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"Mis amigos me han abandonado"


El 25 de marzo se cumple otro aniversario de la proclama que San Martín dirigió al pueblo chileno en uno de los momentos más dramáticos de la guerra independentista.

Juan Marcelo Calabria - Asociación Cultural Sanmartiniana “Mi Tebaida”

Después de la batalla de Chacabuco ocurrida el 12 de febrero de 1817, José de San Martín creyó haber afianzado la independencia de Chile definitivamente, y así lo confirmaba en el parte de la acción que envió al Superior Gobierno de la Provincias Unidas del Río de la Plata, en cuyo último párrafo expresaba: "Al Ejército de Los Andes queda para siempre la gloria de decir: en veinticuatro días hemos hecho la campaña, pasamos la cordillera más elevada del globo, concluimos con los tiranos y dimos la libertad a Chile". 

Estas arrogantes palabras dan idea sin duda del orgullo que sentía el Libertador en aquellos momentos de victoria; sin embargo la realidad determinaba que el resto de los ejércitos realistas se refugiaba en el sur para hacerse fuertes en la Plaza de Talcahuano y desde allí resistir la avanzada patriota. A partir de ese momento la guerra de la Independencia allende los Andes se estancaba en una meseta en la que realistas y americanos disputarían palmo a palmo el territorio chileno.

A principio de 1818 y luego de un año de acciones infructuosas, San Martín y la Logia Lautaro de Santiago decidieron que la división del sur, comandada por O'Higgins se replegara hacia la capital a fin de reunir las fuerzas y dar una batalla decisiva contra el enemigo. 

La retirada de Concepción comenzó en enero con el fin de concentrar las tropas en el campamento instalado al sur de Valparaíso.

Entre tanto en la capital, a fin de retemplar los ánimos y dar un nuevo impulso a la guerra independentista, el Libertador José Francisco de San Martín, unido a las autoridades de Chile, proclamaba solemnemente el 12 de febrero de 1818 la Independencia de aquel país.

El 19 de marzo con las tropas patriotas ya reunidas y ante la amenaza del ejército de Osorio, San Martín ordenó que el ejército unido acelerara su marcha con el fin de cortar el avance de su adversario, sin lograrlo por las dificultades que presentaba el terreno cortado por barrancas y pantanos, irregularidades topográficas que le dan el nombre de Cancha Rayada; por dos veces la caballería patriota al mando de Antonio González Balcarce trató de romper las filas enemigas sin conseguirlo. 

Así las cosas en la noche de ese día 19 uno de los más intrépidos oficiales realistas, el general Ordóñez decidió cargar contra el ejército sanmartiniano logrando una pronta victoria en lo que se conoce, para las huestes patriotas, como el desastre de Cancha Rayada.

La derrota produjo la dispersión del ejército unido y gran parte de las tropas y pertrechos se perdieron, incluso el mismo O'Higgins que había participado en la acción, fue gravemente herido y su caballo muerto en batalla. 

Al llegar la noticia a Santiago, la confusión hizo presa del pueblo chileno y muchos que habían apoyado la causa independentista huyeron prontamente a Mendoza. 

Mientras la incertidumbre crecía y se desconocía el paradero de O'Higgins y San Martín, en Santiago, Tomás Guido junto a los patriotas chilenos, tomaban los recaudos necesarios para resistir la avanzada realista que se suponía se concretaría en breve sobre la capital chilena. 

Así estaban las cosas cuando se conoció la noticia de que el General Las Heras había salvado una de las divisiones patriotas y escapaba del enemigo al frente de 3.500 hombres dirigiéndose hacia San Fernando. Allí se encontró con San Martín que le encomendó reorganizar las tropas en tanto él seguía camino hacia Santiago.

Al llegar a la capital Guido se adelantó para recibirlo y allí, acongojado por la derrota, San Martín dijo a su querido lancero: "Mis amigos me han abandonado, correspondiendo así a mis afanes". A lo que Guido respondió: "No General, rechace usted con su genial coraje todo pensamiento que lo apesadumbre. Sé bien lo que ha pasado y si algunos hay que sobrecogidos después de la sorpresa le han vuelto la espalda, muy pronto estarán a su lado. A Ud. se le aguarda en Santiago como su anhelado salvador".

En efecto el 25 de marzo, San Martín ingresaba a Santiago y, ante la mirada expectante de los chilenos, exclamó: "El ejército de la patria se sostiene con gloria al frente del enemigo? los tiranos no han avanzado un punto de su atrincheramiento? la Patria existe y triunfará y yo empeño mi palabra de honor de dar un día de gloria a la América del Sur".

Y el día de gloria llegaría pronto. Tan sólo 11 días después el Ejército de los Andes, junto a las divisiones de Chile, daba la gran victoria de Maipú que aseguró no sólo la independencia de Chile sino que abría la puerta para la expedición Libertadora hacia el Perú y animaba los esfuerzos de los ejércitos bolivarianos. 

Simón Bolívar se encontraba en Angostura cuando, al conocer la victoria lograda por el Ejército de los Andes en los llanos de Maipú, exclamó: "El día de la América ha llegado", San Martín había dado ese día como muchos otros que lo consagrarían como uno de los hombres más grandes de América cumpliendo con su palabra empeñada aquel 25 de marzo de 1818.

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