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Desde CUBA: ¿Constructores de sueños?

Gustavo Pardo Valdés

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Las instituciones son el reflejo del estado en que se encuentra la sociedad en que se desarrollan, y la Masonería cubana no es una excepción.

El gobierno castrista ha originado la mayor crisis en la historia de Cuba. La valoración de este trance no puede circunscribirse exclusivamente al ámbito político-económico por el que atraviesa la nación. Tras cinco décadas de poder absoluto, en la sociedad se constata una visible perdida de los valores esenciales que conformaban el carácter nacional cubano.

La Masonería no puede ignorar la realidad existente en su entorno social, y menos aun soslayar su deber de actuar como un factor positivo en la solución de los conflictos sociales existentes en el país, especialmente si éstos pueden conllevar a una explosión social de consecuencias imprevisibles.

La Masonería en Cuba cuenta con más de 29 mil afiliados a sus 316 logias. Además, la institución posee una historia y tradición de la que pocas organizaciones del país pueden ufanarse. A pesar de la autoridad moral que esta condición le proporciona, sus dirigentes han respondido con el silencio a la crisis de valores morales y sociales por los que, durante décadas, ha atravesado la Isla. Esta actitud sostenida coloca a la Masonería fuera del tablero donde quienes “hacen que las cosas pasen”, mueven las fichas que determinarán los cambios a los cuales se encuentra abocado el país.
  
Cuba es una nación en trance, e inevitablemente se encamina hacia cambios de dimensiones desconocidas.

Para afrontar este hecho, las entidades que componen la sociedad civil cubana, tendrán que renovarse e incorporar a sus directivas líderes aptos, capaces de vigorizar e implementar conceptos y actitudes que ajusten la actuación de estas organizaciones al contexto de los nuevos tiempos que vive el país.
 
Adquirir una voz dentro de la sociedad no implica transgredir el principio que prohíbe a los masones el debate de asuntos de política o religión, porque dicha exclusión no descarta el derecho que la institución tiene a formular sus propuestas u opiniones tendientes a la solución de la problemática existente en el país. Esta obligación institucional proviene de la esencia filosófica que sustenta la Organización Masónica Universal: trabajar, para que se establezcan y prevalezcan en el mundo la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.

Los masones cubanos, ¿serán recordados como constructores de sueños o cómplices de las iniquidades?

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