Ángel Gigante Martínez,
A.·.M.·.
R.·.L.·. Manuel Iradier Nº 26
Vitoria-Gasteiz
Gran Logia Simbólica Española
Erase una vez...... Los arquitectos de todos los tiempos, han llevado como emblema el compás y la escuadra, es curioso como con pocas herramientas, dándoles un buen uso se puede llegar a construir templos que perduran por los siglos.
Existe un edificio y templo emblemático que la historia lo contempla como a una de las grandes obras de la humanidad. Se trata del templo de Salomón, en cuya arquitectura están los secretos de la sabiduría ancestral y que hasta nuestros días, sus planos se conservan como una obra de arte (perennis e universalis).
Es curioso, como con una plomada, una escuadra, un compás, una regla, se puede cimentar las grandes obras de la arquitectura. Y a base de mazo y cincel se construyeron templos de tanta grandeza, que aun en nuestros días resultaría muy difícil de igualar, el simbolismo que encierran las grandes obras. Es curioso cuando se contempla como durante los siglos la piedra tallada nos envían mensajes hasta nuestros días. Claro la cuestión es entenderlos. Desde el principio de los tiempos el hombre a tratado de revelar sus secretos en forma de clave para que aquel que lo leyera en el futuro los pudiera entender, la cuestión es descifrar los códigos que se usaban. Sin ir más lejos, los jeroglíficos egipcios nos intentan hablar en su simbólico lenguaje y hay infinidad de traducciones. Pero es curioso como el hombre de sabiduría, usando metáforas, parábolas, y jeroglíficos, intentan comunicar con el hombre del futuro.
Y yo pregunto: ¿Cual es el secreto, o que intención se tiene cuando yo, hoy , que soy albañil hago mi casa y dejo en los cimientos un escrito de que estamos aquí y ahora, y el que lo lea lo hará sobre los escombros de este edificio? ¿Que tiene el ser humano, que a pesar de todo, hace una carta a sus tataranietos para que ellos intenten descifrar el código del lenguaje que hoy estoy hablando? ¿A quien le interesara esto, dentro de 500 años? La verdad es mi inquietud quien me lleva a ser yo mismo, en otra forma, el que levantara la piedra que hoy tapo con cemento.
Y aunque se que tendré otro nombre, y posiblemente tendré otro sexo, estoy seguro que me hará sentirme mejor. Pensando en ese momento futuro que queda por venir, me pregunto: ¿Que gano yo haciendo esto? Y la respuesta es de satisfacción por lo hecho mientras se hace, y en el momento de encontrarlo. A ver si busco la herencia de mi tatarabuelo, que según me dijo mi abuela, tenía otro tatarabuelo que era rey, y así de paso le doy otro repaso a la historia a ver que es lo que hice en existencias pasadas. Aunque bien visto, me voy a retirar, que se me seca el cemento. Bueno pues, así son las cosas y así se las hemos contado. Sin mas, un fraternal saludo a mi tatatatatatararabuelo Salomón.