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DESDE CUBA: LOS PRINCIPIOS ETICOS DE LA INJUSTICIA MASONICA.

Orlando L. González

Soy un masón regular que abandone la Isla como refugiado político en 1997, dejando allá una Masonería en crecimiento y respetuosa de las Leyes Masónicas y profanas. Por las noticias que recibo, veo que esta situación ha cambiado drásticamente. . . para mal.

Todo parece indicar que desde hace algunos años los masones que actualmente residen en Cuba, han escogido a los más incapaces de sus miembros para que los dirijan, y este es el motivo por el cual hoy esta prestigiosa Institución se encuentra en la mira de la Masonería Internacional.

La Masonería cubana, que ha sido una Organización, que proclama la defensa de la Moral, la Justicia y la Equidad en el cumplimiento de la ley, basada en los principios Libertad, Igualdad y Fraternidad;  hoy se encuentra sumergida en el abismo moral al que la han llevado sus principales dirigentes que han dedicado sistemáticamente los preceptos mas sagrados de la Ley Masónica.

Desde que se aprobó el controvertido Decreto 211 del 2007; la máxima representación de la Masonería de la Isla (Simbólica y Escocesa) se ha dedicado a cometer continuas violaciones de la Constitución Masónica Cubana, así como de sus dogmas fundamentales.

A penas hace unos días que tuve conocimiento de otra barbaridad jurídica: la promulgación del Decreto 430,

Este Decreto, que se afirma que fue obra del ex Gran Maestro Basilio Armando Barreto Martínez, traslada al Supremo Consejo la competencia de juzgar un delito cometido por un Maestro Mason en la jurisdicción de la Gran Logia de Cuba, y que ha puesto a ésta en grave riesgo de perder el reconocimiento de la Gran Logia de la Florida, Obediencia a la actualmente pertenezco.

Además, mediante el Decreto 430, el Gran Maestro ha aceptado la autoridad de los Altos Grados sobre la Masonería Simbólica, lo cual re instaura en la Isla el sistema de los Grandes Orientes.

Todos conocemos las característica personales de Jesús Luciano Armada Pena, la que, se han incrementado producto de su avanzada edad, y un evidente deterioro de su capacidad mental. Armada Pena que fue un masón de muy poca relevancia en su paso por la política de la Gran Logia, ha perdurado en la dirección del Supremo Consejo, por obra y gracia de la dictadura absoluta que durante veinte años ha ejercido sobre este Cuerpo Masónico.
En cambio, el ex Maestro José Manuel Collera Vento, ha sido una figura destacada en la vida política fraternal, aun desde sus días de Ajefista. Collera  ha ocupado cargos de Gran Funcionario en distintos gobiernos masónicos, hasta que en el año 2000, llego a ser Gran Maestro.

Si es cierto que Collera violó las leyes y juramentos masónicos, ¿Armada Pena no los violó igual? Collera Vento no podía vulnerar la Ley; Armada Pena, SI.

Ahora veo con tristeza que masones jóvenes se prestan de instrumento a implementar este desatino jurídico y fraternal. Este es el caso de Mario Urquìa Carreño, actual Presidente de la Corte Suprema de Justicia Masónica; quien, declarando Sobreseída la causa contra el Maestro Mason Jesús Luciano Armada Pena, se plegó a las exigencias que le hicieron el Gran Maestro, José Ramón González y los ex Grandes Maestros Basilio Armando Barreto Martínez, y Raciel Martínez Andrew, justificando esta monstruosidad jurídica en el argumento de no puede desobedecer el Decreto del Gran Maestro.

Ahora caberla la interrogante, ¿existieron iguales presiones sobre la Corte en el caso de Collera Vento?

Hasta estos lares siguen llegando muchas dudas sobre la Ética de unos Magistrados que han convertido a  este Órgano de Justicia, en una Corte de Injusticia Masónica. 

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