FENIXnews, España(Junio 22 del 2008). Las distintas logias masónicas españolas, agrupadas en el Entorno Masón Liberal Ibérico, han decidido "salir del armario" en el que tuvieron que recluirse para sobrevivir durante la represión franquista, pasar de sociedad secreta a sociedad discreta y ofrecer un interlocutor válido a la sociedad.
En esta línea de abrirse a la sociedad, la Gran Logia Simbólica Española (GLSE) ha nombrado al escritor y masón Ignacio Merino, director de comunicación de esta asociación de logias masónicas que bajo las siglas GLSE agrupa a varias de estas sociedades con residencia en el territorio español, que libremente se han adherido a su Constitución y a sus Reglamentos Generales, en forma de estructura federativa.
Junto a otras asociaciones masónicas como la Gran Logia Femenina de España o el Derecho Humano, la GLSE se considera como la heredera de la tradición liberal española que luchó por los derechos y libertades desde la Guerra de la Independencia, habiendo acogido en su seno a personalidades como Sagasta, Canalejas, Salmerón o los intelectuales que desarrollaron el krausismo y la Institución Libre de Enseñanza.
La salud de la masonería en España es ahora bastante buena, dice Merino, Gran Canciller (responsable de los contactos con otras logias); llama mucha gente de toda condición a nuestra puerta solicitándonos información y pidiéndonos entrar -afirma durante un almuerzo con un pequeño grupo de periodistas-.
Y esto ocurre, superados ya los recelos y fobias que la masonería despertaba por la leyenda negra y su carácter de sociedad cerrada, porque precisamente la masonería nace en la propia sociedad, entre personas que no se enmarcan en nada y que en otras estructuras no encuentran el camino que buscan para su desarrollo personal,"y aquí sí lo hacen por el equilibrio, el respeto y la neutralidad en el que siempre jugamos".
Ignacio Merino explica que el secreto que ha rodeado siempre a la masonería se justifica en que es una sociedad iniciática y que como tal mantiene hacia el interior una serie de ritos y de disciplinas, secretos incluso para los distintos grados de los que se adentran en ella y que van conociendo según avanzan en ese camino iniciático.
Otra de las causas, agrega, es la persecución que ha venido sufriendo en muchos países, principalmente católicos y más tras la Bula del Papa Clemente XII, que llevó en España a Felipe V, después a Fernando VI y a Fernando VII a prohibirla, hasta llegar a la etapa del franquismo donde sufrió prácticamente el extermino total.
Hoy, superada ya esa etapa, existe en España una incipiente masonería integrada por hombres y mujeres que aspiran a contribuir a la extensión de todos los valores humanistas y democráticos mediante la tolerancia, la reflexión y la profundización en los derechos humanos y sociales.
La Gran Logia Simbólica Española aspira a ser uno de sus referentes activos, señala el flamante nuevo responsable de comunicación, no "como sociedad secreta sino discreta, ya que como orden iniciática mantiene ciertos secretos internos en cuanto al contenido de sus diferentes grados y símbolos, y en sus tenidas (reuniones), como lo ha venido haciendo la gran tradición hermética desde hace siglos".
Pero, puntualiza Ignacio Merino, éstos secretos sólo conciernen a los francmasones y no están relacionados con ningún propósito social ni conspiración política. En sus tenidas o asambleas rituales, no está permitido hablar de religión o política, precisamente por el respeto a las opiniones y creencias de cada cual, dice.
La masonería liberal que representa la GLSE, agrega, está abierta a la sociedad y ofrece su método espiritual a quien se lo demanda, pero sin hacer proselitismo. Acoge en plena igualdad a hombres y mujeres y no hace distinción por razones de ningún tipo, salvo en el caso de personas racistas, violentas o que aprueben cualquier tipo de terrorismo. El setenta u ochenta por ciento que vienen pidiendo entrar, consiguen ser admitidos, afirma Merino.
Fuente: EFE - Madrid