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FENIX ENTREVISTO AL I:.P:.H:. JAVIER OTAOLA - "Constitución de Anderson: Encastillarse en la literalidad de un texto -que pronto hará 300 años- es negarse a comprender su espíritu". Parte Final

FENIX tuvo oportunidad gracias a la cortesía de nuestro dilecto H:. Ángel Gigante entrevistar al I:.P:.H:. Javier Otaola, 33◦, fue una extensa pero académica conversación masónica donde nuestro ilustre entrevistado explica detalladamente su visión de nuestra augusta orden de manera franca. Javier Otaola, el masón muestra en cada respuesta a FENIX su pasión analítica dibujando con presión maestra la bitácora que deberá seguir la masonería liberal y adogmatica de lengua hispana. FENIX, ha escuchado al maestro y hoy compartimos para todos los hermanos esparcidos sus palabras. Queremos reiterar que el I:.P:.H:. Javier Otaola, es un excelente profesional y masón, con cualidades y calidades morales y éticas reconocidas en casi toda España. FENIX se ha sentido sumamente honrado en poder lograr esta entrevista.


«Yo creía que la masonería era una especie de ateneo librepensador donde la gente se reunía para discutir con una serie de solemnidades, pero luego descubrí que tenía mayor calado, que era una invitación a una reflexión filosófica profunda y a unas relaciones fraternales muy intensas, y eso me fue enganchando. De hecho, en el rito de iniciación me llevé una sorpresa de la que todavía no me he repuesto. Pensé: Cómo es posible que esta gente tan seria se ponga esa ropa y haga estas cosas, pero luego comprendes que el rito y la parafernalia son elementos simbólicos cargados de sentido. Que el factor sorpresa es necesario, porque donde no hay sorpresa, ruptura de lo conocido, no puede haber salto ni esclarecimiento».
Extracto de XLSemanal Nº 994
Javier Otaola
País: España
Nacimiento: Bilbao, 20 de Febrero de 1956

Licenciado en derecho y escritor, Javier Otaola traslada a la literatura sus grandes pasiones, la novela negra por un lado y también el mundo de la masonería, a la que pertenece.

Actualmente es síndico defensor vecinal de Vitoria-Gasteiz

Alumno de los jesuitas durante el bachillerato realiza también sus estudios universitarios en la Universidad de la Compañía de Jesús en la Universidad de Deusto donde se Licencia en 1977. De esa larga relación con Loyola y sus discípulos guarda una espiritualidad barroca y herética que se ha ido madurando en la lectura de novela negra y teología luterana.

Ejerció como Abogado de los Colegios de Bilbao, Vitoria y Madrid 1978-1982 en ese desempeño aprendió a practicar la bondad astuta que predicaba el clásico Ulises, esposo de Penélope, pero se cansó pronto.
Su afición a la novela policíaca y la búsqueda de emociones fuertes le llevó a ser Profesor de Derecho de la Academia de la Ertzaintza- Policía Vasca en la primera Promoción 1981-1982. Ha sido Letrado de los Servicios Jurídicos del Gobierno Vasco desde 1982 (actualmente en comisión de Servicios Especiales como Defensor Vecinal en Vitoria-Gasteiz.)

Sus inquietudes filosóficas y asociativas le animaron a iniciarse en masonería en la Logia La Tolerancia en Bilbao precisamente en 1981 en el año del fallido golpe de Estado del Teniente-Coronel Tejero. En eso de la masonería llegó a ser Gran Maestro de la Gran Logia Simbólica Española (masonería española) 1997-2000 y es también Miembro del Supremo Consejo Masónico de España 33º.

Participa además en otras asociaciones como Asociación de Escritores de Euskadi, Gesto Por la Paz, Ayuda en Acción España, la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País y otras.

Colaborador de Prensa (EL CORREO, EL PAIS…) y Revistas (CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA)

Autor de La metáfora masónica. Razón y Sentido. Hiria. 2000
La laicidad, una estrategia para la libertad. Ed. Bellaterra. 1999
En el umbral de la logia. Colección Tres Puntos. 2003.
Testutxoak.- Hiria 2007
Ciudadanía e identidad. Ediciones del Laberinto. Madrid, 2007
Fragmentos de un discurso masónico. 2009, Editorial masonica.es
La masonería en persona(s), 2009 en colaboración con Valentín Díaz. En editorial masonica.es

Y de las novela policíacas
Brocheta de Carne. Hiria. 2003,
As de espadas. Ed. Viamagna, Barcelona, 2009, en la que relata la investigación llevada a cabo por la inspectora de la Ertzaintza, Felicidad Olaizaola.

8. ¿Tú crees que algún momento se levante un puente de comunicación entre la masonería del GLIU y el GODF? ¿Cuales serian a tu entender los puntos para acabar con más de 150 años de diferencias que han sido creemos muchos más por política que por ideas fraternales?

No creo posible acabar con las diferencias entre la masonería denominada regular y la denominada liberal, ni siquiera necesaria. Siendo la masonería un movimiento del espíritu, es normal que en su seno surjan una pluralidad de corrientes e interpretaciones. La masonería de regularidad británica está anclada en su propio éxito social y en el peso de su historia, y es difícil que pueda renunciar a sus señas de identidad y a sus componentes fuertemente tradicionalistas y conservadores. Por otro lado la masonería liberal, no puede limitar su estilo de trabajo completamente abierto a la más completa libertad de conciencia, y eso hace que lo mejor es que cada una siga su camino. Quizá lo deseable, y a lo que podríamos aspirar sería a una entente cordiale en el ámbito de las relaciones sociales y la cooperación con algunas iniciativas filantrópicas o de defensa de los derechos humanos, pero dejando a cada cual que practique su propio estilo de masonería en Logia.

El mayor y mejor intento de una convergencia entra ambas grandes corrientes se intentó en 1962 con la Declaración de Estrasburgo y con CLIPSAS pero no se logró.

9. El derecho de la mujer a ser masona es un derecho histórico, filosófico, cultural o político dentro de la Orden. Como ve lo acontecido en el G:.O:. de Francia.

No tengo ninguna duda que la mujer tiene el derecho a incorporarse a la tradición intelectual y moral de la masonería en pie de igualdad. Esta es una cuestión que ha sido resuelta hace muchos años en la Gran Logia Simbólica Española, que ha reconocido a sus logias la libertad de constituirse como femeninas, masculinas o mixtas. Lo acontecido en el Gran Oriente de Francia, en mi modesta opinión, debiera de haberse producido mucho antes y de una manera menos traumática, en una Obediencia que tiene a gala su vocación liberal y progresista.

10. ¿Cree que la Constitución de Anderson ha sido mal traducida y/o mal interpretada según los intereses de un grupo de hermanos para tener el control de un sector de la orden?

En relación con las Constituciones de Anderson se plantea siempre el dilema de toda hermenéutica: la letra mata y el espíritu vivifica. Una interpretación literalista y rígida no comprende el sentido vivo y profundo de un texto como este que en su momento supuso un entendimiento realmente nuevo, liberador y emancipador de las relaciones humanas y abrió horizontes. Encastillarse en la literalidad de un texto -que pronto hará 300 años- es negarse a comprender su espíritu. A mi juicio el Llamado de Estrasburgo de 22 de enero de 1961 completa y actualiza el sentido de las Constituciones de Anderson.


11. Podrías vislumbras claro está con un trabajo mental dibujar el espacio-tiempo histórico de la masonería en los próximos decenios.

Para responder a esta pregunta me voy a permitir aportar un largo texto del hermano José Luis Cobos en el que analiza los factores que hacen permanentemente vigente a la masonería. A mi juicio el entendimiento que la masonería debe alcanzar de sí misma en los próximos decenios deber girar en torno a aquello que la hace vigente:

“LA MASONERÍA ES VIGENTE PORQUE LA ARQUITECTURA ONTOLÓGICA DEL SER HUMANO HA SIDO, ES Y SEGUIRÁ SIENDO SIEMPRE LA MISMA".

Del Hombre se dice que es un animal “RACIONAL”. De esta tradicional, escueta y criticada definición darwinista de lo que somos, se pueden extraer varias conclusiones. Pero la característica de la racionalidad que ahora me interesa destacar es la de la COMPRENSIÓN. A partir del momento en que, en el curso de la evolución de las especies, aparece sobre la Tierra ese fenómeno nuevo que es la REFLEXIÓN, el ente que la exhibe se llama a sí mismo Hombre. Por la propia constitución misma de esta reflexión, a ese Hombre, lo hemos visto antes, le surge una nueva necesidad básica: COMPRENDER. No comprender no es un problema para el animal que llevamos den-tro, pero sí lo es para el Hombre que somos encima. Este Hombre se siente mal si no comprende y se gratifica íntimamente cuando comprende.

Pero ¿qué quiere decir COMPRENDER? ¿Es sencillamente identificar y reconocer los fenómenos que ocurren a nuestro alrededor? Creo que a este comprender le faltaría un requisito para convertirlo en una comprensión existenciaria. Yo lo llamaría a este requisito, EL SENTIDO. La necesidad de comprender, además de responder a una repugnancia natural a la incoherencia, nos empuja a buscar la coherencia de nuestro sí-mismo consigo mismo, con los otros y con el mundo. Comprender es hallar el sentido, el papel que juegan todos los fenómenos puestos en permanente relación conmigo mismo, lo que nos llevará a un descubrir sistemas en lugar de simplemente ver cosas.

¿Y por qué es relevante la cuestión del sentido? Pues porque el fundamento del ser humano estriba en la POSIBILIDAD (madre de la LIBERTAD) que el ejercicio de la reflexión le ha otorgado ya para siempre jamás. Y dado que es un ser que anda siempre en la posibilidad se tiene que preocupar muy mucho de que significan las cosas para él. ¡Vaya faena que nos ha hecho la reflexión… nos ha convertido en un SER-PRE-OCUPADO! Y en el centro de esta preocupación ¡LA MUERTE!

Es conveniente tener claro que la cuestión del sentido sólo tiene sentido para el Hombre. Pero para él, el sentido es la incógnita que tiene que despejar en esta ecuación de la vida; tanto es así que comprender algo es comprender-el-sentido de algo, porque eso equivale a COMPRENDERSE A SÍ-MISMO.

El ser humano es un ser-en-el-mundo, mundo al que se enfrenta y del que depende. Ser humano, cuya permanente y primera tarea es su consustancial “pre-ocupación” por ser-ya-siempre, por culpa de esta reflexión, un ser que se contempla a sí-mismo frente al mundo con su precariedad a cuestas. En este “PRE” de su ocupación, de su cuidado, se halla la raíz de su ontológica necesidad de asirse en su más genuina originalidad que en cada momento YA ES, y para eso tiene que preguntarse por el sentido de las cosas.

En este sentido, pues, la Masonería, sigue teniendo constitutivamente la misma validez que siempre ha tenido, porque, como hemos visto más arriba, una de las finalidades principales del método iniciático es permitir al hombre el acceso a la gestión de esta arquitectura interna del ser, y esta, salvo que nos vuelvan a fundir, es la que es.

LA MASONERÍA ES VIGENTE PORQUE LA VIDA EN EL MUNDO, ENTRE LOS DEMÁS, A DETERMINADO, DETERMINA Y DETERMINARÁ SIEMPRE, UNA ESPECÍFICA Y PERMANENTE PROBLEMÁTICA CUYA RESOLUCIÓN DEBE AFRONTAR EL SER HUMANO EN SU PROCESO DE MADURACIÓN.

Aquí, sólo me voy a referir a dos ejes principales de esta problemática:

El primero: LA COMPLEJIDAD DE NUESTRAS MOTIVACIONES

El Hombre, como cualquier otro animal, depende para su supervivencia de una específica actividad para la que dispone de una energía vital y unas pautas de comportamiento ensayadas y aprendidas, o simplemente heredadas genéticamente. Se sabe que aquellos grupos de homínidos que supieron convivir en mayor número, tuvieron más éxito, pero la razón de este éxito no ha consistido tanto en la cantidad de individuos como en la complejidad de las interacciones sociales, creciente en progresión geométrica respecto de la cantidad, y que estas, mutatis mutandi, dieron origen a lo que de manera general llamamos razón.

Para poder manipular tal complejidad, se desarrolla simultáneamente un lenguaje que permite intercambiar información e integrar a la prole mediante un proceso de aprendizaje llamado socialización. Este proceso de socialización no sólo implica el aprendizaje del lenguaje, conlleva además, ante cada una de las experiencias de aprendizaje, una respuesta afectiva propia, aunque modulada fuertemente por los educadores o el grupo social con quien se viva dicha experiencia. El lenguaje nos permite tanto la identificación de los fenómenos que nos hacen frente en el mundo, como la identificación de los estados internos y referirnos a ellos, en una especie de auto-conversación.

En este proceso socializador, y como para rematar la complejidad de la situación, además de un lenguaje y de una modulación de nuestra vida afectiva, se nos inculca un preciso código moral consistente en un efectivo sistema de auto-gratificación /auto-castigo para ajustar nuestra conducta a lo socialmente conveniente.

Pero la cosa no termina aquí, porque tras el aprendizaje viene el uso y, tras este, los hábitos. Hábitos que nos proporcionan virtudes y vicios, estrategias, preferencias, voluntad, autocontrol para gestionar nuestros hábitos,…

Seguramente, si me hubiera limitado a decir que el ser humano es muy complejo y que ni él mismo conoce las verdaderas razones profundas de su conducta, todos habríamos estado de acuerdo. Pero he creído oportuno aportar a la discusión los materiales que producen tal complejidad para dejar bien claro que, tras la emergente conducta del individuo que se manifiesta en palabras y actos, se esconde un verdadero laberinto de intenciones que interesa investigar (interpretar).

El segundo eje: LA COMPLEJIDAD DEL MUNDO: LA PROFANIDAD

A esta complejidad de nuestra estructura motivacional se añade otra aún más difícil de desentrañar: la de la cultura social que nos acoge y nos integra. Tres aspectos quisiera considerar aquí:

En primer lugar hay que destacar la enorme complejidad de nuestro sistema de interacciones sociales, frente a la relativamente manejable relación con las cosas. Lo verdaderamente complicado es tratar con el “otro”, y prueba de ello es que las ciencias físicas han avanzado muchísimo más que las humanas. ¿Por qué interesa resaltar esto? Pues porque conviene darnos cuenta de que el principal caudal de actos comunicativos humanos se producen para gestionar esta convivencia con los otros. Los científicos han hallado una correlación entre el tamaño del cerebro y la complejidad social de las comunidades animales, es decir la capacidad de establecer alianzas, de simular, de reconocer, entre los semejantes, a los amigos de los enemigos., etc. En la vida social, ponerse en el lugar del otro es poder anticipar sus movimientos, o sea, interpretar al otro, y esto significa poder ¡todo un prodigio de elaboraciones mentales!

Un segundo factor a tener en cuenta es el poder encubridor de lo cotidiano. La repetición, el hábito, el placer de hacer lo que ya se sabe hacer y reconocerse en ello, la tendencia a la imitación, la búsqueda de la aprobación social, terminan condicionando la conducta a elementos superficiales de la situación y la razón primaria y originaria que tales actos pudieran tener quedan velados, encubiertos para el actor, si es que alguna vez llegó a tener alguna justificación clara para ellos.

Pero, no sólo es el individuo quien se olvida de la razón primaria de sus actos; también la sociedad, la cultura, el lenguaje por lo tanto, se aleja de sus motivos originarios, haciendo más difícil aún la recuperación del origen que ahora ya, inevitablemente, debe pasar por un trabajo previo de deconstrucción.

Y así deambulamos, confortablemente perdidos en una maraña de costumbres, por este azaroso mundo, intentando comunicarnos con un lenguaje que no significa lo mismo para todos; con unas metas que no sabemos muy bien si responden a las frustraciones de nuestros padres, a las propias nuestras, o a las de la sociedad “bien-pensante” que tiene la manía de querer prefabricarnos la vida; sintiendo vergüenzas y remordimientos que no tendríamos que sentir; ahogándonos en nuestras habladurías y en la acelerada obsolescencia del mundo que se nos ofrece, pero que nos dispensan de asumir la tremenda responsabilidad de nuestro propio proyecto. En fin, el Hombre, un ser perdido del sí-mismo, de su êthos, enajenándose en el mundo.

Una aclaración se impone para justificar el despectivo tratamiento dado a esta inclinación natural del Hombre a sumirse en el mundo. En realidad sólo se trata de una argucia retórica para hacer más evidente la otra inclinación, igual de natural, aunque más oculta y sin embargo más primaria, de buscar su coherencia interna, de autodeterminarse, de elegir su destino. Para el cultivo de esta otra inclinación también va a hallar en el mundo y en los otros, las herramientas, las ayudas y los materiales necesarios. Esta inclinación sería tan susceptible de caricaturización como la primera. Lo que en este punto quiero expresar es que no se trata de oponer un vil mundo consumista y reclamativo en el que el Hombre se pierde, frente a un mundo interior o divino, mágico, verdadero a fuer de subjetivo, en el que el Hombre se encuentra consigo mismo. Más bien se trata de evidenciar las dos actitudes básicas que el Hombre puede ejercer, estando en el mundo, porque en ellas radica la consustancial ambigüedad del ser humano. Ambigüedad que, por otra parte, se retroalimenta interiormente por una dialéctica constante entre esos dos polos en tensión, produciendo como resultado la trama de la vida humana. En nuestro mundo masónico estos conceptos equivaldrían a los de Mundo Profano versus Mundo Sagrado (Templo).
LA MASONERÍA ES MÁS NECESARIA QUE NUNCA PORQUE LOS RETOS QUE TIENE ANTE SÍ LA HUMANIDAD NO TIENEN PARANGÓN CON SITUACIONES ANTERIORES Y POR LO TANTO EL DEBATE ÉTICO TIENE QUE REPLANTEARSE MÁS QUE NUNCA EN TÉRMINOS DE UNIVERSALIDAD.
Pienso que el mundo de nuestros días viene determinado por cuatro líneas de acontecimientos que interactúan entre sí, y que se desarrollan con una gran autonomía respecto de las voluntades políticas o de los intereses generales. Son como grandes jinetes cuya figura aún anda definiéndose entre apocalíptica o caballeresca. Me refiero al crecimiento demográfico, el deterioro ecológico, el vertiginoso desarrollo tecnológico y la globalización. El régimen de cambios sociales, de mentalidades, de hábitos, de gustos y formas de vida, es tan acelerado que en pocas décadas tendremos instalada sobre la faz de la tierra una civilización que tendrá muy pocos parecidos con lo que hoy conocemos.

Y, sin embargo, el humano del mañana tendrá la misma estructura ontológica que el de hoy, y todo lo que será mañana se encuentra contenido en las posibilidades que hoy ya tiene ante sí. Todo dependerá de su sabiduría para escoger aquellas posibilidades que lo conduzcan a una vida con mayores oportunidades para la felicidad y menores tasas de sufrimiento. Para ello deberá centrar su desarrollo, como individuo y como grupo, en tres habilidades humanas, y en ellas radican nuestras propuestas de trabajo:

1) una creatividad que permita emprender el desarrollo integral y sostenible de los pueblos, DE TODOS LOS PUEBLOS.
2) una capacidad negociadora y mediadora que permita alcanzar acuerdos hacia nuevos sistemas éticos de aceptación universal y
3) una solidaridad inquebrantable con la vida.

Creo que si sabemos sobre-izarnos sobre estas potencialidades humanas conseguiremos transfigurar a nuestros jinetes apocalípticos en buenos aurigas que tiren del carro del progreso.

Para el masón, estas propuestas no son más que la extensión de su propio método de trabajo y de los valores sobre los que este se asienta: solidaridad, trabajo, libertad para construirse.

Este modelo de convivencia que es una Logia constituida en CENTRO DE UNION nos puede servir de inspiración para orientar la construcción de una sociedad que, protegiendo el florecimiento y respeto de las diferencias garantice que ninguna de ellas se erija en predominante y se adjudique privilegios. En definitiva estoy hablando de una sociedad LAICA entendiendo la laicidad, no como una práctica anticlerical (con la que desgraciadamente se confunde a menudo) sino como una definición normativa de alcance universal donde todo aquello que sea constitutivamente valido para el ser humano, incluido el cultivo del sentimiento religioso, cada uno en su forma y medida, sea respetado e incluso protegido.” (fin de cita José Luis Cobos. GLSE)

12. Análisis del periodismo masónico: ¿ qué es lo bueno y malo de este intento de muchos hermanos esparcidos en el mundo y en especial a los que lo hacemos en español?

El trabajo de comunicación y relación que las nuevas tecnologías nos permiten ha de tener un importante papel en la acción de la masonería en el futuro, y el trabajo de periodismo masónico que muchos hermanos -como vosotros- hacen, además en español, es muy valioso porque nos permite intercambiar experiencias y reflexiones, pensar juntos sobre los retos y desafíos a los que debe hacer frente la masonería y crear así las herramientas conceptuales que conviene a nuestras logias, compensando la prevalencia de otros discursos, en inglés o en francés, que son también valiosos pero que no siempre son congruentes con nuestra sociología, nuestra tradición intelectual o nuestra sociabilidad particular. Creo que podemos ser universales manteniendo al mismo tiempo los pies en el solar cultural y lingüístico que nos es más propio.

13. ¿Como académico masónico, cuál es tu mensaje a las logias de América hispana y el consejo a los hermanos que aspiran ser hombres libres y de bien que nos leen?

Creo que el único consejo que me atrevo a darles es que sean sinceros con su compromiso masónico, que sean críticos y reflexivos, que no se conformen con las respuestas de siempre, o con meros argumentos de autoridad, con fórmulas retóricas, que exijan más, que profundicen que lean, que se documenten, que aprovechen de las experiencias y reflexiones de otros hermanos y hermanas y que sean capaces de acomodarlas en su propio solar.

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