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BIOGRAFIA CLARA CAMPOAMOR: una revolucionaria, una gran mujer mason

Clara Campoamor (1888–1972), política republicana española, defensora de los derechos de la mujer y una excelsa mujer mason de su tiempo.

Nacida en Madrid en 1888. Es considerada como una de las madres del movimiento feminista y sufragista en España, siendo una de las primeras diputadas de las primeras Cortes de la II República. Defensora de la igualdad de derechos de la mujer, fue una de las impulsoras de la aprobación del voto femenino en las primeras elecciones republicanas, así como de la primera ley del divorcio.

Datos biográficos Nace en el barrio de Maravillas, actual Malasaña, en el seno de una familia sencilla y de pensamiento liberal-progresista. La prematura muerte de su padre le obliga a empezar a trabajar con apenas trece años como modista junto a su madre. En el año 1909 obtiene plaza por oposición en el cuerpo auxiliar de Telégrafos.

En 1914 obtiene una plaza como profesora en la Escuela de Adultos de Madrid, al tiempo que es secretaria del diario La Tribuna. En su época de actividad política participaría en periódicos como Nuevo Heraldo, El Sol y El Tiempo.

En 1922 decide concluir sus estudios de Bachillerato, lo que consigue rápidamente. Eso le permite matricularse en Derecho. En 1924 obtiene la licenciatura en Derecho por la Universidad de Madrid. Pasa a ser miembro del colegio de Abogados en 1925.

Inicia por esa época su actividad política, centrada en los derechos no reconocidos de la mujer. Participa en ciclos y conferencias universitarias, y comienza a publicar escritos hasta que en 1929 entra en el Comité Organizador de la Agrupación Liberal Socialista y pasa a Acción Republicana.

En los procesos de San Sebastián a los rebeldes de guarnición de Jaca de 1930 asume el papel de abogada defensora. Funda y preside la Agrupación Unión Republicana Femenina.

Posteriormente se une al Partido Radical, con el que, en 1931, es elegida diputada por Madrid. Es una de las primeras mujeres, junto a Margarita Nelken y Victoria Kent, en obtener un sitial en el Parlamento republicano.

Durante este primer período mantiene una dura polémica con Victoria Kent respecto al derecho electoral de la mujer. Kent representaba a quienes temían que la mujer, influenciada fuertemente por la Iglesia, no votase a los candidatos republicanos. Campoamor proclamaba el derecho inalienable al voto de la mujer sin depender de su orientación. Esta posición ideológica la enfrentó a sus propios compañeros de partido.

En la sesión del 1 de octubre de 1931, Dña. Clara, tuvo que escuchar en el Congreso que no se debía aprobar el voto femenino, "hasta que las mujeres dejaran de ser retrógradas" (Álvarez Buyita, Rico); "hasta que transcurran unos años y vea la mujer los frutos de la República y la educación" (Victoria Kent) o indefinidamente, "porque las mujeres son histéricas por naturaleza" (Novoa Santos); Hubo quieres proponían excluir esta cuestión de la Constitución para poder negarlo si las mujeres no votaban de acuerdo con el gobierno (Guerra del Río) o reducir el derecho a voto a las mayores de 45 años "porque antes la mujer tiene reducida la voluntad y la inteligencia" (Ayuso). Las otras dos únicas diputadas en aquél Congreso Constituyente, Victoria Kent, del Partido Radical Socialista, y Margarita Nelken, del PSOE, también feministas, consideraban inoportuno el reconocimiento del voto femenino y no lo apoyaron.

Finalmente, se aprobaría el cambio en la Constitución de 1931 por una ligera mayoría, quedando el texto como sigue: Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de 23 años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes. En el mes de diciembre de 1931 logró vencer una nueva maniobra para limitar el derecho de sufragio femenino.

Paradójicamente, las elecciones de 1933, primeras en las que la mujer tenía derecho a voto, significaron la victoria de la derecha política y la pérdida de los escaños de Campoamor y Kent.

En el 33 no consiguió renovar su escaño, en el 34 abandonó el Partido Radical por su subordinación a la CEDA y los excesos en la represión del golpe revolucionario de Asturias. Pero cuando, en 1934, pidió, con la mediación de Casares Quiroga, ingresar en Izquierda Republicana -fusión de radicalsocialistas, azañistas y galleguistas-, la sometieron a la humillación de abrirle un expediente y votar en público su admisión, que fue denegada. Dos afiliadas llegaron a pasear en alto su bola negra, jactándose de la venganza y no pudo por tanto ser candidata en las elecciones de 1936 que dieron la victoria al Frente Popular.

La inquina contra Clara Campoamor se debía a que muchos quisieron ver en la victoria de las derechas de 1933 la consecuencia del voto femenino, supuestamente derechista. Esa "explicación" no se sostiene cuando se considera que las izquierdas ganaron en el 36: las mujeres votaron en ambas elecciones. Pero Clara Campoamor sirvió de chivo expiatorio. Ella, se defendió por medio de un libro: Mi pecado mortal: el voto femenino y yo´publicado en junio de 1936, justo un mes antes del Alzamiento.

Tras el golpe militar de 1936, Clara siente su vida amenazada en el Madrid revolucionario. Parte de Madrid a Alicante y ahí embarca hacia Suiza vía Génova. Durante la travesía algunos falangistas se jactaron de que iban a matarla. En Ginebra se instala en casa de Antoinette Quinche y escribe una obra fascinante en que manifiesta su repulsión por las violencias cometidas en Madrid en nombre de la Revolución: La revolución española vista por una republicana que publicó en francés y sólo recientemente ha sido editado en español. En esa obra Clara no sólo se muestra como siempre lo fue, liberal e independiente, sino que proporciona el primer análisis histórico de la Revolución española y de la Guerra Civil y nos da su sincero testimonio.

Cuando en 1.951 quiso volver a España, Clara se encontró otro problema: era masona de la logia Reivindicación. El régimen de Franco propuso, al igual que con otros masones elegir entre dos opciones: dar los nombres de los masones que conocía, o pasar 12 años en la cárcel. Dijo que ser masona era un delito legalísimo cuando ingresó en la masonería. Eligió, otra vez, el ostracismo, el destierro y el olvido.

El exilio la llevó en distintas ocasiones a permanecer en Francia, Argentina y Suiza, donde moriría en 1972 en la ciudad de Lausana a la edad de 84 años. Sus restos yacen en el cementerio de Polloe, en San Sebastián, no en Madrid, dónde nació: San Sebastián era el lugar donde se encontraba cuando estalló la República.

Otros datos Tras la Transición se llevaron a cabo homenajes y reconocimientos que son valorados como escasos por organizaciones pro-igualdad de la mujer. Institutos, colegios, centros culturales, parques y calles recibieron su nombre. La Secretaría de Igualdad del PSOE instituyó los Premios Clara Campoamor que reconocen anualmente a aquellas personalidades o colectivos que se hayan significado en la defensa de la igualdad de la mujer.

En 2006, 75º aniversario del sufragio femenino en España, diversos colectivos comienzan una campaña para pedir el reconocimiento por parte del Congreso de los Diputados de sus aportaciones con la colocación de un busto en sus instalaciones.

Ese mismo año, en noviembre 2006, el PSOE ha editado una proposición no de ley solicitando al Gobierno que las políticas de igualdad tengan también su reflejo en la acuñación de moneda, la figura femenina elegida para que aparezca en las futuras monedas de euros fue Clara Campoamor, por ser la principal defensora del voto femenino en la Segunda República. Proposición que finalmente fue aprobada el Martes 12 de junio de 2007 por el Pleno del Congreso con el apoyo de todos los grupos parlamentarios salvo el PP.

Obras escritas por Clara Campoamor:
- El derecho de la mujer en España (1931)
- El voto femenino y yo: mi pecado mortal (1936)
- La révolution espagnole vue par une républicaine (1937)
- El pensamiento vivo de Concepción Arenal (1939)
- Sor Juana Inés de la Cruz (1944)
- Vida y obra de Quevedo (1945)

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