Por Ivan Layedra
Amigos, escribí unas pequeñas líneas sobre ese ser especial con el que nos identificamos todos de alguna u otra manera: el Padre:
Quiero explicar el perfil del padre de esta nueva era y para poder hacerlo no solo que deberé invitarlos a recordar los nombres de los hombres más famosos de la historia de la humanidad por que caería en la mezquindad, sino que les invito también a recordar esos nombres y a esos hombres que desde niños nos cuidaron, enseñaron, vigilaron y han formado hasta llegar en lo que somos: Nuestros padres. Si, en nuestro subconsciente diremos que no hay mejor mamá que la de uno mismo, así como también que no hay mejor papá que el de uno mismo, por que el corazón palpita a mil por hora cuando pensamos con le fondo de la canción de Piero en todas aquellas buenas cosas en nuestro querido viejo. Somos el espacio de trascendencia de nuestros progenitores, no podemos ni debemos caer en aquellas cosas que ellos nos alertaron siempre que evitemos y el reto para nosotros será tal vez llegar un poquito más lejos de lo que nuestros viejos han llegado si es que hay como medir ese objetivo, pero lo más importante de todo creo es procurar que nuestro viejo esté donde esté sienta orgullo de sus hijos.
Es que la tarea de ser padre es la más difícil y no existe centro de educación, ni ciencia y método que garantice que el rol de padre sea cumplido por nosotros a cabildad, es un trabajo a largo plazo, debemos ser entre otras cosas buscar tener habilidades y destrezas ilimitadas, estar dispuesto a trabajar horas extras, incluyendo noches y fines de semana listo para recibir llamadas las 24 horas del día. ¡Algunos viajes por la noche pueden ser requeridos, inclusive viajes a campings los fines de semana lluviosos y torneos interminables de deporte en ciudades lejanas! Los viáticos no se reembolsaran. Ser mensajero, chofer, súper héroe, director técnico de fútbol, basket, dejar de ser hincha del equipo favorito para hacerse hincha del club del Júnior, debemos ser una especie de camaleones para inmediatamente cambiar y transmutar nuestro conocimiento, de inmediato se requiere ser genio en matemáticas, trigonometría, álgebra o química para resolver esos problemas tan difíciles que por una nota los malévolos profesores envían a las pobres criaturas habidas de conocimiento, debemos convertirnos en abogados para defender a nuestros hijos de las injustas calumnias de los docentes, ex enamorados, la mamá cuando está brava y cualquier "injusto" que ha pensado en la culpabilidad de nuestras pobre víctimas de las circunstancias, cambiadores expertos de pañales, cajero automático de emergencia, payasos, fitipladis, saloneros y todólogos.
Debemos estar dispuestos a ser odiados, por lo menos temporalmente, cuando alguien necesite $5 o un permiso para desestresarse de tan agitada y complicada vida en uno de esos buenos sitios donde inocentemente farrean los chicos de estas épocas. Debemos poseer la energía física de Carl Lewis para ser capaces de ir del cero a 60 kph en tres segundos en caso de escuchar gritos en el patio de la casa. Debemos estar dispuestos a encarar con coraje y decisión los desafíos técnicos estimulantes, la reparación de pequeños aparatos, lavabos misteriosamente lentos y cierres de prendas de vestir atascadas. Debemos estar dispuestos a ser imprescindibles en un minuto, e ignorados en el próximo. Siempre debemos esperar lo mejor y estar preparados para lo peor.
Estas y más habilidades muchas de ellas desconocidas para nosotros mismos son las que debemos cultivar e ir descubriendo en nuestro diario vivir, creo que lo más importante de todo siempre será recordar un enunciado que dice "Todo fluye afuera y adentro; todo tiene sus mareas; todas las cosas se elevan y caen; la oscilación del péndulo se manifiesta en todo; la medida de la oscilación hacia la derecha es la medida de la oscilación hacia la izquierda; el ritmo compensa." Es decir todo lo que nosotros hagamos nos será devuelto en la misma magnitud haciendo que las buenas enseñanzas que nos dieron nuestros padres sean transmitidas con la misma o mayor intensidad hacia nuestros hijos, de esa forma nos elevamos todos, elevamos la vibración de este mundo.
El ser buen padre o mal padre es algo tan relativo para los demás que creo yo que esa respuesta se verá salvada con el respeto, cariño, confianza y amor de nuestros hijos, para terminar sólo quisiera recordar otro precepto invalorable que recita: "Si tienes un hijo, regocíjate; pero sé consciente del depósito que se te confía. Haz que hasta los diez años te obedezca, hasta los veinte te ame y hasta la muerte te respete. Hasta los diez años sé su maestro, hasta los veinte su padre y hasta la muerte su amigo. Piensa en darle buenos principios tanto como bellas maneras; incúlcale rectitud esclarecida y honestidad sin tacha." La tarea no es fácil pero se la construye día a día.
El padre del Siglo 21 no se diferencia de la Madre del Siglo 21; el ser padre no es una condición biológica, sino espiritual.
Feliz día a todos los padres del mundo
El padre del siglo 21
domingo, junio 17, 2007