Autor: H:. Helmo Rodriguez Rosales.
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Porque el Gran Arquitecto tome en cuenta mis obras,
e ilumine mi senda con su Luz del Saber,
es que vengo gustoso, a pulir, con empeño,
la aspereza de mi alma, en éste amplio Taller.
Porque cada Maestro me señale la forma,
en que pueda algún día ser sereno y feliz,
en que anhelo que nunca, mientras pueda evitarlo,
me aprisione el cansancio de ser un buen aprendiz.
Porque admiro al Hermano que ya es Compañero,
yo me inclino sumiso, con unción y humildad,
cada vez que sus manos, noblemente extendidas,
me prodigan el vaso de Fraterna Amistad.
Porque, en fin, yo comprendo que mi Logia es el Templo,
donde nace el camino que conduce hacia el bien,
yo le ruego -de hinojos- al Sublime Arquitecto,
que no deje a las sombras que me traben los pies.
Porque así de rodillas, es más grande mi espíritu,
y es más breve este cuerpo de armazón terrenal,
y la Luz la recibo - con los brazos abiertos
en un gesto Infinito de humildad fraternal.