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Entre la escuadra y el compás: Adopción de luvetones

Por Ysrael Molero Borges

Cuando un querido hermano llega a la correspondiente tenida, el líder le interroga sobre su procedencia, a lo cual el recién llegado le responde: "vengo de la logia de san Juan", esto evidencia su venida desde el mundo profano. Traigo este pasaje a colación porque hoy se celebra el día de san Juan Bautista, el predicador que bautizó a su primo Jesucristo en el río Jordán y cuyo nombre está vinculado con la tenida blanca de adopción de luvetones en nuestras logias.

Esta ceremonia trascendental se debe a la convicción que tienen nuestros hermanos de la necesidad de combatir el dominio de las pasiones y por otro, la superstición y el fanatismo. A tal fin, es necesario educar a las nuevas generaciones de acuerdo con el imperio de la razón y la moral, de manera que es imprescindible comenzar dicha instrucción en el seno de la propia familia, formando a los hijos en los sublimes principios y práctica de la masonería. Quienes respaldarán tal proyecto serán los padrinos del luvetón, los cuales permitirán culminar la importante labor del padre masón, aunque la muerte se interponga.

Durante el bautismo masónico, como es usual dentro de la Orden, se hace uso de comparaciones alegóricas cuyas metáforas harán comprensibles las ideas que se entregan. Así, se utiliza agua para sus semejantes; o el sorbo de leche que significa el emblema de la protección y asistencia que le dispensará la Masonería, convirtiéndose en su segunda madre. Como último símbolo, se investirá al niño con el mandil, que representa la insignia de la faena, haciéndole conocer que el trabajo dignifica al hombre, en tanto que la ociosidad lo degrada.

Por otra parte, hoy 24 de junio, se presenta el día más largo del año y por supuesto, la noche más corta. Este fenómeno se presenta en los países situados en el hemisferio norte del planeta Tierra, concretamente en el trópico de Cáncer. En esta etapa el Sol ilumina al planeta garantizando el rejuvenecimiento y fecundación de la madre Tierra, lo cual se traducirá en abundantes y fructíferas cosechas. Podemos compararlo con la vascularización del endometrio en espera del óvulo que más pronto que tarde será fertilizado.

En definitiva, el solsticio de verano preconiza la mayor viabilidad de las semillas, su consecuente germinación y producción de frutos; asociando este lenguaje con la incorporación de nuestros ahijados en la ceremonia de adopción de luvetones que se realiza en los templos masónicos auspiciando su protección y formación como hombres y mujeres libres y de buenas costumbres, en la total y verdadera extensión de la expresión.

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