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LA ENSEÑANZA DEL VENERABLE GATO

(Esta extraña narración está sacada de un antiguo libro sobre el arte
del sable, escrito probablemente por un Maestro del siglo XVII, de la
escuela Ittoryu. De inspiración taoísta y Zen, este “cuento
filosófico” contiene lo esencial del secreto de las artes marciales).

Shoken, un experto en el arte del sable, era importunado desde hacía
algunos días por un ratón que se había instalado en su casa.

Los mejores gatos de los alrededores habían sido invitados a su casa,
transformada en arena de combate para la ocasión. Ante la sorpresa
general, el final era siempre el mismo: el cazador, aterrado por los
ataques del ratón, terminaba por huir maullando.
El experto, desesperado, decidió matar él mismo a la terrible bestia.

Armado con su sable, Shoken atacó. Pero el ratón, ágil como una
centella, esquivaba todos los golpes. Shoken reforzó sus embestidas
pero el ratón seguía siendo intocable. Bañado en sudor, casi sin
aliento, el experto terminó por renunciar.

¿Tendría que dejar una parte de su casa a este ratón? Esta idea lo
deprimía. Sin embargo, un día, oyó hablar de un gato que tenía fama de
ser el mejor cazador de ratones de toda la provincia...

Cuando Shoken vio al famoso gato, perdió todas las esperanzas ya que
el animal, que no era precisamente joven, tenía un aspecto lamentable.
Pero como no tenía nada que perder, dejó que el gato entrara en la
habitación en la que el ratón hacía estragos.

El gato entró lentamente, con un paso tranquilo, como si no sucediera
nada. Al verlo, el ratón quedó petrificado, visiblemente aterrorizado.
El gato se acercó a él con calma, lo atrapó sin esfuerzos con su
hocico y lo sacó de la habitación.

Esa misma noche, todos los gatos que habían participado en la caza del
ratón se reunieron en la casa de Shoken. El Gran Gato, héroe del día,
fue respetuosamente invitado al lugar de honor. Uno de los gatos tomó
la palabra:

- Estamos considerados los gatos más experimentados del pueblo, pero
ninguno de nosotros ha logrado realizar lo que usted ha hecho con este
terrible ratón. Su maestría es verdaderamente extraordinaria. Ardemos
de impaciencia por conocer su secreto.

El Venerable Gato respondió:

1.    Antes de intentar explicaros los principios del Gran Arte, la
dirección de la Vía, me gustaría oír lo que vosotros mismos habéis
comprendido y cómo os habéis entrenado.

Un gato negro se levantó y dijo:

2.    He nacido en una célebre familia de cazadores de ratones. Desde
mi infancia he sido entrenado en ese arte. Soy capaz de dar saltos de
más de dos metros, soy capaz de escurrirme dentro de las ratoneras, en
resumen, soy un experto de todo tipo de acrobacias. Además, conozco un
gran número de artimañas y tengo más de una victoria en mi bolsillo.
Estoy avergonzado de haber sido vencido por este viejo ratón.

El Gran Gato le explicó:

3.    Usted sólo ha aprehendido la técnica. Usted sólo está preocupado
de saber como combinar su ataque. Los Maestros antiguos han inventado
las técnicas con el único fin de iniciarnos al método más apropiado
para ejecutar el trabajo. El método es naturalmente simple y eficaz.
Contiene todos los aspectos esenciales del arte. La eficacia técnica
no es la meta del arte. No es más que un medio que debe estar en
armonía con la Vía. Si la Vía es olvidada, y la eficacia
sobrevalorada, el arte del combate degenera y es utilizado de
cualquier manera. No olvide nunca esto.

Un gato atigrado avanzó para dar su opinión:

4.    Según creo, lo más importante en el arte del combate es el Ki,
la energía, el espíritu. Durante mucho tiempo me he entrenado para
desarrollarlo. Ahora poseo el espíritu más poderoso, el que llena el
Cielo y la Tierra. Mi Ki se impone al adversario y mi victoria está
asegurada antes incluso de que empiece el combate. Incluso puedo
capturar un ratón corriendo por una viga: sólo tengo que dirigir mi Ki
sobre él para que caiga. Pero con este misterioso ratón, no había nada
que hacer... Me ha superado totalmente.

El Venerable Gato replicó:

5.    Usted es capaz de utilizar una gran parte de sus poderes
psíquicos, pero el simple hecho de tener conciencia de ello actúa en
su contra. Oponer el poder psíquico al adversario no es una solución,
ya que corre el riesgo de encontrar otro poder mucho más fuerte. Dice
que su poder llena el Cielo y la Tierra, pero se equivoca. No se trata
del espíritu sino de su sombra. No hay que confundir el psiquismo con
el espíritu. El verdadero espíritu es una oleada de energía inagotable
que fluye como un río mientras que la fuerza del suyo depende de
ciertas condiciones, parecido a los torrentes que sólo viven el tiempo
de una tormenta. Esta diferencia de origen implica una diferencia de
resultados. Un ratón arrinconado se muestra más a menudo mucho más
combativo que el gato que lo ataca. Se encuentra al acecho y todo su
ser encarna el espíritu de combate. Muy pocos gatos pueden romper su
resistencia.

El gato gris tomó la palabra a su vez:

6.    Cómo usted lo acaba de decir, un espíritu está siempre
acompañado de su sombra, y sea cual sea su fuerza, el enemigo puede
aprovecharse de esta sombra. Durante mucho tiempo me he entrenado en
este sentido: no resistir al adversario, sino por el contrario,
utilizar su fuerza para volverla a él. Gracias a mi fluidez, ni
siquiera los ratones más poderosos consiguen alcanzarme. Pero este
ratón no ha caído en la trampa de mi actitud de no-resistencia.

El Gato anciano respondió:

- Eso que usted llama actitud de no-resistencia no está en armonía con
la Naturaleza. Se trata de una estratagema fabricada por su mente. La
no-resistencia artificial necesita una voluntad psíquica que
interfiere la calidad de sus percepciones y bloquea la espontaneidad
de sus movimientos. Hay que despojarse de todas las coacciones
mentales para dejar que la Naturaleza se manifieste a fondo. Cuando la
Naturaleza sigue su propio camino y actúa a su modo en uno, no hay ya
ninguna sombra, ninguna vacilación, ningún fallo de los que pueda
aprovecharse el adversario... A pesar de que sólo soy un simple gato
que no conoce muchas cosas de los asuntos humanos, permitidme evocar
el arte del sable para explicar algo más profundo.

El arte del sable no consiste en solamente vencer al adversario. Es
ante todo un arte de ser conciente, en el momento crítico, de la causa
de la vida y de la muerte. Un samurai debe acordarse de esto y
ejercerse a un entrenamiento espiritual tanto como a la técnica del
combate. Debe pues intentar penetrar la causa de la vida y de la
muerte. Cuando se alcanza este nivel de la existencia, se está libre
de todo pensamiento egoísta, no se alimenta ninguna emoción negativa,
no se calcula ni se delibera. El espíritu no resiste, está en armonía
con todo lo que lo rodea. Cuando hayáis llegado al estado de no-deseo,
el espíritu, que por naturaleza es informe, no contiene ningún objeto.
El Ki, la energía espiritual, se expande entonces sin bloqueos, de
manera equilibrada. Si, por el contrario, un objeto la atrae, la
energía se mueve y fluye en una sola dirección mientras que en la otra
dirección falta. Allí, donde hay demasiado, desborda y no puede ser
controlada. Allí, donde hace falta, no es suficientemente alimentada y
se encoge. En ambos casos os encontráis en la imposibilidad de
enfrentaros a situaciones que están continuamente cambiando. Pero allí
donde prevalece el no-deseo, el espíritu no es impulsado en una sola
dirección, sino que trasciende a la vez sujeto y objeto.

Shoken planteó entonces esta pregunta:

7.    ¿Qué se debe entender por “trascender el sujeto y el objeto”?

El Venerable Gato respondió:

8.    El enemigo existe porque hay un “yo”. Cuando no hay “yo” no hay
enemigo. Si a cada cosa le adosáis una palabra, una etiqueta, si la
encerráis en una forma fija y artificial, parecen que existen en
oposición. El macho se opone a la hembra, el fuego al agua. Pero
cuando no se manifiesta ningún juicio en vuestra mente, ningún
conflicto ni oposición pueden aparecer. No hay entonces ni un “yo” ni
enemigo. Una vez superada la mente se saborea un estado de absoluto
“no hacer”, se está en serena armonía con el universo, se es uno con
él. En ese momento no se hace ninguna elección entre verdadero o
falso, entre agradable o desagradable. Se es libre del mundo dualista
fabricado por vuestra mente. Pero cuando un minúsculo grano de polvo
entra en el ojo, ya no podemos mantenerlo abierto. El espíritu es
parecido al ojo. Pierde su poder desde el momento en que un objeto
entra en él.

Esto es todo lo que puedo explicaros. Vosotros debéis experimentar su
veracidad. La verdadera comprensión se sitúa más allá de cualquier
enseñanza escrita. Es necesaria una transmisión especial de hombre a
hombre, pero de todas maneras es uno mismo quien debe alcanzar la
verdad. Enseñar no es muy difícil, oír tampoco, pero ser conciente de
lo que está en vosotros es realmente difícil. El “Satori”, el
despertar, no es nada más ni nada menos que el hecho de ver en el
interior de si mismo. El Satori es el fin de un sueño. El despertar,
la realización de sí mismo, y ver en el interior de su propio ser no
son más que sinónimos...

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