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DISCURSO DE APERTURA DEL 2º FORO DE MASONERIA SIMBOLICA, POR DEL PRESIDENTE DE C:.I:.MA:.S:. ELBIO LAXALTE TERRA

En la foto el M:.R:.H:. ELBIO LAXALTE TERRA

Gran Maestro del Gran Oriente Federal de la República Argentina, 
Muy Ilustre y Pod.:H.: Luis Ragno 
Muy Pod.: Soberano Gran Comendador, Ilustre y Pod.: H:. Themis Such 
Grandes Maestros y Dignatarios de las Obediencias Masónicas presentes, 
Venerables Maestros, 
Hermanos y Hermanas presentes, 

Es una gran alegría venir frente a Uds. hoy en tanto que Presidente de la Confederación Interamericana de Masonería Simbólica, CIMAS, para abrir este II Foro Regional de Masonería Simbólica, que tendrá como tema central “Educación para la Ciudadanía”. 
Deseo agradecer muy especialmente al Gran Oriente Federal de la República Argentina el haber recogido el desafío y la iniciativa de organizar este encuentro, al cual hemos entusiastamente auspiciado; y un reconocimiento muy especial a su Gran Maestro, Mi Muy Q∴ H∴ Luis Ragno, el cual con el entusiasmo que lo caracteriza inmediatamente vio la importancia y el alcance de esta actividad masónica. Porque este segundo Foro es la continuidad de aquel que nos congregó en octubre del 2006 en el balneario Camboriú, en Brasil – organizado por la Gran Logia Arquitectos de Acuario - donde estudiamos otro importante tema que era “Cómo la Francmasonería contribuye al Progreso Social” que tuvo un remarcable éxito, tanto por la presencia de Hermanos y Hermanas, por la cantidad de calidad de presentaciones efectuadas, como por la importante Declaración emitida luego del mismo. Nosotros estamos seguros que este II Foro obtendrá asimismo un gran éxito y dejará su huella en la construcción de esta nueva masonería que pugna por desarrollarse en nuestro continente. 
Y es un honor y un orgullo poder dirigirme a los Hermanos y Hermanas presentes para referirme brevemente al significado que tiene CIMAS hoy para el entorno masónico, para explicar la importancia de este proyecto para el concierto masónico internacional. Porque es explicando cual es el proyecto de CIMAS, que entenderemos mejor, cual es nuestro perfil, y como es que trabajamos en una vía de progreso masónico y social. 
Todos sabemos, porque mucho se está hablando y se debate, que la masonería universal se encuentra en un fuerte proceso de cambio. Podríamos decir también, de crisis. En alguna oportunidad nosotros hemos señalado que ese proceso es similar al ocurrido a principios del siglo 18. En aquel momento había una masonería que hoy llamamos “operativa” que estaba declinando lentamente, pues la época le estaba pasando por arriba y ella tenía enormes dificultades de adaptación. Pero también en esa época - y en particular aquí debemos mencionar el rol fundamental de Isaac Newton y la Royal Society - comenzó a surgir una nueva masonería que ya anidaba en la antigua entre los llamados “masones aceptados”, donde debemos recordar en particular al miembro de esa institución Elias Ashmole, en la última mitad del siglo 17. 
Hoy – universalmente hablando - tenemos una masonería que, si bien es aun fuerte de su tradicional hegemonía, y que está haciendo muchos esfuerzos también para adaptarse al nuevo mundo, viene sin embargo declinando aprisionada y encerrada en viejos moldes o corsets que le cuesta romper. 
Algunos de esos moldes – genéricamente considerados - serían: 
• la negativa, aun persistente, de considerar a la mujer como válida para la iniciación masónica; 
• la prohibición de debatir de religión y de política; 
• la obligatoriedad de la creencia en un principio creador, en la inmortalidad del alma y muchas veces en un dios; 
• el trabajar en presencia de un libro sagrado; 
• la negación de la condición masónica de aquellos que no practican este modelo; 
• en algunos casos, una masonería con un excesivo encierro en unas concepciones espiritualistas y herméticas con pocos nexos con la comunidad; 
• en otros casos, una excesiva politización; 
• en otros casos, aun, una excesiva inclinación sobre la beneficencia o la obra filantrópica, y un rechazo pertinaz a vincularse con la problemática social. 
• Y, en otros casos todavía, una política de encierro al interior de los Templos, como huyendo de las inclemencias de un mundo y un tiempo que no comprendemos en todos sus parámetros. 
• Y, lamentablemente con demasiada frecuencia aun, una masonería asimilada a un club social, buen lugar para encontrar interlocutores y realizar negocios. 
Y algo que encima al conjunto, y que habla aun de cómo existe una actitud francamente reaccionaria en muchos de estos sectores masónicos declinantes, que es la resistencia a la aceptación de la pluralidad masónica, es decir, la resistencia a aceptar la existencia de múltiples maneras de vivir la masonería, la mayoría de ellas válidas siempre y cuando mantengan un nexo con la tradición iniciática y doctrinaria propiamente masónica, y sean éticamente aceptables. En esto al mismo tiempo, hay que ser cuidadoso: no todo lo que por ahí anda y se dice masónico resiste un análisis mínimo. 
No creo necesario señalar que CIMAS es una entidad que pretende impulsar los necesarios cambios en nuestra antigua institución a los efectos de abrir cauces a una masonería más adaptada a los tiempos actuales, capaz de comprender los rumbos actuales de la civilización para vigilar su desarrollo y proponer e impulsar todas aquellas cosas que signifiquen una centralidad humanista, de manera de construir una Humanidad más justa, más libre, más fraterna, más inteligente y más espiritual. 
A consecuencia de este proceso de cambios, han aparecido muchas manifestaciones masónicas. Hoy – siempre hablando de manera genérica – nos encontramos con una importante fragmentación de nuestra institución universal. Al mismo tiempo, esas diversas manifestaciones buscan encontrarse, agruparse, buscando sus denominadores comunes, aquellos puntos de unión que fortifiquen sus propuestas, para ser más eficaces en su accionar. Estamos en presencia entonces, de una crisis, pero también y simultáneamente, de un fuerte proceso de recomposición. La masonería es una oportunidad abierta de construir el futuro. 
En el mundo, y en nuestro continente en particular, las potencias masónicas se vinculan entre ellas desde tres tipos de prácticas diferentes: una es la existencia de potencias que se vinculan a nivel individual, bilateral, con pactos o tratados o simplemente amistad. 
Otras que prefieren vincularse a foros masónicos, que implican compromisos mínimos, o pocas obligaciones. 
Por fin otras que mantienen lazos más profundos, de tipo programáticos entre ellas. 
También es común en la práctica, ver desarrollarse simultáneamente estos tipos de inter-relacionamiento, donde algunas potencias masónicas trabajan en estas diversas dimensiones de manera simultánea. 
CIMAS es un ejemplo del tipo de agrupamiento masónico ligado por un ideal común y un programa. 
En el año 2002, a invitación de la GLADA de Brasil, y por iniciativa de su Gran Maestra, Ilustre y Muy Qda∴ Hna∴ Vera Facciollo, 10 entidades masónicas elaboraron un programa de unidad que marca un momento muy importante de lo que es el proyecto de renovación masónica en curso. 
Dicho programa encara los tres aspectos del trabajo masónico como una totalidad: el iniciático, el intelectual, y el cívico, respetando al tiempo la pluralidad de las potencias que la integran, y al no ser un organismo suprapotencial, sino una entidad interpotencial, está asegurada la libertad y libre albedrío de cada una de ellas en su gobierno y posiciones. 
Esto naturalmente hace al equilibrio y respeto entre las potencias, pero eso también permite a CIMAS como entidad representativa de sus integrantes, un amplio campo de acción, incluso en el campo internacional, como señalaremos más abajo. 
Voy a tomar algunos minutos de su atención para detallar algunos aspectos relevantes de su Declaración de Principios, la cual está encabezada de la siguiente manera: 
“1. La Francmasonería es una institución iniciática, esencialmente valórica, científica, filosófica, filantrópica, cultural y progresista, que trabaja por el advenimiento de la justicia, de la verdad, de la solidaridad y de la paz en la Humanidad. No persigue utopías, sino IDEALES REALIZABLES en el seno de la sociedad humana, en la que vive y trabaja, recogiendo sus anhelos e inquietudes y sembrando en ella sus ideas. 
2. Cree en la existencia de sociedades o estados en vías de perfección; su ideal es DINAMICO. Por ello pretende, únicamente, ser FACTOR ACTIVO DEL PROGRESO. 
3. Entiende por progreso la constante superación del pasado, para emancipar al ser humano de la ignorancia, del dolor, de la esclavitud y de toda servidumbre material, moral y espiritual, y hacerlo participar en todos los beneficios que puedan proporcionar la civilización, la cultura, la tecnología y los descubrimientos científicos, por medio de una organización positiva de la sociedad.” 
Como podemos ver, Queridos Hermanos y Hermanas, CIMAS representa en un proyecto masónico cabal, que engloba tanto los factores espirituales y materiales del ser humano, como de la sociedad y la humanidad toda. Es un proyecto que se sitúa en las tres instancias del quehacer masónico: en el Templo, en el Parvis (es decir, entre el Templo y el mundo profano, ligando a ambos) y en el mundo profano propiamente dicho. Por ello es un proyecto innovador y dinámico, por ello está llamando la atención del mundo masónico, que la ven cada vez más como una referencia, no decimos que en el corto plazo, sino una referencia en ese proceso de refundación masónica que habláramos al comienzo. Si la masonería tiene aun una perspectiva - y nosotros sí creemos que la tiene y por ello volcamos un esfuerzo de vida en ello - ella deberá pasar, al menos en parte, por algunas de las ideas centrales expuestas en esta Declaración. 
Fijémonos en algunos otros de sus propósitos: 
“Son sus propósitos trabajar respetando sus antiguas tradiciones, contribuyendo con nuevos ideales de servicio a la humanidad, protegiendo el patrimonio ecológico, y correspondientemente, de nuestro sistema planetario. 
Pretende alcanzar sus metas a través de la difusión de sus ideales, la prédica a través del ejemplo, y la acción positiva de sus miembros sobre la sociedad, difundiendo el conocimiento y el espíritu científico y luchando contra la ignorancia. 
Reconoce y proclama en su totalidad, la DECLARACION UNIVERSAL DE DERECHOS DEL HOMBRE, aprobada por las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948, y trabaja por favorecer el establecimiento de un ORDEN SOCIAL que garantice tales derechos. 
Sostiene que el Estado de Derecho y el Régimen Democrático de gobierno es el que mejor cristaliza la voluntad popular, y aspira a impedir los privilegios, la explotación del hombre por el hombre y la de los pueblos débiles por los pueblos fuertes. 
Como toda asociación que aspira a realizar sus fines dentro de la comunidad humana, nada de lo que sucede en la sociedad le es ajeno, y no fomenta la neutralidad de sus miembros en ninguno de los temas que atañen a la misma. No es órgano de ningún partido político, agrupación social o centro de poder, pero agrupa en su seno a hombres y mujeres de diferentes posiciones personales metafísicas, filosóficas o ideológicas, dispuestas a estudiar e impulsar un Estado laico, a partir de la enseñanza básica, en beneficio de la humanidad y asegurar así la JUSTICIA Y LA PAZ entre los hombres y entre los pueblos, sin distinción alguna de raza, sexo, color, nacionalidad, etc. 
Considerando que las ideas metafísicas son del dominio exclusivo de la apreciación individual, la Institución rechaza toda afirmación dogmática, por lo que no prohíbe ni impone a sus miembros ninguna convicción teológica o metafísica. 
Proclama los principios de LIBERTAD DEL PENSAMIENTO Y DE CONCIENCIA y se compromete a defender los ideales y las instituciones laicas, expresiones de los principios de la Razón, la Tolerancia y la Fraternidad, que tienen por fin mantener un ambiente de convivencia pacífica, pero que no supone indiferencia ante la diversidad de ideas y creencias, pues la Institución declara que es objetivo fundamental de la misma, la búsqueda de la verdad, para impulsar EL PROGRESO DEL GENERO HUMANO, obstaculizado constantemente por la ambición, la ignorancia y la superstición. 
LA FRANCMASONERIA ES MILITANCIA. Concibe la marcha evolutiva de la Humanidad, con arreglo a una FILOSOFIA DE LA HISTORIA que manifiesta su optimismo en el Progreso a pesar de las dificultades y retrocesos que a menudo ocurre en esa dinámica. La Institución tiene carácter de ACADEMIA o Escuela de Pensamiento, para propagar y fomentar dicha filosofía y forjar con ella a hombres y mujeres esclarecidos que impulsen y guíen el progreso social, dentro del espíritu laico. 
La Francmasonería... fomenta la integración económica, política, social y cultural progresiva de los países latinoamericanos, como manera de contribuir a la marcha hacia etapas superiores de unión universal. 
Fomenta el espíritu crítico."
Como Uds. pueden observar, queridos hermanos y hermanas, este es un programa de amplio espectro para un accionar masónico en todos los terrenos de la vida humana, desde el espiritual, pasando por el conocimiento para llegar a la liberación personal, social y humana en su más amplia acepción. 
De ahí el carácter moderno, abierto de este programa en cual pueden reflejarse todas las sensibilidades, los masones, y también profanos, de buena voluntad, deseosos de tomar su parte en la construcción de la civilización nueva que pugna por nacer en medio de las incertidumbres del mundo actual. 
En este sentido, Mis Hermanos y Hermanas, permítanme una pequeña digresión en mis propósitos. 
Uds. saben que a nivel latinoamericano se han ido conformando varias entidades que agrupan a diversas potencias masónicas. CIMAS se crea en Brasil en el 2002, luego de un año y medio de intercambios entre varias potencias masónicas. La COMAM, luego de la reunión de CLIPSAS realizada en Santiago de Chile en el año 2004 donde las potencias americanas miembros de esa organización echan sus bases, se constituye finalmente en Barranquilla en el año 2005. Últimamente, en el 2007, ha surgido también la CCPOMA. Algunas potencias masónicas, integran más de uno de estos agrupamientos de manera simultánea. Esto quiere decir que hay un fuerte deseo de unidad en nuestra masonería continental. Hoy se está hablando de dar nuevos pasos convergentes para continuar avanzando en ese proceso de unidad continental masónico. Todo esto es muy positivo y esperanzador. Y debemos darle la bienvenida, con entusiasmo y espíritu abierto. 
Nosotros, desde CIMAS siempre hemos aspirado a ser un factor de unidad y de propuesta, y siempre hemos contribuido a ello – y aun en circunstancias muy difíciles y decepcionantes que hemos pasado, incluso a nivel personal y que no es del caso traer aquí, pero que muchos hermanos y hermanas saben con precisión – siempre nos hemos empeñado en no poner nuestros intereses inmediatos, ni de grupo, en preeminencia, para poner al frente los intereses comunes del progreso masónico. 
Por ello señalamos una vez más a la intención de todos nuestros hermanos y hermanas del continente: CIMAS es un factor de unidad, CIMAS ha trabajado, y mucho, a través de sus diversas instancias, encuentros, foros, documentos y declaraciones, para elaborar en estos años un pensamiento masónico que pone pie en la renovación masónica e intenta potenciar una masonería de progreso en nuestro continente. Y en la consecuencia de ese anhelo, solemnemente volvemos a señalar que ponemos este modesto patrimonio al servicio de la masonería continental. Nosotros creemos en la unidad y la familia masónica espera que demos pasos efectivos hacia ella. Y siendo la masonería un ideal, nosotros ponemos nuestras ideas, al servicio de la masonería, para que ellas sean un factor activo de progreso y de manera que sean las ideas, el puente privilegiado para el entendimiento y unidad. 
Mis Hermanos y Hermanas, 
Cuando decimos que estamos trabajando por hacer nacer una nueva masonería para empujar el nacimiento de una nueva civilización que la Humanidad demanda, lo estamos haciendo con el espíritu de los pioneros del siglo XVIII, que construyeron durante dos siglos una civilización humanista para la era industrial. Y, nuestra responsabilidad con el futuro es construir la civilización Humanista de la era tecnológica. 
Hoy comenzamos a vivir otra etapa de la historia muy diferente, donde se nos cambian el sentido de las cosas. Por ello hoy debemos reflexionar sobre los nuevos contenidos de los conceptos, y darles significaciones actualizadas a universales tales como libertad, igualdad y fraternidad, progreso y solidaridad. 
Hoy no podemos hablar de progreso social en un sentido antiguo, bien que aun no podemos decir que este concepto de progreso social haya culminado. Cuando vemos lo que pasa en nuestros territorios periféricos, con sus marginaciones, miserias, y falta mínima de respeto por la vida de las gentes, discriminaciones de todo tipo, vemos que hay zonas enteras de nuestras sociedades a donde el progreso no ha llegado aun. 
Pero, cuando miramos las nuevas realidades tecnológicas y los objetivos en materia de inteligencia artificial, de posibilidad de generar materia viva en un laboratorio, de modificar la estructura atómica, la realidad de las comunicaciones, la bio y nano tecnologías, o las experimentaciones avanzadas y exitosas de crear organizamos bio-cibernéticos, y cuando observamos la brecha impresionante que se expande a velocidad nunca vista entre quienes podrán tener acceso y quienes no a este nuevo mundo, también aparece un nuevo enfoque de las cosas, que nos deben hacer reflexionar acerca de los nuevos mecanismos de control y poder, las normas éticas que diseñen las fronteras a no ultrapasar, así cómo de los nuevos senderos por los que transita el progreso social. 
Hoy estamos frente a la paradoja de que no hemos podido vencer las fuerzas que se oponían y frenan el progreso social de la era industrial, cuando una avalancha de nuevas problemáticas nos invade. Por ello debemos avanzar por varios caminos y de manera simultánea. 
Y, justamente, uno de esos caminos fundamentales es el de trabajar para desarrollar la existencia de ciudadanos conscientes de su rol, con conocimientos e implicados en la construcción de su comunidad de pertenencia, pero con una visión global que lo compromete con la construcción de la humanidad. 
Esta es la enorme importancia de este II Foro, el tomar como tema central esa necesidad de forjarnos y ayudar a forjar una nueva ciudadanía, local y global a la vez, uniendo el microcosmos vecinal, con el macrocosmos humano universal. 
En la Declaración del I Foro de Masonería Simbólica “Cómo contribuye la Masonería al Progreso Social”, se señalaba: …para trabajar por el bien público, debe impulsarse una sociedad que sea sustentable en su propio desarrollo moral y ético” Y agregaba: “ … afianzar un sistema político realmente representativo de la voluntad popular, pasa por mejorar los sistemas electorales de manera que el control de los representados sobre los representantes sea más estrecho, haga a la política menos dependiente de los poderes económicos y se elabore verdaderas estrategias para formar ciudadanos esclarecidos que tomen los destinos de la política en sus manos. Por eso – sigue señalando la declaración del I Foro – es tan importante poner el acento en que la educación se enfoque en construir, a partir de la calidad de contenidos, ciudadanía y laicidad. Y a partir de ahí, el surgimiento de ciudadanos preparados para ejercer la política como virtud y no como conveniencia personal. Solamente una ciudadanía esclarecida desde el punto de vista de los valores, derechos y obligaciones, logrará frenar el mal endémico de las sociedades latinoamericanas, que es la existencia de demagogos y populistas que excitan a las masas comerciando con sus necesidades e ignorancia. Los ciudadanos deben recuperar el espacio público que por derecho les corresponde”, termina señalando. 
Queridos Hermanos y Hermanas, 
La ciudadanía es la expresión de la conciencia libre y de la ética basada en el imperativo de la conciencia, anterior al propio cumplimiento de la Ley y que confiere una calidad superior al estado de derecho. Por eso, los pueblos que no tienen una cultura de ciudadanía, pueden tener una democracia formal – de la que no niego su importancia, naturalmente – pero faltarles democracia esencial. Eso es particularmente claro en muchos regímenes políticos, formalmente democráticos, pero donde las garantías de la participación ciudadana brillan por su ausencia, y donde los derechos son permanentemente burlados o desvirtuados; o los pueblos son manipulados por los populismos o las demagogias. 
La educación para la ciudadanía se trasforma entonces en un vehículo muy importante para que desde las generaciones más jóvenes hasta el conjunto de la sociedad, pueda trasmitirse y vehiculizarse los valores morales plasmados en nuestro tríptico de Libertad, Igualdad y Fraternidad, que han guiado grandes objetivos de progreso humano en los últimos siglos, así como el conocimiento de los documentos fundamentales instrumentalizados internacionalmente como la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y otros que en el mismo espíritu la prolongan y completan. 
Con este espíritu es que CIMAS participó en un Encuentro sobre este tema organizado por la UNESCO en España. Allí el representante personal del Presidente de CIMAS, el Q.'. H.'. Dr. Pedro Rosa Ferreira, expresó nítidamente en nuestro nombre: 
“Es por la educación en esos valores, que formaremos ciudadanos conscientes, informados y activos en la afirmación de esos derechos. Ella es la única barricada democrática, que, por el ejercicio constante del espíritu crítico, nos defenderá – a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros educandos – de ser transformados en un futuro próximo en consumidores acéfalos, presas del pensamiento único, nivelador a través de la mediocridad, masificador y facilista, tan al sabor de los tiempos que corren”. 
Por ello es una tarea primordial formar, construir y educar al individuo, para que él devenga un ciudadano, en un proceso continuo y que lo siga a lo largo de su vida, para ayudarlo a adaptarse a las nuevos impactos que la vida en sociedad nos irá reservando en la medida que el cambio global se vaya desarrollando. Porque, mantener la democracia esencial, hoy más que nunca, para su supervivencia, necesita y necesitará de ciudadanos activos, no solamente informados, sino con capacidad de traducir esa información y hacerla inteligible, también capaz de actuar en la vida colectiva de la comunidad, sea política o asociativa, local, nacional y/o global. Cada vez más, la ciudadanía tendrá varias dimensiones, en la medida de la complejidad general. 
Por ello la adquisición de la ciudadanía real, pasa por un proceso fuerte de construcción, individual y colectivo. Hay que impulsar un desarrollo en las ideas y los valores que serán las bases subjetivas y afectivas de los comportamientos sociales, empezando por la tolerancia y la solidaridad. Hay que potenciar las capacidades y las competencias que faciliten la actuación en los diversos contextos sociales. Hay que potenciar los ideales y los fundamentos democráticos y republicanos, para que todos los miembros de una comunidad tengan los conocimientos y las posibilidades de participación colectivas abiertos y a disposición de los individuos miembros de la comunidad. Es decir, tenemos una inmensa tarea por delante, en una época difícil, caracterizada por el estímulo al repliegue sobre la vida privada, y el abandono de la cosa pública en manos de tecnócratas, demagogos, incompetentes o corruptos. 
Al momento de abrir formalmente este Foro, les invito, mis Hermanas y Hermanos, a tener también en cuenta estos aspectos de la problemática actual. Y, tener en cuenta, que estamos frente a momentos cruciales de la historia, que nos urge a un compromiso militante con el futuro de nuestras democracias y de nuestras repúblicas. 
Mis Hermanos y Hermanas, les agradezco que me hayan brindado la oportunidad de saludarles y exponerles algunos aspectos distintivos de la Confederación Interamericana de Masonería Simbólica, así como sobre los nuevos caminos que se abren a nuestra reflexión. Les deseo a todos los participantes unos formidables trabajos y esperemos unos excelentes resultados. Como en la época de construcción de nuestras patrias, hoy también nos esperan grandes tareas. Estemos a la altura de lo que se espera de nosotros, para aportar nuestros principios y valores a la construcción del destino común. 
Ha sido mi palabra.
Gracias.

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