. Entonces decidieron que, después de haber visto los ritos masones, lo mejor para garantizar que la chica guardase el secreto sería iniciarla.

Pero el paso más importante lo dio María Deraismes. Esta intelectual francesa se convirtió en uno de los personajes más relevantes en París a finales del siglo XIX. Tanto llamaba la atención la forma de vida liberal y las ideas de esta periodista, que miembros de la logia de París le invitaron a ofrecer una conferencia e iniciarse en la masonería. «Inmediatamente, la Autoridad masónica obligó a estos miembros a retractarse», señala Viedma. Pero el doctor George Martin, gran intelectual de la época y uno de los primeros feministas, decide ayudarle para fundar la primera orden mixta, El Derecho Humano, donde las mujeres podían ocupar las 'oficialías' o cargos superiores e incluso ser las venerables maestras.

Más tarde, en 1945, surgen las primeras logias estrictamente femeninas. A partir de entonces coexisten logias de obediencia -sólo masculinas- logias de obediencia femenina -sólo de mujeres- y logias mixtas como El Derecho Humano. En Málaga, la masonería vive un momento de expansión a finales del siglo XIX, donde incluso llegó a haber una veintena de mujeres con grado 18 -la escala de conocimientos masónica habitual, la escocesa, dispone de 33 grados. Una de ellas fue Belén Sárrega, vinculada a principios del siglo XX con El Derecho Humano.

María Viedma explica que su intención al realizar este estudio no es criticar la masonería, sino realizar una revisión de la marginación de la mujer en estas entidades, buscando las causas y la relación de los modelos construidos por hombres y mujeres en las distintas épocas. Una forma de arrojar luz sobre un pasado que ha quedado oculto para la historia.

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