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EN DIÁLOGO CON EDUARDO CALLAEY


Por Iván Herrera Michel

Al Masón, escritor, guionista, periodista, editorialista e historiador argentino Eduardo R. Callaey lo conocí por su obra, y a su obra por pura y simple casualidad.

De paso por su Buenos Aires natal hace ya más de un lustro, y en el curso de una visita que hice a la sede de Gran Logia Femenina de Argentina, se me informó que la Gran Logia de Libres y Aceptados Masones de Argentina poseía en su primera planta un pequeño almacén que podría tener algo de mi interés. Como soy asiduo a las tiendas de artículos Masónicos, inmediatamente la fui a inspeccionar.

Allí, en medio de toda clase de pines, insignias, Etc., me topé con un libro azul de su autoría del que no había oído hablar, titulado “Monjes y Canteros. Una aproximación a los orígenes de la francmasonería”. Lo hojee rápidamente y fue lo único que compré. Al llegar a casa ya lo había leído, glosado y rayado en el avión. Y en mi libro “Historia de la Masonería” lo cito. En adelante, he comprado todos sus libros: "Ordo Laicorum ab Monacorum Ordine", "La Masonería y sus Orígenes Cristianos", “El otro Imperio Cristiano; De la Orden del Temple a la Francmasonería”, "El Mito de la Revolución Masónica" y "De Templo Salomonis Liber". También leo frecuentemente los artículos que publica en su blog TEMAS DE MASONERÍA, y en ocasiones intercambiamos impresiones por correo electrónico.

Ahora, Eduardo Callaey me ha aceptado un diálogo franco y abierto, así que veamos como se desarrolla.

1) Mi Q:. H:. Eduardo, ¿Quien es exactamente Eduardo Roberto Callaey?

Q.•. H.•. Iván, ante todo mi agradecimiento por este diálogo en momentos en que la masonería, cualquiera sea su vertiente, debe ponerse al servicio del hombre en una sociedad convulsionada por grandes y trascendentes cambios.

Podría comenzar diciendo que soy un hombre que ya ha pasado los cincuenta y dos años, de los cuales, durante los últimos cuarenta estuve enamorado de la Historia. Mi posterior interés por las religiones y –casi como una consecuencia- por las denominadas Sociedades Secretas, forma parte de ese amor por la Historia. Me atrevería a decir que la historia moderna y contemporánea es incomprensible sin la participación de Sociedades Secretas, como es el caso de la francmasonería.

Soy padre de tres hijos, dos de ellos ya adultos, y una adolescente. Estoy casado con Luciana, que a su vez tiene un hijo también adolescente; así que cuento un total de cuatro. En mi mujer tengo el apoyo más fuerte y la crítica más dura. Recientemente he sido abuelo por segunda vez. Vivo una vida sencilla. Me siento feliz y agradecido de lo que Dios me ha dado. Fui formado como católico en el seno de una familia católica. Intento ser un buen cristiano, que es mucho más difícil que ser un buen masón.

En mi actividad profana administro una empresa y trato de hacerme tiempo para escribir e investigar, que en definitiva es mi gran pasión. Esto no se hace de otra manera que con esfuerzo y la comprensión y el apoyo de la familia.

Trato de vivir en consonancia con los principios morales de nuestra Orden, cosa difícil, pero es aquí donde se aplica perfectamente aquello de que sigo siendo un aprendiz que cuadra su piedra, como puede.

Me gusta la literatura medieval, en particular aquella que ha surgido en las últimas décadas y apunta a una historia de las mentalidades. Disfruto de las discusiones con amigos, del buen vino, de la música de Lorena Mackenit y las novelas de caballería. Cuando puedo trato de encontrar un poco de silencio en la paz de los monasterios benedictinos, en sus bibliotecas y hospederías. Soy aficionado a la cocina que es casi un arte alquímico (creo que el buen comer es también una influencia benedictina).

Finalmente, y para entrar en tema, vivo con profunda preocupación la pérdida de los valores espirituales de nuestra sociedad, la deshumanización que ha traído consigo la tecnología, la ruptura del tiempo propio que nos impone la vorágine en la que vivimos y, especialmente, la pérdida paulatina del concepto ontológico que afirma que el hombre es una conjunción de aspectos materiales y espirituales. De algún modo esta preocupación está plasmada en mis libros, pues la francmasonería ha sido un factor fundamental en el proceso de secularización que ha transformado a Occidente. Vivo en Buenos Aires, aunque sigo de cerca la evolución de los acontecimientos en Europa y Medio Oriente, lugares donde se está definiendo, en este mismo momento, aquello que Raimon Panikkar denominaba “la especie cultural cristiana”.

Me cuesta comprender la realidad latinoamericana, el estancamiento de algunos países de la región y las carencias sociales de un subcontinente que debiera constituir una potencia cultural y económica pero que vive sumido en contradicciones y sinrazones en medio de altos índices de corrupción.

Creo que este es un buen resumen de lo que soy.

2) ¿Qué esperabas encontrar en la Orden Masónica cuando te Iniciaste en 1989? ¿Realmente encontraste lo que buscabas?

Puedo decir, sin lugar a dudas, que encontré lo que buscaba y que la masonería me ha dado mucho más de lo que yo le pude dar a ella.

Llegué a la Orden Masónica a los treinta años. Me inicié creyendo firmemente que la francmasonería era la Escuela Iniciática por antonomasia. Cuando me quitaron la venda y vi por primera vez el Oriente, estaba convencido de que tenía ante mis ojos al mismísimo Sanhedrin del Templo de Jerusalén. Sin embargo, antes de que finalizara esa primera Tenida caí en la cuenta de que la mayoría de los miembros de la Resp.•. Logia Sol de Mayo Nº 8 eran ateos, de extracción socialista y que el Taller había sido refugio de numerosos republicanos españoles exiliados en Buenos Aires en el que habían dejado su impronta política. De hecho, algunos de ellos, casi centenarios, estaban vivos y concurrían a las Tenidas. En el Ara descansaba la bandera de la República Española.

Esta circunstancia me desconcertó. Definitivamente no había vestigio alguno del esoterismo que esperaba encontrar y el eje de la logia pasaba por la acción política. Por cierto, mi condición de cristiano fue una fuente de conflicto desde el primer día, o mejor dicho, desde mi primera plancha. Creo que fue un grave error de los Maestros de Sol de Mayo iniciarme en sus filas en vez de derivarme a logias que tuvieran un contenido más a fin con mis expectativas. Aun así, Sol de Mayo fue un verdadero ejercicio de tolerancia y una escuela en la que aprendí a respetar las ideas de los demás.

Años después la Logia se escindió y con un numeroso grupo de HH.•. levantamos columnas de una antigua Logia, América Nº 32 en la que tuve el honor de ser electo Ven.•. Maestro en dos períodos. Con posterioridad presidí las Resp.•. Logias Unión Justa y Lautaro. En el año 1999 fui electo Gran Consejero de la Gran Logia de la Argentina, cargo que desempeñé hasta 2003.

Luego, como producto de mis investigaciones, tomé contacto con el Régimen Escocés Rectificado –la Masonería Cristiana- al que adherí casi naturalmente. Trabajo actualmente bajo jurisdicción del Gran Priorato de Hispania que administra este Régimen en España y que ha desembarcado cuerpos Rectificados tanto en México como en Argentina. Mi rectificación tuvo lugar en la Justa y Perfecta Logia Tau Nº 2, en Barcelona.

3) Cuéntanos un poco, iniciado en el año 1989 y con veintidós años de estudio aplicado ¿Qué es la Masonería?

Hoy es relativo hablar de Masonería como una unidad. Entiendo que resulta más adecuado hablar de masonerías. No obstante ello, creo que aun existe un concepto universal de Orden Masónica en sus tres grados especulativos, a la que defino como una formidable herramienta de formación intelectual y espiritual, cuya base es la Iniciación. Como Escuela Iniciática, la Orden Masónica otorga al individuo la posibilidad de examinarse profundamente, sincerarse frente a sí mismo y alcanzar una plena realización como ser humano. Nos permite ser capaces de entender al otro, o como diría un viejo amigo, entender la otredad del otro. La Orden nos libera de fronteras y nos acerca a un sentido de inmediatez y proximidad con el prójimo. Nos impone una conducta social y un compromiso con la educación. Pero, fundamentalmente, nos provee de un lenguaje simbólico que aplicado adecuadamente puede transformarnos en verdaderos Hermanos de los que más nos necesitan y en Maestros de nosotros mismos.

4) En tu opinión, ¿Qué se quedó en el camino de la diversificación de la Masonería Especulativa en los últimos tres siglos?

Se ha perdido, esencialmente, algo que estaba muy claro en un principio: La capacidad de crear las condiciones de un futuro determinado. Es decir, cuanto más indago más me acerco a la conclusión de que los masones del siglo XVIII y el XIX tenían claro a dónde querían llevar a la sociedad y eran capaces, con sus acciones individuales y también de forma mancomunada y coordinada, de generar cambios profundos. Esa solidaridad masónica hoy está quebrada y no se restablecerá en tanto mantengamos la anomia, la ausencia de debate y el ataque personal. ¿Por qué no somos capaces de reunir una Asamblea Universal de masones? ¿Por qué no somos capaces de reconocer que hemos manipulado los rituales a nuestro antojo, según la época o el tinte político de la conducción de cada Obediencia? ¿Por qué no somos capaces de asumir nuestra propia idea de que podemos ser Uno en la Diversidad? La respuesta es que estamos en presencia de una gigantesca fragmentación, el proceso inverso al que habla de crear el Orden desde el Caos. En mi opinión, lo que ha quedado en el camino es el Orden del cual partía la solidaridad, expresada en la Cadena de Unión, y no me refiero a la que adorna algunos templos sino a la otra, la que siente el calor de las manos.

5) No sé si estoy en lo correcto, pero yo noto en el avance de tu obra un marcado y progresivo énfasis en dejar muy sentado que los orígenes de la Masonería son católicos y monacales. ¿Me equivoco?

No, no te equivocas, pero vale la pena aclarar esta cuestión. A fines de la década de 1990 siguiendo la huella de Paul Naudon, encontré una serie de documentos que me impactaron notablemente. Me refiero a documentos benedictinos de los siglos VIII, IX, X y XI, anteriores al nacimiento de las guildas medievales. Estos documentos son libros incluidos en las monumentales Patrología Latina y Monumenta Germaniae Historica. Nos llevó años clasificarlos y aun los estamos traduciendo. Estos documentos demuestran, sin más vueltas, que el simbolismo masónico, el sistema de toques y señas, la organización de las distintas jerarquías o grados en la construcción de iglesias, catedrales y abadías y el conjunto alegórico del Templo de Salomón, fueron diseñados por un conjunto de grandes abades benedictinos, desde Beda “El Venerable” hasta Wilhelm de Hirsau.

La primera parte de esta investigación desató una furibunda controversia. Como se trataba de documentos “católicos” (¿había acaso otra iglesia en Europa entre los siglos VIII y XI?) resultaban inadmisibles para algunos HH.•. con posiciones irreductiblemente antirreligiosas. ¿Cómo podían admitir que el simbolismo masónico tuviese un origen monástico? No lo aceptaban, pero allí estaba escrito.

La anécdota más curiosa que recuerdo de esa época fue que en una discusión en pasos perdidos, una de las máximas autoridades actuales de la Gran Logia me espetó en la cara que no creía en tales patrañas porque yo bien podría haber manipulado la traducción del latín! Pero cuando hablamos de latín no estamos hablando de escritura cuneiforme o de jeroglíficos egipcios así que, recientemente, comencé a publicar las traducciones directas, tanto de las obras de Beda como las de Rabano Mauro y Wilhelm de Hirsau de modo que todos puedan consultar las fuentes. Estoy seguro que hay miles y miles de masones en el mundo que dominan el latín y que podrán explicarle al actual Pro Gran Maestre de la Masonería Argentina que las traducciones son correctas. Por otra parte a diferencia de una década atrás, en la que había que encontrar estas obras en las bibliotecas de los grandes monasterios, hoy están cargadas en enormes bases de datos de acceso público, en internet. Basta con Google.

Ahora bien, ¿En dónde radica la controversia? Muchas Instituciones de Occidente tienen sus antecedentes en el Imperio Carolingio, cuya organización estuvo a cargo de Alcuino de York y otros prominentes benedictinos. Que el sistema simbólico alegórico de la masonería haya sido inventado por los benedictinos no significa que la masonería sea católica sino que allí hay que buscar su origen. Sería lo mismo que decir que la minúscula carolina (que aun utilizamos en nuestro alfabeto) es católica porque la diseñaron y dispusieron su uso los benedictinos.

El vínculo entre la Masonería y la Orden de San Benito fue cotidiano hasta bien entrado el siglo XVIII. Era habitual que las logias funcionaran en las abadías y monasterios. Me remito al censo realizado por el Prof. Ferrer Benimeli. Mi conclusión es que existe un sector en la Orden que siente tal repugnancia por cualquier manifestación religiosa o –más específicamente- por la Iglesia Católica que seguirá negando esta realidad. Pero lo cierto es que voy a continuar insistiendo en que los orígenes de la masonería están en las abadías benedictinas, cosa que los benedictinos aceptan como lo más natural del mundo.

6) Perdona lo que te voy a preguntar, pero bien sabemos que tus escritos sobre los orígenes cristianos de la Masonería han creado grandes y muy vivas controversias. Hasta me han dicho Masones argentinos que escribes para complacer al Opus Dei del cual eres miembro activo, y de paso me han sugerido que no te lea. Te aclaro que yo nunca he hecho caso a este tipo de recomendaciones y hasta me disgusta que me las hagan, pero ¿Por qué no aprovechamos y separas de una vez por todas el trigo de la cizaña en la controversia desatada?

Esto es fácil de aclarar. Estoy divorciado dos veces y casado en terceras nupcias, así que no creo, desde el vamos, que califique para candidato del Opus Dei, organización a la que considero sectaria, intolerante y fruto de una desgraciada concepción del poder dentro de la política del Vaticano.

Ahora bien, los avatares de la política interna que enferma a nuestra Orden hicieron que a principios del siglo, cuando mi país se debatía en una crisis feroz, apoyara activamente el diálogo entre Masonería e Iglesia que, iniciado por el ex Gran Maestre Eduardo Vaccaro, fue profundizado exitosamente por el ex Gran Maestre Jorge Vallejos. Eran momentos en que las fuerzas vivas del país necesitaban restablecer el caos. Tanto la Iglesia como la Masonería eran y son, indudablemente, instituciones representativas en la Argentina, circunstancia que hacía necesario ese diálogo de reconciliación. Esas reuniones, entre hombres supuestamente ubicados en campos antagónicos, se cobraron numerosas víctimas. No fue perdonado por los radicales de ninguno de los dos lados. Los sectores más recalcitrantes de la Iglesia Católica le hicieron pagar caro la iniciativa al entonces presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, junto con otros religiosos de menor jerarquía que tuvieron que dar explicaciones. De igual modo, algunos Hermanos con reminiscencia de destripafrailes no nos perdonaron la osadía de dialogar con la Iglesia. Si no doy más detalles de este asunto es porque no haría otra cosa que perjudicar a muchos que aún lamentan, con dolor, lo sufrido.

Tampoco se me perdona haber rendido homenaje a Teresa de Calcuta en la Revista Símbolo, del mismo modo que no se me perdona denunciar el hostigamiento que sufrieron numerosos masones católicos, condenados a una doble excomunión: La de la Iglesia y la de sus propios hermanos.

En 2007, luego de una brutal campaña desatada contra HH.•. de extracción católica, renuncié a la Gran Logia de la Argentina por entender que es inadmisible que un masón sea hostigado por su religión.

En cuanto a los libros que escribí, reflejan mi pensamiento y mis investigaciones. Algunas Grandes Logias “regulares” de América Latina prohibieron su venta en las librerías de sus locales. Si hoy vienes a la Argentina no creo que tengas la posibilidad de comprar un libro mío en la sede de la Gran Logia. Esas mismas Grandes Logias se jactan de pregonar el Libre Pensamiento. No me extraña que te hayan desalentado a leerme. Es una manera torpe de evitar que otros acudan a las mismas fuentes que me llevaron a estas conclusiones y que puedan evaluar por sí mismos dónde está mi tan trillado y absurdo alineamiento con el Opus Dei.

7) De igual manera, te han acusado de impulsar una Masonería cristiana en Latinoamérica, en el entendido de que eso no es correcto. Es de público conocimiento que no es esa la forma en que yo aboco lo de la Orden, y cuando me han hecho la observación siempre respondo que tú y yo nos hemos respetado siempre, nos leemos mutuamente y hasta estamos de amigos en Facebook. Sin embargo, digámonos las verdades de una vez por todas y de paso le aclaramos el tópico a mis amigos ¿Aceptas como legítima y válida la versión liberal, progresista y adogmática de concebir y practicar la Masonería? o ¿En tu concepto se trata de una desviación de la verdadera Masonería?

Impulso la Masonería Cristiana en Latinoamérica, la cual crecerá sin dudas en las próximas décadas en la medida que algunas Obediencias continúen hostigando a los masones cristianos. Pero principalmente, crecerá porque es la presencia viva de una Iniciación Masónica que está en armonía con quienes nos identificamos con el mensaje del cristianismo (sea romano, oriental o luterano etc).

En cuanto a la versión liberal, progresista y adogmática de concebir y practicar la Masonería, la acepto como legítima y válida en tanto se presente como iniciática. Esta condición está siendo paulatinamente eliminada en las Constituciones de numerosas Obediencias. Perdida la condición de Escuela Iniciática, creo que debiera cambiar de nombre, pues no sería Masonería. Por otro lado, caería en una absoluta necedad si no reconociera los esfuerzos que estas corrientes liberales –con ateos o sin ellos- han hecho en pos del progreso social de la Humanidad.

Respecto de si la considero una desviación, no creo que sea la palabra más adecuada. La Masonería ha sufrido diversas mutaciones a lo largo de estos tres siglos. Pero creo que todo tiene un límite y que la explosión de nuevas obediencias en los últimos años, es especial en Latinoamérica, ha traído una gran confusión en torno a qué podemos reconocer como masónico. No bastan un mandil y tres rituales.

8) Explícame, mi Q:. H:. Eduardo, ¿Es el Rito Escocés Rectificado, un Rito cristiano solo para cristianos o puede un Masón de fe islámica, agnóstico o budista practicarlo? ¿Admite este Rito a Masones que creen en un ser o principio creador pero no reconocen a Jesucristo? ¿Y cómo serían las cosas con los que no son creyentes o profesan espiritualidades ateas?

Me preguntan frecuentemente acerca del carácter supuestamente religioso de los rituales del RER. La primera impresión que un masón tiene al participar de un ritual del Rectificado es que se encuentra con el cuerpo completo, antes de que fuese descuartizado. Quiero decir con esto que no sólo se trata de un rito genuinamente masónico sino que uno descubre en él los vacios que han dejado las modificaciones posteriores. Recordemos que los rituales del RER se establecieron en 1782 y que desde entonces no han sido alterados.

A diferencia del REAA, en el que existen dos poderes separados (grados especulativos y grados filosóficos) con jerarquías propias, o de la Masonería británica en la que encontramos numerosas Órdenes con su propia soberanía (Santo Real Arco, Orden de Maestros Masones de la Marca, Ordenes de caballería del Temple y Malta) en el RER hay una sola cabeza y una estructura vertical en la que existe una clase simbólica u Orden Masónica, en la cual se confiere y lleva a término la iniciación masónica. Esta clase está subdividida en cuatro grados, pues a los tres universalmente conocidos se agrega el cuarto, denominado Maestro Escocés de San Andrés. Este cuarto grado provoca controversias que han hecho muy difícil su asimilación por parte de las denominadas Grandes Logias Regulares. Luego se accede a la Orden Interior, que es una Orden de caballería cristiana en ningún modo asimilable, ni a un sistema de altos grados, ni a los grados filosóficos. Es esta Orden Interior la que gobierna toda la estructura.

El Rito Escocés Rectificado es cristiano. Entre los principios sobre los que se sustenta queda explícita la fidelidad de sus miembros a la religión cristiana, fundamentada en la Santa Trinidad. A él pueden ingresar cristianos, o quienes, de corazón, intentan serlo. No hay nada en sus rituales que pueda ofender a un practicante de otra religión o a un agnóstico, pero como he dicho antes, la adhesión al cristianismo y el compromiso en profundizar la fe cristiana y el estudio de la doctrina esotérica enseñada por la Orden hacen que la admisión se vea limitada.

9) En tu libro “El Mito de la Revolución Masónica” afirmas que “la Iniciación Masónica puede concebirse como un rito de pasaje mediante el cual el hombre se reconcilia con su condición sagrada” (Pág. 251). A la luz de esto ¿Qué le dices a un Masón que se define como ateo? ¿Perdió el tiempo y el dinero? ¿Lo engañaron? ¿También estabas pensado en las mujeres cuando escribiste esto?

He discutido en muchas ocasiones esta cuestión. No me caben dudas de que existe una espiritualidad atea. Cuando me refiero a la condición sagrada del individuo lo que quiero transmitir es un estado de diferenciación con lo profano. Cuando abrimos los trabajos el Templo deja de ser un espacio profano para convertirse en otro trascendente. Es en ese espacio en el que, interactuando entre nosotros y los símbolos, alcanzamos una dimensión diferente. Pienso que la práctica del ritual necesita de un espacio sagrado. Existe una acepción interesante del término sagrado, que lo aparta de la idea de culto y que lo define como una noción que permite a un grupo o a una sociedad humana creer en una separación binaria (lo opuesto a lo profano).

Por lo tanto, si su búsqueda es sincera, un ateo no perderá ni su tiempo ni su dinero en la Masonería. El engaño, en todo caso, se produce cuando un candidato creyente es sometido a un ritual que habla del Gran Arquitecto del Universo, de la trascendencia y del Libro Sagrado sobre el que se le toma juramenteo, para luego descubrir, ya iniciado que los primeros perjuros eran sus iniciadores. Prefiero una Masonería abiertamente adogmática a esta otra que, manteniendo las tradiciones espirituales del siglo XVIII, traiciona las Constituciones y la Biblia sobre la que hace jurar a los recipiendarios.

Por último, cuando escribo masonería no pienso en géneros, aunque la Masonería a la que pertenezco sea masculina.

10) A propósito de las mujeres en la Masonería, en tu opinión ¿Qué tan regular es lo de la Masonería femenina y mixta que tanto auge ha tomado y que a veces vemos trabajando con más juicio que las masculinas?

La masonería femenina es una realidad instalada en nuestra Orden desde sus inicios especulativos. No me voy a detener en ejemplos ni a contar historias. En las últimas décadas ha tomado fuerza y vigor. En Argentina trabajan muy bien y han logrado afianzarse en el medio masónico. Conocí y admiré a Norma Mazur, fundadora e inspiradora de la Masonería femenina en Argentina. Las investigaciones de María José Lacalzada son un ejemplo de hacia dónde debemos dirigir la mirada para esclarecer el rol de la mujer en la Masonería.

En cuanto a la regularidad me animaría a preguntarte, mi Q.•.H.•. Iván ¿Qué es hoy regular? En mi opinión el derecho interpotencial masónico en base al modelo andersoniano, está en crisis. Es una cuestión pendiente y urgente que debiéramos abordar. Entiendo que cada Obediencia es soberana. Corresponde a su soberanía establecer si trabajará con exclusión de géneros o en forma mixta.

11) Cambiemos de temas, además de tus libros, has sido Editor Ejecutivo de la Revista Magíster (1998 -2001), Editor Ejecutivo de la Revista Símbolo (2000-2004), Director de la colección “Masonería Siglo XXI” (Kier, Buenos Aires, 2007-2011), y miembro de la Academia de Estudios Masónicos de Buenos Aires y del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española. Yo sé muy bien que escribir sobre Masonería no vuelve a nadie millonario, a menos que uno se llame Dan Brown. Sin embargo, y dímelo honestamente, ¿Sí está sirviendo para algo tanto esfuerzo y publicaciones que están saliendo al aire?

Q.•. H.•. Iván, si alguien puede imaginar que ganará plata escribiendo seriamente sobre masonería está absolutamente equivocado. Podría decirse que he tenido cierto éxito como autor. Mis libros se han publicado en varios países e idiomas, pero no podría vivir de lo que percibo en derechos de autor. No escribo para ganar plata. Mi satisfacción es que he podido transmitir ideas a través de ellos y que esto me ha permitido conocer infinidad de HH.•. e investigadores de diversos países de Europa y América. Tú lo entenderás bien; esto no tiene precio y hace que cualquier esfuerzo valga la pena.

11) ¿Qué te gustaría dejar a la humanidad y a la Masonería de tu paso por la vida?

Una señal de alerta. Somos depositarios de una tradición de siglos. Espero que mi pequeño esfuerzo sirva para que otros asuman la tarea de rescatar las páginas perdidas de ese enorme libro de nuestra historia. Estoy convencido de que la Masonería no sólo es la gran Escuela de Misterios de Occidente sino también el experimento sociológico más extraordinario que haya imaginado nuestra cultura.

12) ¿Qué consejo le darías a un Aprendiz recién Iniciado en la Orden?

Que escuche a sus Maestros. Que se interrogue diariamente acerca de las razones que lo llevaron a golpear las puertas del Templo, de modo tal que sea capaz de detectar a tiempo las desgracias que traen consigo la ambición de poder, las medallas y los oropeles que –aún bien ganados- no son más que el testimonio de aquellas intenciones que albergábamos en nuestro corazón el día que fuimos iniciados.

13) Danos una primicia: ¿Qué estás preparando en este momento?

Estoy completando mi investigación sobre el exilio masónico republicano español en la Argentina, cuya primera parte está publicada en las Actas del XI Symposium Internacional de Historia de la Masonería Española, realizado por el CEHME en Logroño, en 2006. Espero publicar la correspondencia de Juan Manuel Iniesta y de otros insignes masones españoles, escrita en plena Guerra Civil. Estos documentos arrojan luz sobre la acción de estos HH.•. y ayudan a comprender las tribulaciones de los más altos estamentos masónicos del Gran Oriente Español durante el conflicto.

Habrá también más traducciones de documentos medievales. Hay por delante un largo trabajo.

Muchas gracias, Q:. H:. Eduardo Callaey por haberme aceptado este dialogo, que seguramente será punto de partida en muchas Logias Masónicas para el trabajo de esclarecimiento a que estamos convocados los Masones.

Querido Hermano Iván, soy yo quien te agradece esta oportunidad de diálogo. 

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