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Trab:. De Ap:. - El ara prehispánica trascendental(*)

Por el A:. M:. Luis Eduardo Sánchez Casanova.·.

De la Aug:. Res:. Abn:. Y Per:. Log:.Sim:.”Justicia 56”
Or:. de Minatitlán Veracruz México


"Si se regenera el Ser, se regenera el Cosmos."
Delos




Una de las primeras enseñanzas dentro de la tradición es el origen.

Tloque Nahuaque, es la deidad prehispánica que no tiene representación alguna y de la cual se desprenden todas las posibles manifestaciones de su presencia conformando un rico panteón de cualidades y atributos masculinos y femeninos. Tloque Nahuaque, o como nuestro ancestros le llamaban El señor de cerca y de junto, Aquel por quien todos viven, esta colocado por sobre los cielos en el punto más alto del cual dependen y penden todas las cosas, no tiene límites, es invisible e impalpable.

El señor de cerca y de junto, se concebía como un par de opuestos complementarios que se les llamó Dios del Agua y Dios del Viento. El primero personificaba simbólicamente por los Nahuas a Tláloc y por los Mayas a Chac (dos serpientes de perfil que se tocan por la boca) deidad de todo lo que nos rodea en este mundo y que por su naturaleza esta compuesto por átomos y es energía condensada o materializada. El segundo se encarnaba como Quetzalcóatl o Kukulcán (serpiente emplumada), la otra energía de la que se compone el mundo, la energía espiritual o el soplo divino que le da conciencia a la naturaleza.

De entre el panteón, se reconoce una entidad femenina Olmeca, diosa análoga del agua, la vida y la fertilidad, que se muestra con un velo en el rostro y una S entre sus manos simbolizando el espíritu de la lluvia o el nombre de una constelación que los Egipcios relacionaban con el Águila y hoy denominamos como Escorpión. Sin desagregar estos significados recordemos que al interior de nuestros TTem:. y sobre el Ara, se debe posar este Signo zodiacal axial y vórtice de energías ascendentes y descendentes, aludiendo al Sol como centro de Universo (o mejor dicho, del sistema solar).

Esas energías se asociaban en la naturaleza con el huracán, que por cierto para el Popol Vuh, era el corazón del cielo con sus tres derivaciones. Esta terrible espiral ascendente y descendente da lugar a un orden renovante en la naturaleza, dando paso a un nuevo ciclo no sin antes pasar por un caos o etapa de obscuridad y recogimiento interior.

La importancia de esa doble espiral es fundamental, ya que nos señala una comunicación entre lo subterráneo, lo terrestre y lo celeste.

Si se observa el Chac Mool (figura humana recostada con las piernas recogidas, el torso arqueado en actitud de levantarse y el rostro volteado hacia el horizonte), veremos que a la altura del plexo solar, es decir sobre el ombligo del Chac Mool aparece un recipiente que aparentemente se utilizo como altar o piedra de los sacrificios, donde se le entregaba el líquido vital, esperando que ascendiera a los cielos por medio de un águila y complaciera así a los dioses.

Algo más curioso que eso, es que, está acostado en la misma posición en que se acostaban los iniciados egipcios cuando quería salir en cuerpo astral. Por lo que podemos intuir que el Chac Mool fue un adepto encarnado, es decir, uno de los grandes iniciados de la poderosa civilización serpentina del México antiguo.

La filosofía y la religión del México prehispánico, nos enseña que el universo humano esta condicionado por cinco direcciones, partiendo del ombligo o centro energético. Trazando una línea que dividía al ser humano en dos planos: tomando de la cintura a la cabeza, representaba el cielo con los órganos que ayudaban a exaltar el espíritu humano (el cerebro y el corazón) y tomando del ombligo a los pies, figuraba la tierra y tenía también dos órganos que ayudaban a que el hombre se aferrara a la tierra (riñones y los genitales).

Sin embargo se tenía otra división longitudinal del ser humano de manera simbólica. Así se tenía la parte derecha como el mundo solar, masculino, tangible o Tonal, y la parte izquierda como el mundo lunar, femenino, intangible o Nahual.

Los toltecas tenían como fin, el llegar a integrar en cada individuo el Quetzalcóatl, que representa el equilibrio entre lo espiritual y lo material, postrando sobre el cuerpo humano la cruz de los cuatro rumbos de su existencia, para así, integrándolos en el centro donde la esencia divina encuentra una expresión física (el ombligo) y equilibrando esas fuerzas, encontraríamos una quinta dirección con la que se obtiene la elevación espiritual y por consiguiente la trascendencia. Redundando en lo anterior al explicar que el centro umbilical es el sitio donde se unen el cuerpo, la mente y el espíritu.

Dentro de las ceremonias prehispánicas persistentes, podemos disfrutar de la ceremonia del temazcal, que esta basada en la bendición y en la purificación del cuerpo desde la tierra que es concebida como un ser femenino, el cual gesta y da a luz, por ende nos enseña que la tierra es La Madre de todo lo existente. Metafóricamente, los ancestros le llamaban la Casa florida del Señor del cerca y del junto, La flor en donde esta, en donde cura y ayuda la abuela, la diosa del temazcalli (Tlazolteotl, diosa de la transmutación física, mental, espiritual y emocional).
El temazcal, es también una representación del universo en donde confluyen los cuatro elementos tierra, agua, aire y fuego, los cuales interactúan con el cuerpo físico, mental, emocional y espiritual de cada uno de los presentes.

El reino mineral o las piedras utilizadas, son consideradas como la expresión terrestre de las energías celestes, y nos conectan con los orígenes, con el principio de los tiempos. El agua que baña las abuelas piedras inmediatamente se nos regresa de una forma más sutil, recibiendo la bendición de este líquido vital en forma de vapor. A través del líquido sagrado y del calor de la vida, se recibe el soplo de la memoria del primer aliento, con la energía medicinal del reino vegetal.

En el caso del temazcal de forma de vientre (pudiendo ser también rectangulares), se percibe como un circulo con un punto en el centro, tal como los alquimistas tienen representado al sol. A este circulo le complementa en el ombligo exterior un trazo de media luna, el cual esta bordeándolo, simbolizando la luna. Sol y Luna, oro y plata, masculino y femenino, dualidad en estado de equilibrio.

En el vientre del temazcal y por el vientre del temazcal, es posible restaurar la esencia primordial del ser humano, propiciar la comunión con lo Divino, lograr la reconciliación de los opuestos, alcanzar la transmutación suprema.

Así pues, después de poner a flote como se relaciona el Ara de los TTem:. MMas:., con el panteón prehispánico del México antiguo, la constelación de la transmutación, el sol como centro del sistema solar, los conocimientos iniciáticos de nuestra civilización ancestral, el ombligo como reflejo del centro energético en el ser humano, la ceremonia del temazcal como vía iniciativa por medio de los cuatro elementos, y por último pero no por eso menor importante, la manifestación del vórtice hacia la Divinidad, en los tiempos antiguos como en nuestra Ara dentro de nuestras LLog:.

Por lo tanto me atrevo a concluir, que de lo visible se infiere lo invisible por estricta analogía, demostrando el aforismo hermético cuya antigüedad se pierde en las noches de los tiempos:

" Como es arriba es abajo "

“Libertad, Igualdad, Fraternidad”

Es cuanto

(*) Trazado especial para FENIX

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