R:.H:.Antonio Campos Romay
Gran Inspector de Relaciones Institucionales de la GLE (DOGMATICA)
Una hermosa frase pronunciada en los Valles de Madrid por el Muy Serenísimo Gran Maestre del Grande Oriente de Italia, "no es política,es moral" a mi entender muy ajustada da pie a una reflexión que puede ser de interés a luz de la preocupación dentro de la Fraternidad en relación a que en algunos casos la política como elemento menor pueda hacerse presente en nuestro trabajo disturbando alguno de nuestros mas queridos principios.
Que lo político no siempre se da dentro de los límites de lo ético, es un hecho sobre el que nos ilustran las páginas de la historia universal. Por otro lado, desde la constatación del hombre como un animal político, el pensamiento humano ha elevado tal actividad a un lugar de privilegio dentro de sus restantes preocupaciones en elrecorrido habido hasta nuestros días desde la Grecia clásica.
Un hombre libre y de buenas costumbres, un hombre maduro y juicioso no puede sentirse ajeno a la "polis" y a participar de la responsabilidad de pensar los problemas que conlleva la vida ensociedad y su administración. La siguiente cuestión son las características de la relación entre moral y política y en la armonización entre ambas y el debate que puedan generar sin menoscabode las indicaciones de nuestros antiguos Landmarks. Se trata de valorar la licitud masónica que implicaría el debate sobre el quehacer político sin fracturarlo de su horizonte moral. O sopesar como contrapartida el riesgo de abrir la puerta a efectos de políticas inspiradas en cánones falaces o sufrir los impulsos de gobernantes carentes de escrúpulos para usar sus medios para un fin político distante del bien común o del bien individual en un ejercicio abusivo del poder ó al servicio de una determinada idea nociva. Nada extraño en si mismo y que el siglo XX desgraciadamente nos ha permitidovisualizar en mas de una ocasión.
Platón nos muestra su tenaz defensa de la política realizada dentro del ámbito de lo ético. Subordinada a la ética como una vía efectivapara ejercer, no sólo una moral social sino también, una moral individual. En tal medida la política debe ser instrumento de larealización del bien y ejercer la moral social. Sin duda estaríamos ante una virtuosa práctica masónica. Sócrates complementa la políticaética, haciendo constante llamados al dialogo, donde el fin ultimo no es la victoria individual sino la búsqueda de la Verdad a través dela reciproca refutación, y la amistosa aceptación de esta. Otra cualidad ciertamente bienamada por los francmasones.
Cuando se abre en la Masonería la posibilidad de discutir sobre los principios morales que nos conducen al bien político o, a la fundamentación ética de la política es necesario evitar la confusión, cuando no el temor ultra ortodoxo de estar en un debate inadecuado, involucrándolo con la practica partidaria, o la encaminada al ejercicio desnudo del poder desde una atalaya determinada. Nuestra aproximación a la política como síntesis de sociabilidad humana, debeentenderse como encuentro con un segmento de la moral. Un aspecto que difícilmente puede ni en el pasado ni en el presente tener cualidad deantimasónica. Y menos aceptar admoniciones sobre el particular, si proceden de voces ajenas ó interesadas, que pretendan dictarnos fronteras o acotarnos espacios.
La moral es una práctica, en sentido objetivo; es la aceptación tacita y expresa de normas no condicionadas y de un compromiso deprocedimiento. No puede haber disputa entre la política, como aplicación de la doctrina del derecho, y la moral, que es la teoría deesa doctrina; no puede haber disputa entre la práctica y la teoría.
Las dos tienen que ir completamente unidas.En consecuencia seria difícil hallar oposición entre la moral y la política. Puede existir, subjetivamente, por la tendencia utilitaristade los hombres. Ante ello es donde debemos los masones mantenernos en guardia y dominar la tentación presente en nosotros, so pretexto yargucia de la existencia de las flaquezas humanas.
La política en mayúsculas no puede dar un paso sin ser testada previamente por la moral. La política, compleja en sí misma, acrecienta su dificultad al coaligarse con la moral, siendo esta finalmente la que salva la cuestión. El derecho de los hombres debe mantenerse como algo sagrado. En este punto no caben revisiones, no es posible improvisar un término medio entre derecho y beneficio, antesala de un derecho condicionado en la práctica. La política debe inclinarse ante el derecho, para poder concebir la esperanza de que llegue el día en que brille limpia de mácula.
El comportamiento moral en lo diverso, es la política. Es decir, la práctica de la convivencia ciudadana aupada en la tolerancia, en la aceptación y el conocimiento del otro. En reconocer su parte positiva y ser comprensivo ante el error.
Moral son las costumbres aceptadas como bienhechoras y negociadas por la comunidad, no en calidad de verdades absolutas sino como elementos en proceso de construcción mediante la comparación, la discusión y la reciprocidad.No deja de tener interés para esta la reflexión una Nota Doctrinal que la Congregación para la Doctrina de la Fe, oído el parecer delPontificio Consejo para los Laicos, publica relativa al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política y que dirige a losobispos de la Iglesia Católica, a los políticos católicos y a todos los fieles laicos llamados a la participación en la vida pública y política en las sociedades democráticas.
"El compromiso del cristiano en el mundo, en dos mil años de historia, se ha expresado en diferentes modos. Uno de ellos ha sido elde la participación en la acción política: Los cristianos, afirmaba un escritor eclesiástico de los primeros siglos, «cumplen todos sus deberes de ciudadanos». La Iglesia venera entre sus Santos a numerosos hombres y mujeres que han servido a Dios a través de su generoso compromiso en las actividades políticas y de gobierno. Entre ellos,Santo Tomás Moro, proclamado Patrón de los Gobernantes y Políticos, que supo testimoniar hasta el martirio la «inalienable dignidad de laconciencia». Aunque sometido a diversas formas de presión psicológica, rechazó toda componenda, y sin abandonar «la constante fidelidad a laautoridad y a las instituciones» que lo distinguía, afirmó con su vida y su muerte que «el hombre no se puede separar de Dios, ni la políticade la moral»"
"La vida en un sistema político democrático no podría desarrollarse provechosamente sin la activa, responsable y generosa participación de todos, «si bien con diversidad y complementariedad de formas, niveles, tareas y responsabilidades»
Mediante el cumplimiento de los deberes civiles comunes, «de acuerdo con su conciencia en conformidad con los valores que son congruentescon ella, los fieles laicos desarrollan también sus tareas propias de animar el orden temporal, respetando su naturaleza y legítima autonomía cooperando con los demás, ciudadanos según la competencia específica y bajo la propia responsabilidad. Consecuencia de estafundamental enseñanza del Concilio Vaticano II es que «los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la "política"; es decir, en la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común que comprende lapromoción y defensa de bienes tales como el orden público y la paz, la libertad y la igualdad, el respeto de la vida humana y el ambiente, lajusticia, la solidaridad, etc."
El entramado civil de nuestras sociedades esta inmerso hoy dentro de un complejo proceso político, cultural y económico que reseñan sinla menor duda, el fin de un ciclo histórico y muestra la duda e inseguridad ante los horizontes novedosos. Hemos asistido a espectaculares transformaciones y conquistas de las que somosespectadores lo que nos permite comprobar el camino positivo que la humanidad ha realizado en su progreso y condiciones de vida y comoconsecuencia, su repercusión en las mejoras en la calidad de vida...
No es tarea de la Masonería formular soluciones concretas – y menos todavía soluciones únicas – para cuestiones que corresponden al juicio libre y responsable de cada uno. Pero, cuando la acciónpolítica tiene que ver con principios morales que no admiten derogaciones, excepciones o compromiso alguno, es cuando el empeño de los masones debe hacerse presente avalado por el ejercicio de suresponsabilidad. Ante estas exigencias éticas fundamentales e irrenunciables, los masones no pueden ser indiferentes. Deben saber que está en juego la esencia del orden moral, que concierne al bien integral de la persona.
Lo que como francmasones si es parte substancial de nuestro acerbo : Los derechos humanos…El derecho a la libertad de conciencia…El desarrollo de una economía social al servicio de la persona y del bien común…Un marco de justicia social…
Los principios de solidaridad y de subsidiariedad, según los cuales deben ser reconocidos, respetados y promovidos los derechos de las personas...La paz como valor supremo...El rechazo de la violencia yel terrorismo de cualquier sinrazón o etiología…El laicismo, que es a la vez el compromiso y el valor del común de la sociedad ante los excesos de la "confesionalidad predeterminada". Ante el que losmasones no pueden permanecer impasibles. Es la autonomía de la esfera civil y política de la esfera religiosa y eclesiástica y un valoradquirido que pertenece al patrimonio de la civilización.
Abundando este aspecto cabe citar las preocupaciones de líder católico Juan Pablo II que ha puesto varias veces en guardia contra los peligros derivados de cualquier tipo de confusión entre la esfera religiosa y la esfera política : «Son particularmente delicadas las situaciones en las que una norma específicamente religiosa seconvierte o tiende a convertirse en ley del Estado, sin que se tenga en debida cuenta la distinción entre las competencias de la religión ylas de la sociedad política. Identificar la ley religiosa con la civil puede, de hecho, sofocar la libertad religiosa e incluso limitar o negar otros derechos humanos inalienables».
Más que nadie, los fieles de las diversas religiones deben ser conscientes que el reconocimiento de los derechos civiles y políticos, y la administración de servicios públicos no puede ser condicionados por convicciones o prestaciones de naturaleza religiosa.
Ciertamente parecen mas que interesantes las palabras del Muy Serenísimo Gran maestre del Grande Oriente Italiano ante el entendible desasosiego de algunos miembros de la Fraternidad Universal ante los retos de la sociedad política y sus debates, cuando dice rotundamente, "no es política, es moral"…
"No es política, es moral"
jueves, junio 15, 2006