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Ecuador: Las mujeres masones buscan un reconocimiento mundial

FENIXnews - Ecuador. Para las mujeres, ser reconocidas en la masonería no es fácil. Un ejemplo: el 7 de marzo, Laura Acuña, venerable de la logia mixta Arte Real 6, pisó el templo de la Gran Logia Masónica Equinoccial luego de seis años.

Lo hizo para recordar a su ‘hermana’ Guadalupe Larriva, con quien compartió el pensamiento masónico 16 años. Y como si estuviese a su lado, le dijo: “¡Mira cuánto has logrado!”.

Para ella, estar en calidad de ‘venerable’ (cabeza) de su logia, frente a masones de una organización que no acepta a las mujeres era un hito. Y más aún si en el encuentro, por coincidencia o por destino, utilizó la túnica de Larriva, con su nombre bordado a mano en pequeñas letras blancas.

La Gran Logia de los Arquitectos de Acuario (Glada), a la que pertenecía Larriva, se originó en Brasil. Desde 1988 patrocina a cuatro talleres mixtos: Libertad 5, Arte Real 6 y Humanidad 12, en Quito, y Nueva Luz 7, en Cuenca.

Ese año, Marina de Medina y Dolores Ugarte, después de acompañar a sus esposos a un seminario masónico, se contactaron con Vera Facciolo, gran maestra de la Glada. Ella, además de iniciarles, les otorgó manuales para crear logias mixtas.

Así ellas empezaron a ‘edificar las columnas’ de su grupo Libertad 5, que a la postre sería la primera logia mixta del país.

La inclusión de las mujeres en el mundo masónico ha sido paulatina. Según Óscar Valenzuela, gran maestro de la logia Luis Vargas Torres 17, hasta mediados del siglo XX, “ los hombres no contaban ni siquiera a su familia que pertenecían a logías masónicas”.

Después hubo cierta apertura. Las mujeres solían acompañar a sus cónyuges a las reuniones y trabajar, ‘tras bastidores’, en un frente social conocido como Las Estrellitas de Oriente. Allí coordinaban las obras de caridad.

Pese a los esfuerzos, estos grupos siguen siendo considerados irregulares. De acuerdo con Fernando Gándara, la masonería originaria no admite la figura femenina, “porque para ser masón se necesita ser libre”. Y en décadas anteriores, “las mujeres tenían menos oportunidades por estar casadas”. Reconoce, empero, “que las condiciones de la mujer en la sociedad han cambiado”.

Rosa Sigüenza, de 14 años, sueña con integrar una logia. Ella acompañó a su padre Efraín a la tenida en honor a Larriva. “Mi sueño es ser gran maestra. Para lograrlo tengo que encontrar una logia en donde acepten a mujeres”.

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