Por la H:. Rosa Tur
Desde Barcelona, Catalunya, Spain
Especial para la Revista Fenix
La evolución de la mujer está unida a la evolución de la vida social. Algunos incluso piensan que “se puede medir el nivel de evolución de una sociedad, por la importancia que se concede a las mujeres”.
El derecho al voto, el acceso a la escuela y a la Universidad, junto con las reformas legales y jurídicas que han equiparado los deberes y derechos del hombre y la mujer, han facilitado su inclusión en el mundo laboral por el ejercicio de una profesión remunerada, que junto a la revolución que significó -el autocontrol de natalidad- ha permitido que la mujer pueda haberse integrado –con pleno derecho- en todos los ámbitos de la sociedad.
Esta profunda reforma social propició que las mujeres se plantearan reflexionar sobre ellas mismas y desearan alcanzar un nivel de perfeccionamiento moral y espiritual que la Masonería Femenina como Sociedad Iniciática y Tradicional, ponía a su servicio.
La necesidad que tenía y tiene la mujer de profundizar en su autentica dimensión ha generado la búsqueda de su propia identidad dentro de la Masonería ya que no se reconoce en las imágenes y en el papel que de ella dan por hecho. La mujer masona adquiere –independientemente- razón de ser dentro de la sociedad al servicio de toda la Humanidad, y se resistía en todos los planos: morales, y espirituales, para poner al día las posibilidades que son suyas, y que –tradicionalmente- estaban poco utilizadas y ocultas.
La Logia es un lugar de encuentro privilegiado, donde el ritual permite que cada una, con la ayuda y el apoyo de las demás, tome conciencia de sus potencialidades y deseos más profundos, y, mediante los trabajos realizados, la confrontación respetuosa de ideas y opiniones, las conduce al ejercicio de la tolerancia, de la fraternidad y de la solidaridad.
El conocimiento de una misma, el escuchar a las otras, la búsqueda sin límites de la verdad en un lugar simbólico, como es la logia y el estudio de los símbolos, lleva ala transformación en profundidad de cada una de las mujeres y hacer de ellas los seres universales que desean llegar a ser desde el momento que inician su trayectoria espiritual.
Para acabar podríamos decir que hoy la mujer a pesar de que sigue viva la polémica sobre su derecho a la iniciación, entre las Obediencias que están en relaciones con la Gran Logia de Inglaterra y que persisten en la exclusión de las mujeres de la masonería, como decíamos, la mujer prosigue con paso lento pero seguro y decidido su trabajo masónico ya sea en logias mixtas ya en logias femeninas para conseguir su plena integración en la Orden masónica.
Esperemos que las voces que hoy se elevan pidiendo su plena admisión por todas las Obediencias sean oídas por todos aquellos que el sentido de la Tradición les impide aceptar que estamos en el siglo XXI.
De esa manera los hombres y mujeres masones podrán trabajar juntos para lograr esa Humanidad mejor que integre los principios de LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD y luchar por una sociedad más fraternal, más tolerante y mas justa.
La evolución de la mujer está unida a la evolución de la vida social. Algunos incluso piensan que “se puede medir el nivel de evolución de una sociedad, por la importancia que se concede a las mujeres”.
El derecho al voto, el acceso a la escuela y a la Universidad, junto con las reformas legales y jurídicas que han equiparado los deberes y derechos del hombre y la mujer, han facilitado su inclusión en el mundo laboral por el ejercicio de una profesión remunerada, que junto a la revolución que significó -el autocontrol de natalidad- ha permitido que la mujer pueda haberse integrado –con pleno derecho- en todos los ámbitos de la sociedad.
Esta profunda reforma social propició que las mujeres se plantearan reflexionar sobre ellas mismas y desearan alcanzar un nivel de perfeccionamiento moral y espiritual que la Masonería Femenina como Sociedad Iniciática y Tradicional, ponía a su servicio.
La necesidad que tenía y tiene la mujer de profundizar en su autentica dimensión ha generado la búsqueda de su propia identidad dentro de la Masonería ya que no se reconoce en las imágenes y en el papel que de ella dan por hecho. La mujer masona adquiere –independientemente- razón de ser dentro de la sociedad al servicio de toda la Humanidad, y se resistía en todos los planos: morales, y espirituales, para poner al día las posibilidades que son suyas, y que –tradicionalmente- estaban poco utilizadas y ocultas.
La Logia es un lugar de encuentro privilegiado, donde el ritual permite que cada una, con la ayuda y el apoyo de las demás, tome conciencia de sus potencialidades y deseos más profundos, y, mediante los trabajos realizados, la confrontación respetuosa de ideas y opiniones, las conduce al ejercicio de la tolerancia, de la fraternidad y de la solidaridad.
El conocimiento de una misma, el escuchar a las otras, la búsqueda sin límites de la verdad en un lugar simbólico, como es la logia y el estudio de los símbolos, lleva ala transformación en profundidad de cada una de las mujeres y hacer de ellas los seres universales que desean llegar a ser desde el momento que inician su trayectoria espiritual.
Para acabar podríamos decir que hoy la mujer a pesar de que sigue viva la polémica sobre su derecho a la iniciación, entre las Obediencias que están en relaciones con la Gran Logia de Inglaterra y que persisten en la exclusión de las mujeres de la masonería, como decíamos, la mujer prosigue con paso lento pero seguro y decidido su trabajo masónico ya sea en logias mixtas ya en logias femeninas para conseguir su plena integración en la Orden masónica.
Esperemos que las voces que hoy se elevan pidiendo su plena admisión por todas las Obediencias sean oídas por todos aquellos que el sentido de la Tradición les impide aceptar que estamos en el siglo XXI.
De esa manera los hombres y mujeres masones podrán trabajar juntos para lograr esa Humanidad mejor que integre los principios de LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD y luchar por una sociedad más fraternal, más tolerante y mas justa.