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MASONERÍA Y FILOSOFÍA; UNA APROXIMACIÓN AL TEMA

Por Iván Herrera Michel
Publicado en CULTURA MASÓNICA N° 6
Enero –Marzo de 2011
(http://masonica.es/cm/revista_cm_enero_2011.pdf)

Es un hecho incontrovertible el que la Masonería es un fenómeno plural que ha abarcado - y abarca - diferentes respuestas a la actitud interrogativa que define la actitud filosófica.

La Masonería moderna se inició como un fenómeno sociológico del siglo XVIII, netamente europeo, en el que, por lo tanto, brillaron por su ausencia las filosofías amerindias, la filosofía árabe pre islámica, las filosofías del África subsahariana, la filosofía mística del Tíbet, y la filosofía japonesa, para citar tan solo unos cuantos ejemplos.

En este orden de ideas, los diferentes linajes ideológicos en que se divide la Orden discrepan en que algunos ofrecen respuestas dogmáticas a las preguntas filosóficas, otros consideran más importante las respuestas racionales, y algunos más poseen un marco conceptual en el que conviven intuiciones espiritualistas y raciocinios aristotélicos.

De cualquier manera, cuando la Masonería moderna nace, lo hace inmersa en el ambiente burgués del Reino Unido, en el cual las afirmaciones que se hacían desde las ciencias experimentales desafiaban los discursos religiosos dominantes, en los que la filosofía y la teología marchaban de la mano, y las religiones cristianas legitimaban el derecho a gobernar.

En este escenario, la táctica inicial de los Masones precursores consistió en utilizar los privilegios de las antiguas Logias Operativas para amparar el estudio de los "principios fundamentales de la naturaleza", prohibiendo al mismo tiempo las discusiones sobre teología y asuntos de Estado, lo cual, en esos momentos, era una decisión políticamente correcta.

Pero como la Masonería surge a lomo de caballo de la Modernidad, los rasgos fuertes de la filosofía del humanismo, tales como la secularización del conocimiento, el fortalecimiento de la ciencia y el impulso del librepensamiento también la afectaron en gran medida, resultando en consecuencia que una rama de la Masonería puso el acento de sus reflexiones en la dignidad intrínseca del hombre y en su valor social.

También es un hecho innegable, el que la Masonería emana de un ambiente cristiano que gravitaba sustancialmente sobre el legado de las dos más importantes escuelas filosóficas y teológicas de la edad media, a saber:

1) La Patrística: Esta escuela de pensamiento se da entre los siglos IV y VIII de nuestra era. En ella los pensadores - San Agustín de Hipona entre otros - concilian la idea de la existencia de un alma planteada por Platón con los dogmas cristianos; y

2) La Escolástica: Que es un movimiento que se presenta del siglo XI al XV de nuestra era, y tiene como eje central las tesis de Santo Tomás de Aquino, quien retoma el pensamiento racional aristotélico y lo incorpora a la teología cristiana abriendo la discusión entre fe y razón como manifestaciones de un mismo dios, conceptos que en caso de contradecirse deben priorizar lo que predique la fe.

De ahí, que cuando se designa a un Pastor anglicano, y a otro presbiteriano, para redactar la base normativa de la Orden, el ascendiente cristiano se volvió un imperativo categórico que ha llegado hasta nuestros días, aunque con el tiempo también perdió influencia en algunas ramas de la Masonería. En especial, las que pasaron por el tamiz de la filosofía del humanismo en Francia.

Es decir, que la base sociológica europea del siglo XVIII unida a la nueva libertad para pensar del humanismo, común en la Filosofía y en la Masonería, propicia la pluralidad de inclinaciones filosóficas que observamos en la actualidad.

Por ejemplo: Algunas Grandes Logias exigen a sus miembros que deben creer en la inmortalidad del alma, y esto es una clara herencia de la filosofía "Dualista" de Platón que divide al hombre en cuerpo y alma.

Otras Obediencias precisan la creencia en un Ser Supremo, que es, a su vez, una herencia común del judaísmo, el islamismo y el cristianismo. Y otras no lo hacen, separando la filosofía de la teología en sus Logias.

Y el tema no es lineal, ya que podemos encontrar en nuestros Talleres elementos provenientes de diferentes fuentes. Por ejemplo, Grandes Logias fuertemente racionalistas dan un significado cualitativo a los números tres, cinco, siete, etc., lo cual no es ni más ni menos que una concepción Pitagórica alejada de toda racionalidad empírica o experimental, pero que entre nosotros son símbolos que poseen una función constructiva.

Por otra parte, algunas Masonerías consideran que temas como los de la moral, la ética, etc., son relativos al observador y solo toman con firmeza aquellos conocimientos que han sido sometidos al tamiz de la experiencia verificable. Otras Masonerías basan sus sistemas de valores en conceptos metafísicos, la espiritualidad, las tradiciones hebreas, etc.

Podemos encontrar en nuestros discursos Masónicos coincidencias con los trabajos de Kant, Hegel, Marx, Krause, entre otros pensadores del siglo XIX; inclusive, los textos de Darwin y los antropólogos aportan nuevas direcciones a las discusiones sobre las cosas que estamos dispuestos a aceptar. Ocuparnos de cada tópico en particular excedería los limites de este escrito que solo intenta una aproximación a las principales escuelas filosóficas que han influido a la Orden.

De todos modos, en cuanto se refiere al siglo XX, y al margen de aquellas Masonerías que buscan una experiencia mística en sus miembros o mantienen una posición filosófica derivada de la conciliación del mundo griego con los contenidos bíblicos, un observador desprevenido notaría con facilidad que el discurso masónico liberal de hoy comparte especulaciones con por lo menos las siguientes escuelas filosóficas, por su preocupación por temas tales como la libertad, la voluntad, el pensamiento crítico y la filosofía de la ciencia, etc., que son conceptos básicos bastantes trajinados en amplios sectores de la Orden Masónica desde el siglo XVIII:

1) Existencialismo: Resalta el rol decisivo de la existencia, la libertad y la elección individual basado en el pensamiento del filósofo francés del siglo XVII Blas Pascal, en cuanto afirmaba que "una filosofía sistemática que se considera capaz de explicar a Dios y la humanidad representa una forma de orgullo". Sus principales cultores en el siglo XX fueron Søren Kierkegaard, Federico Nietzsche, Martín Heidegger y Jean-Paul Sartre;

2) Estructuralismo: en este movimiento filosófico el lenguaje es clave. Surgió en Francia en el año 1955 cuando el antropólogo Claude Lévi-Strauss publicó un artículo con el título de "El estudio estructural del mito: Un mito", en donde afirmaba que el mito "como el resto del lenguaje, está formado por unidades constituyentes que deben ser identificadas, aisladas y relacionadas con una amplia red de significados".

Entre los principales pensadores de esta escuela se destaca el historiador Michel Foucault, quien se propuso resaltar el que las ideas básicas que la gente considera verdades permanentes sobre la naturaleza humana y la sociedad cambian de acuerdo al momento histórico y a la cultura. Foucault propone que el hombre desarrolle una ética individual en la que cada uno lleve su vida de tal forma que los demás puedan respetarla y admirarla;

Por su parte, y dentro de la escuela estructuralista el psicoanalista Jacques Lacan, sostuvo con énfasis que "el dominio del lenguaje de los otros es el núcleo de la alienación psicológica";

3) Posmodernidad: Esta corriente filosófica se acostumbra a datar a partir de 1970, y cuenta entre sus pensadores a nombres de la talla del español Fernando Savater, el francés Jean- François Lyotard, el rumano Emil Cioran, el italiano Gianni Vattimo, etc. Ellos estiman que esta última versión de la filosofía, con todo y su carga de desencanto y revisión de la modernidad y el humanismo, no es sino es una reedición actualizada de los viejos sofistas griegos que sostenían puntos de vista filosóficos mucho más amplios que los de una escuela en particular, y desestimaban con un gran sentido crítico a quienes sostenían verdades absolutas y/o oficiales; y

4) Otros Filósofos: Vale la pena también, mencionar los trabajos relacionados con el estudio de la voluntad adelantados por Arthur Schopenhauer, los de la crítica al idealismo de Bertrand Russell, y los de la filosofía de la ciencia de Karl Popper, ya que de sus ideas se encuentran claras referencias entre los masones.

A grandes rasgos, la Masonería es una construcción humanista levantada sobre el terreno cristiano de la Europa renacentista, con el fin inicial de separar la filosofía y la ciencia de la teología.

En su expansión, la Masonería, dada su virtud de punto de encuentro de personas de diferentes opiniones, puso en contacto a las más variadas escuelas del pensar filosófico en distintas medidas y de acuerdo a la inclinación personal de los miembros de cada Gran Logia.

La relación entre la Masonería y la Filosofía siempre ha sido la de un compartir ideológico y es incuestionable que desde el siglo XVIII muchas Logias han servido de caja de resonancia para el éxito social de muchas ideas filosóficas. Y en la actualidad, la calidad de Taller de opinión y/o de centro de reflexión de la Masonería progresista sigue llevando a la Orden la influencia de las nuevas especulaciones filosóficas.

No obstante, la perdida actual de vigencia del Humanismo y de la moral basada en dogmas está haciendo languidecer a muchas Grandes Logias que en el pasado fueron muy activas y tuvieron una gran membrecía. Mientras tanto, otras Masonerías están apareciendo o fortaleciéndose con una lectura no prejuiciada de las tradiciones, la doctrina, el simbolismo y los grandes documentos de la Orden.

De ahí, que el reto actual de la Masonería con miras a su supervivencia sea el de mantener la competitividad ideológica en el mundo de hoy. 

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