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Las novelas llevan a los jóvenes a interesarse por la masonería

En los últimos meses, gracias a la presencia del tema en los medios y a la popularidad de dos novelas. En el país son 12 mil los miembros inscriptos, pero sólo la mitad tiene participación activa en las diferentes logias que componen la institución.
La palabra se mencionaba entre susurros y generaba miradas esquivas y hasta cierta temerosa reverencia: la masonería siempre estuvo envuelta en un halo de misterio. Hoy se autodefinen como una institución filosófica, filantrópica y progresista que mantiene como objetivo estimular el perfeccionamiento moral e intelectual de los hombres y los pueblos. Se dicen apolíticos, reniegan de ser considerados secta y tratan de abrirse a la comunidad a través de sus principios: libertad, igualdad y fraternidad.

Están en el país desde su mismo nacimiento, en 1810, y sus orígenes se remontan a la Inglaterra de 1719. Su historia y mito es el leit motiv de las dos novelas con mayor rating en el país, El elegido, (Telefe), y Herederos de una venganza, (El Trece), que suman casi cuatro millones de televidentes en Capital Federal y Gran Buenos Aires, y unos siete millones en todo el país. El fenómeno ficcional generó un nuevo despertar del interés por el tema y gran cantidad de jóvenes se acercan deseosos de iniciarse en las logias.

En la Biblioteca Joaquín V. González, ubicada en el centro de Capital Federal, y tras flanquear la puerta de ingreso, se encuentra un busto de Domingo F. Sarmiento, y sobre la columna que lo sostiene, el símbolo de la escuadra y el compás. El Gran Maestre de la masonería argentina, Jorge Clavero, recibió a PERFIL y habló sobre el “reverdecimiento de la masonería” entre los jóvenes.

“Hay un nuevo auge porque se puede difundir el tema. En los últimos meses, gracias a la presencia del tema en los medios y a la popularidad de dos novelas, recibimos una gran cantidad de e-mails de jóvenes consultando sobre los requisitos y las bases de la agrupación”, cuenta Clavero orgulloso, y agrega: “Trabajamos en las casas de estudios, especialmente con la Universidad de Buenos Aires donde daremos una cátedra de libre pensamiento. Sería interesante que existan más autoridades masonicas de menor edad”, confió. En el país son 12 mil los miembros inscriptos, pero sólo la mitad tiene participación activa en las diferentes logias que componen la intitución. Existen 3 mil miembros en Buenos Aires y Capital Federal, el resto están esparcidos en las provincias y más de 500 de ellos tiene menos de 30 años. Desde 2008 hasta diciembre de 2010 se registró un crecimiento del 47% entre sus miembros.

Los requisitos para asociarse parecen simples: ser una persona “libre de prejuicios y de buenas costumbres”, además de pagar la cuota mensual, cuyo monto no quisieron revelar, y demostrar un alto nivel intelectual.

El mestro José Marguliz resalta que su iniciación fue por una búsqueda de valores. “Necesitaba un lugar que me contente y me forme como mejor individuo. Acá encontré pares que compartían mis principios. Me inicié a los 25 años cuando estaba terminando una licenciatura en administración de empresas y leía El Código Da Vinci y El símbolo perdido, lo que me llevó a interesarme en la masonería y decidí ser parte de una logia para mejorar el mundo”, cuenta el joven empresario masón, que a los 29 años se dedica al la administración de su empresa familiar.

Martin Macharo se inició a los 21, y siete años después pasó a liderar una logia. “Estudiaba derecho y me topé con la temática, investigué y decidí sumarme. Me ayudó a crecer como persona y además como profesional. Tengo muchos amigos interesados que me consultan y también se quieren iniciarse”, sostuvo. “Para mí, la masonería es un sistema de enseñanza que ayuda para ver el mundo de otra manera”.

Con la aparición de ambas ficciones, El elegido y Herederos… , se abre una nueva etapa joven en la masonería. Clavero confiesa que las novelas fueron evaluadas en reuniones entre los integrantes. En ambas, ciertas logias son el eje central de la trama y se las presenta como un grupo cerrado cuyos miembros adhieren a “la luz” o a “la oscuridad”. Incluso, algunos son asesinos. “A lo largo de toda la historia siempre hubo quienes hicieron prensa contraria a la masonería. Los reales somos nosotros y no se puede mezclar con ficción. No abrimos un juicio de valor sobre lo que se muestra, pero los guionistas nunca nos consultaron sobre cómo es realmente la institución o lo que hace. Usan nuestro símbolo, la escuadra y el compás, pero eso no refleja lo que es un masón”, concluyó el Gran Maestre.

Millones de televidentes

Dos novelas relacionadas con las sectas que dan lugar a un mundo secreto. Con 14 puntos de rating, (1,4 millones de perosnas) el El elegido, protagonizada por Pablo Echarri, cuenta la vida de un ambicioso abogado que trabaja en el estudio jurídico de Oscar Nevares Sosa (Lito Cruz), miembro de una logia que se relaciona con la masonería. Están dividios en dos miembros, los “de la luz”, liderado por Echarri, Paola Krum y Martín Seefeld y los de “la oscuridad”, donde Lito Cruz, es el líder del eje del mal. Los simbolismos de la masonería juegan un papel más que fundamental, aunque con una connotación de muerte, misterio y suspenso.

Herederos de una venganza, que redonda 18 puntos de rating, (1,8 millones de personas) se centra en los habitantes de Vidisterra, un pueblo dedicado al cultivo de la vid. Algo oscuro alberga la cava de la bodega mayor de Vidisterra. Allí se reúne una logia milenaria liderada por el Gran Maestre –rol de Alfredo Alcón– y de la cual participan las personalidades más poderosas del pueblo, en el que se destaca Rodolfo Ranni, en su rol de intendente, que muestra su lado ambicioso y oscuro. En la logia, creen en las profecías reveladas por el Gran Maestre a través del Libro Sagrado, donde se asegura la llegada fin del mundo.

Fuente: perfil.com

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