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Carta a M:.R:. Alfonso Peñaranda Murgira del M:.R:.H:. Arturo Rivera Del Piélago, Past Gran Maestre de la M:.R:.G:.L:. del P:.

Vall:. de Miami, octubre 15 de 2007

R:.H:.
Alfonso Peñaranda Murgira
Valle de Lima, Oriente del PERU

R:.H:.

Hoy día no es un día especial, es un lunes como cualquier otro, pero se hizo importante porque de pronto vuestra amable imagen irrumpió en mi mente y, tras la alegría de tan noble recuerdo, me inquietó la sensación de que debiéndoos tanto nunca reparé en mi obligación de devolveros la generosidad que me prestasteís.

Mi R:.H:. Alfonso, luego de varios años de ausencia, de ingrato silencio e injusta omisión, me atrevo a entregaros parte de la deuda fraternal que os guardo, deuda que fue acumu-lándose con el sacrificio diario que vuestras obligaciones os imponían.

Recuerdo claramente las largas sesiones de trabajo en las que vuestra profunda preocu-pación permitian que cada Logia de Provincias y de Lima reciban puntual y exácta atención a sus múltiples solicitudes. Nunca como entonces las Logias recibieron el respeto que como esencia y razón de cualquier potencia se merecen.

Recuerdo también vuestra importante asistencia a las sesiones de Gabinete, a menudo convertidas en largos y ardorosos debates en busca de soluciones que alivien las docenas de los justos requerimientos de nuestras Logias y HH:. Agradezco la constante voz de vuestro consejo, siempre preciso y puntual, pero adornado con esa humildad que engrandece a los hombres.

Como olvidar aquellas jornadas que, iniciándose a las 9 AM, solían terminar cuando la noche agotaba su horario. O vuestros viajes a provincias en mi representación, cuando nuestra apretada agenda hacia imposible mi presencia en los aniversarios Logiales.

No es posible detallar en tan corto espacio tanto esfuerzo realizado por vos en bien de nuestra Augusta Orden, espacio en el que tratamos de instituir un nuevo estilo de servicio para las Logias y HH:. de la G:.L:.del P:. Aunque nunca buscamos reconocimientos por el ejercicio de nuestra obligación, se hace necesario ahora reconocer el titánico esfuerzo que generosa y espontáneamente nos obsequiásteis y por el que sois ampliamente identificado. Por todo aquello que os enaltece, ¡os felicito! Por los sacrificios que hasta el dia de hoy nos entregaís, ¡os agradezco! Por la generosidad de vuestra constante entrega, ¡recibíd mi sincera admiracion!

Solo puedo agradeceros sincera y profundamente por vuestros admirables servicios, pues nuestra Augusta Orden YA os premió con la medalla que solo el amor fraternal entrega, y cuyo nombre conocemos como “Caballero Masón”, el mismo que se pronuncia con el respeto que solo los hombres de bien conocen.

¡Enhorabuena R:.H:. Alfonso!, pues es razón de alegría saberos en el podio de tan alto honor, desde donde con la generosidad que os reconocemos, aceptáis por igual el afecto de quienes os admiran, como los desvaríos de quienes NO os conocen.

Por todo esto y sin mediar aniversario o efemérides alguna y, por la sola razón de mi admiración por vos, recibid mi R:.H:. y entrañable amigo, toda la consideración que mi agradecido espiritu os entrega. Consciente soy de mi deuda con vos y, aunque jamás reclamásteis nada a cambio, permitidme que os ofrezca este sentido homenaje como aval y garantía de la obligación moral que los masones peruanos os guardan por siempre.

Muy fraternalmente

Arturo Rivera Del Piélago
Past Gran Maestre de la M:.R:.G:.L:. del P:.

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