Nos toca ahora dentro de este amplísimo panorama, acercarnos a su visión del problema de la mujer, el problema del feminismo, y lo primero con lo que nos encontramos es que precisamente al hablar de mujer, es a ella a quien podemos referirnos como mujer ejemplar. Su trabajo sobre este tema esta reunido en una obra traducida al inglés por Freda María Oben, donde leemos en el prefacio del traductor: "estaba convencida de que era ella el catalizador necesario para aclarar la confusión sobre el rol de la mujer en nuestra sociedad actual. [...] En el magnánimo ejercicio de su naturaleza femenina, Edith Stein nos revela lo que es ser plenamente humanos. Como un raro fenómeno, la mujer filósofa, es ejemplo de los más altos logros intelectuales y profesionales [...] Como mujer de tal estatura intelectual y espiritual, es un testigo del auténtico feminismo."
La obra de Stein ha sido dividida para su estudio en tres grandes grupos, Escritos filosóficos; estudios de pedagogía y trabajos hagiográficos. La parte a que nos referimos aquí está comprendida dentro de los estudios de pedagogía, pues su preocupación con respecto a la mujer no era únicamente la mera definición o análisis de su condición, sino que determinado el problema, este entra dentro del problema global de la educación y lo social.
Apenas presentada su tesis doctoral comienza su profesión de maestra, descubriendo así su clara vocación de docente, y junto con el descubrimiento de su vocación descubre también la responsabilidad de aquel que trabaja con material humano, plantea que los tres elementos del educador, que son: el hecho pedagógico en sí mismo, la palabra que enseña, y el ejemplo personal, deben hacer que el alumno participe íntegramente en su propio proceso de educación, pues el rol del maestro en la formación de sus alumnos, debe ser indirecto, todo desarrollo debe ser un auto-desarrollo. "Los niños - dice - no necesitan lo que tenemos (o sabemos) sino lo que somos [...] El método educativo m s efectivo no es la palabra que instruye sino el ejemplo vivo sin el cual todas nuestras palabras son inútiles".
El tema de la mujer específicamente hablando, lo trata dentro del problema educativo en general, y dentro de algunos problemas sociales y morales, pues el grupo de ensayos sobre los estudios de la mujer, como habíamos dicho, fueron en general conferencias dictadas por toda Europa que la hicieron popular en un amplísimo grupo de personas, convirtiéndola en líder católico de los movimientos feministas.
Habiendo tomado el ideal griego de educación armónica, y el concepto de gracia del tomismo, considera que la educación ser buena siempre y cuando sea apropiada para cada estudiante en particular, por lo tanto debe haber un carácter exclusivo en la educación de la mujer.
Su primer acercamiento al problema es una visión histérica tanto de la psicología femenina como de la pedagoga, con relación al campo de la psicología dice textualmente estar trabajando en terra ignota, por lo que hay que partir desde el principio. Desde el punto de vista de la pedagoga, encuentra que la educación de la mujer hasta ahora no se preocupa de forjar su alma femenina, ni en educar la naturaleza única de cada niña sino pretende tan sólo formar una compañera adecuada para el hombre. (Ciertamente su visión implica necesariamente una educación religiosa, que debe ser adecuada a la naturaleza propia de su ser).
El problema que Edith Stein se plantea es el de la vocación de la mujer, es decir, lo que la mujer es y lo que la mujer debe llegar a ser.
2.- Como una primera tesis sobre el problema de lo femenino, sostiene que no es posible una reflexión seria sobre el rol de la mujer, si no se reflexiona sobre ciertas características de los dos sexos, que nos permita delinear los roles particulares dentro de la sociedad.
La sociedad, está fundada en la unión, no de varios individuos en cuanto tales, sino de varias personas, de ahí su carácter espiritual, este tema, había ya sido tratado por ella, sin embargo el problema aquí es, no la sociedad en cuanto tal sino el tratamiento del rol singular dentro del contexto social para identificar al hombre en concreto.
La naturaleza humana se despliega en dos vertientes, el hombre y la mujer, donde hay evidentes diferencias descriptibles en sensibilidad y actitud; estas diferencias, no implican diferencia de capacidades intelectuales y mucho menos que no ameriten el mismo respeto, por lo que en el contexto de cualquier grupo social nunca deben de carecer de los mismos derechos.
La sociedad, entonces, está conformada por hombres y mujeres que han tenido en los diversos lugares y‚ pocos diferentes roles, y que hoy en día tienen también un determinado rol en nuestra sociedad, y estas, tanto las históricas como las actuales han siempre mostrado en la mujer una cierta apertura hacia los problemas, el sufrimiento de los otros y una cierta entrega, es decir, hay características específicas en la naturaleza de la mujer, que difieren de la masculina, que aparece, o ha aparecido m s propensa a las capacidades intelectuales que tienden a la abstracción, estas características, no quieren decir que esta descripción sea una ley pero si indican una tendencia general, lo que significa que cada persona en particular puede substraerse a esta tendencia general de modo que cada hombre y cada mujer tienen una personalidad absolutamente particular que de ninguna manera impide la posibilidad de sobresalir en cualquier actividad intelectual, y sobre todo sería absurdo decir que el hombre no tenga capacidades altruistas y encerrarlo en un egoísmo psicológicamente necesario, sino m s bien puede y deben usarse estas tendencias para dar ciertos enfoques educativos, y facilitar algunas profesiones, por ejemplo, puede, por esto y le es fácil a la mujer el asumir roles de servicios y funciones públicas con gran eficiencia.
Es preciso hacer notar que estas ideas fueron enunciadas en diversas conferencias sostenidas entre los años 1930 y 1933, ‚poca en que estas afirmaciones eran sumamente revolucionarias, se dictaban las conferencias en un ambiente de grupos católicos, a veces muy tradicionales y las dictaba una mujer de origen judío, conversa y extraordinariamente inteligente, si lo que decía era revolucionario en extremo, su propia personalidad avalaba sus palabras.
Por estos mismos años se hacían populares los "Movimientos de liberación femenina", que en realidad ya habían aparecido en Inglaterra con anterioridad, pero no habían sido realmente aceptados, porque aunque en ciertos grupos intelectuales se consideraban válidos, en los grupos de la clase media, en la mentalidad común no se aceptaba que la mujer tuviera plenos derechos en la sociedad. "Los movimientos feministas - que caracterizan en gran parte nuestro siglo - son movimientos de reacción en contra de una sociedad pensada y determinada según c nones masculinos y por lo tanto en general, tienden a reivindicar derechos sin ex minar real y globalmente a la sociedad misma, compuesta de hombres y mujeres".
Precisamente desde esta perspectiva, el m‚todo y la forma de plantear el problema nos permite afirmar que la posición de Edith es diferente:
Antes que nada, ella estudia a la sociedad en general, y dada la naturaleza humana no considera factible hablar de la mujer en ningún sentido sin hablar del hombre, el problema de la mujer pues, es el problema del hombre, si hay un problema femenino, hay que solucionarlo al mismo tiempo y analizando también el problema de lo masculino, y además no solamente en una perspectiva, por así decir social sino también moral y religiosa, integrando toda la persona.
La idea general de Edith es que hay que ir a la fuente de los problemas y examinarlos de manera completa, o lo m s completa posible, y siempre y fundamentalmente bajo una perspectiva filosófica, desde donde se puede ver el problema de manera esencial.
3.- Toda cuestión ante la que se enfrenta la trata siempre con rigor filosófico, por eso el problema de las profesiones femeninas lo trabajó a partir del Ethos.
En una conferencia sostenida en Salzburgo en 1930, titulada precisamente El Ethos de las profesiones femeninas, leemos antes que nada lo que entiende por ethos: "El significado del término ethos, debe ser entendido con relación a la acción humana, no se debe entender como algo impuesto desde fuera sino m s bien algo operativo por sí mismo, una forma interna, una constante actitud espiritual" la cual se manifiesta especialmente en su relación y su dirección a los valores, es decir, es toda la actividad humana referente a lo valioso, y "hablar de ethos es hablar de hábitos, de alguno o de todos los hábitos, que posean valores positivos y satisfagan ciertas necesidades o prescripciones objetivas". Aquí se inserta el ethos profesional, que significa una actitud personal con un carácter objetivo que se refiere directamente a la propia actitud vocacional, sobre la base de esto habrá que analizar la posibilidad y direccionalidad vocacional del carácter femenino.
De la misma manera cada profesión posee un ethos, es decir, una determinada dirección axiológica peculiar, por ejemplo, se requieren ciertas cualidades para ser enfermera, o vendedor, o maestro, pero así, mismo, no es necesario que uno tenga dichas disposiciones, estas también pueden adquirirse a fuerza de voluntad y de practicarla aplicándose en ella con constancia, pero sí se precisa la voluntad vocacional.
En este marco ¿Cual sería el ethos propio de algunas vocaciones femeninas? Y, ¿es posible hablar de vocación femenina?, por lo que se ha dicho, evidentemente Edith Stein no esta de acuerdo con los feministas radicales que hablan de que todas las profesiones son adecuadas para la mujer, pero así mismo tampoco considera que la única profesión posible para la mujer sea la de esposa y madre considerada por los tradicionalismos la única vocación femenina.
Siguiendo su método descriptivo lo primero que dice es que, es evidente que el cuerpo y la historia de la mujer la dirigen a ser esposa y madre y esto es evidente.
La mujer, sin embargo, es fundamentalmente un ser humano, con características diferentes de las del hombre, así, su modo de ser femenino, su carácter maternal se precisan en el contexto general de una sociedad, es decir, son las diferencias lo que hace que la sociedad se enriquezca, las sociedades sin diferencias ni siquiera podrían existir, mucho menos crecer.
¿Que significa hablar de carácter maternal en el ámbito profesional? Significa que, "aún en profesiones cuyos requerimientos objetivos no están en armonía con la naturaleza femenina, pueden ser llevados a cabo de manera auténticamente femenina" pues el ser mujer, es algo más que la mera actividad profesional, es una forma de SER, de irse haciendo la mujer que se es, este sentido dinámico es lo que da lugar al desarrollo de las virtudes femeninas, por lo que "La participación de la mujer en las mas diversas disciplinas profesionales puede ser una bendición para toda la sociedad, privada o pública, pero únicamente si se conserva el ethos específicamente femenino"
4.- Si bien el desarrollo es filosófico, el punto de vista teológico está presente en todos sus trabajos, de hecho, la parte m s controvertida de su pensamiento en general, lo resume Gaboriau diciendo: "El punto de vista del que parten las investigaciones de Stein, es muy particular y ciertamente original, tal vez es difícil compartirlo, pero más difícil entenderlo, en tanto que lleva a cabo una operación radical en la que resuma todo el pensamiento filosófico del pasado y del presente, la teología y la filosofía, la fe y la mística", en el trabajo que nos ocupa presenta como el modelo femenino por excelencia a María, la madre de Cristo como modelo ejemplar, pues de hecho, no esta haciendo una mariología, sin embargo es a partir de este modelo de donde parte la fundamentació n para una conducta moral.
Desde esta fundamentació n, se puede plantear el problema, ya entrevisto, de la realidad social vigente, en cuyo marco, y bajo un elemental análisis descriptivo encontramos con frecuencia el rol de la mujer subordinado y sometido a la prepotencia masculina. Su respuesta explicada con rigor sistemático, que esta es una forma de vivir equívoca, y que no pertenece a la naturaleza del hombre incorrupta, sino a la corrupción por el pecado a partir del pecado original, la solución no son pues los movimientos de liberación femenina de tipo agresivo, de competencia o de lucha, sino que se hay que recurrir a la gracia de Dios que a través de Cristo ayudar a restablecer el equilibrio al evidenciar la igualdad de ser humano, igualdad basada precisamente en las diferencias.
Stein está convencida que Dios combate el mal a través del poder del amor maternal, este poder, como una gracia especial, existe independientemente del estado en que se encuentre la mujer en particular, y debe extenderse a todos aquellos con quienes ella entra en contacto, en todos lados existe la necesidad de este amor, y pertenece a la esencia de la mujer el darlo y el expresarlo.
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