¡VOLVIMOS!
Visitenos en nuestra nueva dirección web
FENIX-news Desde 1992

Las sociedades secretas en la independencia americana


Por: Hernando Pacific Gnecco

Es totalmente aceptado que algunas sociedades secretas participaron de manera decisiva en las luchas libertarias por todo el mundo y particularmente en América.

Los Estados Unidos logran el primer espacio emancipado del continente: los "illuminati" (iluminados de Baviera) son determinantes en ese proceso que hacía parte de su Nuevo Orden Mundial: nada menos que unificar el mundo en materia geopolítica, militar, monetaria y filosófica alrededor de ellos.

Para lograrlo, decía su fundador Adam Weishaupt, debían eliminar toda forma de monarquía y sistemas organizados de gobierno, de religión o de milicia para establecer un único mando mundial con una sola religión, una sola moneda y un solo ejército, liquidando todo concepto de nacionalismo y patriotismo.

Dejaron su impronta en el billete de dólar donde plasmaron sus símbolos: el "ojo que todo lo ve" encima de la pirámide trunca de 13 escalones, las 13 hojas de olivo y los 13 frutos, las 13 flechas y las 13 barras del escudo, las 13 letras del lema ("E Pluribus Unum") y las 13 estrellas formando la estrella de David, además de las leyendas "Annuit Cœptis" y "Novos Ordo Seclorum", signos evidentes de su participación.

Varios firmantes del Acta de Independencia eran destacados francmasones (Benjamin Franklin entre ellos, cabeza de la Logia de Filadelfia), al igual que los firmantes de la Constitución Estadounidense. Y el primer presidente, George Washington, también era masón.

No sabemos los profanos si la sociedad de los "illuminati" infiltró a la masonería (que era su intención) o si ésta última sola y directamente es la que promueve la Revolución Francesa. En todo caso, el cambio cultural y el clima intelectual apropiado se gestaron durante "la Ilustración".

Los grandes personajes de la Revolución Francesa eran francmasones: Montesquieu, Rousseau, Voltaire, Marat, Robespierre, Fouché o Rouget de L´isle (creador de La Marsellesa), y hasta el mismo Napoleón, que sin quererlo jugaría un papel fundamental en la gesta libertaria americana.

El grito de la Revolución Francesa era el lema francmasón: "libertad, igualdad, fraternidad". Delacroix plasma en su famoso cuadro "La libertad guiando al pueblo" algunos símbolos masones: el gorro frigio -que también hace parte de nuestro escudo nacional- y el estandarte tricolor ideado por Lafayette. Nada de esto es casual.

La América hispana no fue ajena a la influencia de las sociedades secretas. A la "Gran Reunión Americana" (primera sociedad secreta de la política continental) con sede en Londres, acuden a iniciarse varios próceres de la independencia suramericana: Francisco Miranda (conocido como el Padre de la Independencia), Bernardo O´Higgins y Andrés Bello, entre muchos otros.

Simón Bolívar y José de San Martín prestaron juramento ante esa sociedad que proponía la emancipación de Sudamérica. De hecho, ellos dos reunidos el julio de 1822 en Guayaquil definen en conversación secreta el rumbo de esta parte del continente.

Los románticos relatos de la independencia que aparecen en muchos libros de historia no muestran el trasfondo de las causas y los hechos verdaderos. Napoleón había invadido a España y las primeras revoluciones en América se motivan en defensa del emperador español Fernando VII, de modo que no son emancipadoras de los ibéricos: en principio, el asunto era sacar de España al poder francés y retornar al mando del rey hispano. Los primeros gritos del celebrado 20 de Julio decían: "abajo el gobierno, viva el Rey".

Con su trono recuperado un tiempo después, el monarca impone duras condiciones a las colonias que, ahora sí, deciden independizarse del yugo peninsular. El episodio del florero de Llorente hizo parte de un plan preconcebido en el Observatorio Astronómico por un grupo de criollos con trasfondo masón para provocar la ira y la sublevación del pueblo. No es una coincidencia histórica que en 1810 hubieran brotado tantas insurrecciones en América.

En esos tiempos de comunicaciones paquidérmicas era imposible conocer en poco tiempo lo que sucedía en tantos países americanos en vías de liberación, y levantarse simultáneamente contra el mismo invasor, lo cual prueba la conspiración en la cual participaron además societarios ingleses y criollos anglófilos con la idea de entregar estas tierras a la corona británica. Es curioso que los militares españoles Morillo y Barreiro, enviados a sofocar la revuelta, también fueran masones.

Este último, derrotado y condenado a muerte, le envía su mandil a Santander junto con una inútil súplica por su vida: fue fusilado. Hoy, dos siglos después, la influencia e importancia de esas sociedades secretas se mantienen y se difunden por todo el planeta. Por eso, no debe extrañarnos el desarrollo de la historia contemporánea. Muchos episodios que parecen aislados no lo son en realidad.

FUENTE: El Informador - Colombia

COMICs