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Con Fernando Amado, autor de "En penumbras..."

Algo de luz

En la Masonería “llegó a haber algunos procesos de investigación interna, para ver cómo se había filtrado esa información", dijo a Montevideo Portal Fernando Amado, autor de "En penumbras...", libro que narra la peripecia de la institución en el período 1973-2008.


La Masonería es, para los profanos, uno de los Grandes Misterios. Pocas cosas como ella generan tanta literatura, las más de las veces poco rigurosa, tanto debate fuera de los muros del Templo. Cierto es que la institución, arraigada en nuestro país hace ya más de un siglo y medio, estuvo presente en la conformación del Estado uruguayo, en la formación de una identidad cultural que no nos es ajena, y en asuntos más prosaicos pero no por ello menos importantes.

La mayor cualidad de la Masonería, a la hora de despertar intriga, dudas y chismes, es su hermético funcionamiento, su secretismo. “Discreción”, apunta, con conocimiento de causa Fernando Amado, Licenciado en ciencias Políticas, de 26 años, autor del libro “En Penumbras, La Masonería Uruguaya (1973-2008)”, que relata el periplo de la institución desde el resquebrajamiento de las instituciones democráticas al primer gobierno de izquierda del país, encabezado por Tabaré Vázquez, connotado masón.

Rápidamente, el libro se convirtió en un best seller en el reducido mercado local: lleva vendidos más de 10.000 ejemplares, y la tendencia continúa en aumento. Amado, con algo de picardía, explica que esperaban una buena recepción de la obra, aunque, tanto autor como Editorial (en este caso, Fin de Siglo), nunca imaginaron un impacto de esta magnitud. “Sabíamos que iba a andar bien, pero no nos imaginábamos esta repercusión”, señala el autor, que atribuye el éxito a la buena crítica que el libro obtuvo desde la prensa especializada, unida al interés que la Masonería despierta en el ciudadano común.

Para Amado, la experiencia con la institución masónica no era una novedad absoluta. Licenciado en Ciencias Políticas, había escrito antes, como trabajo académico, “Desconfianza infinita”, donde “se resaltaba que en el gobierno de Tabaré Vázquez había pesado mucho el estar dentro de la masonería para poder ascender al generalato”. Ese libro, que da cuenta de la manera en que el gobierno de izquierda articuló los ascensos militares, para tener profesionales ‘de confianza’ en las cúpulas castrenses, mostró al autor un campo nuevo e inexplorado para trabajar.


Sin embargo, debió, y aún debe, luchar contra conceptos erróneos arraigados en el imaginario popular, a causa de la mitología desplegada alrededor de la Masonería. “Una de las cosas más ‘divertidas’ que me pasó a raíz del libro es comprobar que hay un mito popular muy arraigado, que señala que el ex presidente Julio María Sanguinetti pertenece a la Masonería, y eso no es así; Sanguinetti nunca perteneció a la Masonería, pero esa suposición está tan arraigada en el imaginario colectivo, que llevó a que en varias conferencias, o presentaciones del libro, la gente insista con que el ex presidente es masón. Sí tiene un pensamiento similar al que tiene la institución Masonería. Hay mucha gente que, sin ser masón, puede coincidir en muchos aspectos filosóficos con la Masonería. Los masones, a estas personas que coinciden con su pensamiento, sin ser parte de la institución les llaman masones sin mandil”.

Libertad, igualdad, fraternidad: la clave del éxito


 “¿Por qué la Masonería y por qué el período elegido?” repite en voz alta la pregunta. Para Amado, “es una institución apasionante que genera un montón de sensaciones. Es interesante develar el misterio, qué es lo que pasa detrás de las puertas de la Masonería. El libro tiene tres aspectos que fueron ‘la clave del éxito’: la Masonería, que es un tema atractivo de por sí, por su discreción, por cómo maneja la información y por lo poco que se sabe de ella. En segundo lugar, el libro habla sobre la Masonería uruguaya; si bien está lleno en todas las librerías de textos sobre la Masonería, hay muy poco escrito sobre Masonería de nuestro país, y lo poco que hay se remonta a la historia, a los principios de la República, y hasta principios del siglo XX. En tercer lugar el período elegido, muy sugestivo, donde hay una catarata de hechos políticos trascendentes, de 1973 a 2008, el Golpe de Estado Militar, la dictadura Militar, el Pacto del Club Naval, la redemocratización, el primer gobierno de transición de Sanguinetti, el primer presidente blanco del siglo XX, Lacalle, porque los blancos habían sido gobierno como colegiado, el tema de buscar solución a los desaparecidos y las heridas del pasado, el voto verde y el voto amarillo, y ‘la frutilla’ que es el ascenso, por primera vez en la historia, de la izquierda al poder, que viene de la mano de otro componente bien interesante, y es que hacía muchos años que el Uruguay no tenía un presidente masón, y en este caso asume el poder la izquierda, con un gobernante que es socialista y es masón. Es un período cargado de hechos trascendentes que hacen que la gente se interese por el tema”.

Investigar y escribir no fue fácil. Amado dice que, aún teniendo ciertas fuentes confiables, debió golpear muchas puertas, y, cuando estas no se abrieron, tuvo que llegar a determinados conocimientos por caminos menos directos. “El libro en sí resultó un gran desafío, y también un gran compromiso. Durante todo el período de investigación y elaboración del libro, hubo de mi parte una obsesiva responsabilidad. En primer lugar, porque soy muy respetuoso de las instituciones, y además porque un tema como el de la Masonería se presta para resbalar muy rápidamente en información que no es cierta, por la discreción con que se maneja la institución y por las fantasías que se tejen alrededor de la Masonería. Y estuvo también el gran desafío que fue encontrar fuentes fidedignas, que manejara información cierta, y que depositaran la confianza en mí, creyendo que iba a escribir un libro ordenado, que reflejara la realidad de lo que fue la peripecia de la institución durante todos esos años, y que, si bien iba a manejar aspectos positivos y negativos de la Masonería no iba a ser un panfleto, sino un relato de lo que tuvo que transcurrir la institución en todos los hechos políticos que señalé antes, que fueron muy traumáticos para el país y también para los masones”.

Esta discreción de la institución llevó a que, dentro de la Gran Logia de la Masonería en Uruguay, la más arraigada en el país, que cuenta con más de 150 años de presencia en el país, y que fue la única que, según el autor, no brindó para el libro un “testimonio oficial”, pese a algunas entrevistas concedidas por el antiguo Gran Maestro, Carlos Bolaña, se ordenaran ‘investigaciones internas’ para discernir desde dónde se filtraron algunos datos incluidos en el libro. “Llegó a haber algunos procesos de investigación interna, para ver cómo se había filtrado esa información, o quienes podrían haber hecho trascender esa información. Por suerte, hasta donde yo tengo conocimiento, no hubo ningún tipo de reacción en ese sentido”, aclara Amado.

Este tipo de procesos internos lleva a pensar que hay cierta contradicción entre el secretismo y la discreción, pero el autor del libro insiste en que es un ‘discreto cuidado’, que respeta y defiende. “Los masones dicen que la Masonería no es secreta, y yo digo que tienen razón, porque uno sabe dónde queda su Templo, uno sabe su número telefónico, tiene su página web institucional, tiene una figura que es el Venerable Gran Maestro, que se elige cada dos años y es una figura pública, que la conocemos todos, es el enlace entre la Masonería y la sociedad, y por último, tiene personería jurídica, el aval del Estado para que funcione. Secreta, no es. Ahora, su modo de manejar la información interna es, al menos, muy discreto. La idea es que las cosas que pasan dentro de la Masonería no se sepan en el mundo profano”.

Quién de nosotros

Dar con las fuentes ‘correctas’ no fue para el autor asunto fácil. En la Masonería, como en cualquier institución, hay distintos niveles de jerarquía, que hacen que no todos los miembros accedan a todo el conocimiento; incluso varios masones, dice Amado, “se enteraron por el libro de muchos acontecimientos, que luego pudieron comprobar mediante corroboraciones de otros Hermanos, y a la luz de los hechos”.

Esto es porque “la Masonería es una institución jerárquica; es una orden. Lo más parecido a la Masonería en su organización interna es la Iglesia Católica, más allá de sus diferencias filosóficas, o el Ejército. Es una institución vertical, ordenada por grados, por jerarquías, dentro de cada Logia hay determinada cantidad de cargos, desempeñados por masones que deben reunir determinadas condiciones, y en cuanto al manejo de la información, y más sobre la que tiene que ver con la institución tallando en temas políticos nacionales e institucionales, no sólo a nivel nacional sino también internos de la Masonería, es para masones que han logrado estar a determinado nivel dentro de la institución”.

Amado aclara que en el libro se encuentran no sólo los testimonios de personas ubicadas en lugares ‘claves’ dentro de la institución y la sociedad. “En penumbras…” se nutre “no sólo de la película de los masones que han estado en los puestos de mando o en lugares de importancia, sino también la visión de los masones ‘comunes y corrientes’, los que van al Templo una vez por semana, que no han estado en la toma de decisiones, pero que tienen su visión sobre la forma en que ha venido actuando la institución”. Esta profusión de fuentes hace al “respaldo que tiene el libro”; “la cantidad de testimonios diversos y relevantes que hacen que haya podido armar el puzzle, porque no sólo con una persona que haya estado empapada de las cosas que vivió la Masonería en determinado momento hubiera podido escribir un relato objetivo de lo que pasó y está pasando en la institución”.

La investigación requirió, además de rigor, de ciertas decisiones ‘políticas’ a la hora de volcar la información recibida. Amado aclara que, “como en toda institución hay distintas corrientes, en el caso de la Masonería hay vertientes más conservadoras, otras más progresistas, algunas que quieren una mayor apertura a la sociedad, y otras que quieren mantener la reserva como ha sido siempre. Mi intención siempre fue no quedar rehén ni ser portavoz de ninguna de esas corrientes, sino reflejar lo que pasó en el período estudiado, y reflejar todas las corrientes que tuvieron que ver dentro de la Masonería. Para ello hubo que ‘pegar en el clavo’ de mucha gente que manejaba información, y que, sin duda, fueron fuentes fundamentales para la concreción del libro, como también los testimonios de los ex presidentes Lacalle, Sanguinetti y Batlle, que suman piezas fundamentales al rompecabezas del armado político, la entrevista a Antonio Mercader, que fue ministro en su momento y que vivió la presión de la Masonería en cuanto al tema educativo, el testimonio de Yamandú Fau, como ministro y también como senador en un debate famoso en el Parlamento, en el que se disputaban temas que afectaban a la Masonería. Los testimonios permitieron que, con toda esa información, el libro sea un relato por lo menos, bastante cercano a lo que ha ido viviendo la Masonería desde 1973 a la fecha”.

La Masonería, se ha dicho hasta el hartazgo, por su discreción, sus ritos y su influencia en la vida pública de la nación, es una fuente de intriga, a la que no escapó el autor. Amado reitera que no es masón, ni tiene intención de serlo, y reconoce que, tras la investigación y publicación del libro, quedó con muchas dudas. “Que los lectores hayan acompañado el libro es porque hay una sana intriga acerca de las cosas que hace la Masonería; yo no soy ajeno a ese público. Pertenezco a una generación que tiene la intención de arrojar luz sobre las cosas que pasaron en el pasado, de la que no fuimos partícipes pero que podemos mirar con otra objetividad, y no caer en la subjetividad de quienes lo vivieron. Por lo tanto, en la investigación, la cantidad de preguntas que realicé fueron infinitas y, por supuesto, hubo muchas que quedaron sin contestar. También es cierto que hubo mucha información que no puse en el libro, y que me quedé con cosas sin saber. Cuando comencé a investigar, varios masones insistieron en que yo no podía escribir el libro sin estar dentro de la Masonería. Yo no conozco la institución y su sentido de pertenencia, pero creo haberme acercado a lo que es el ‘ser masón’”, apunta.

Un espejo

Amado dice que durante el período estudiado, la Masonería se convirtió en un espejo de lo que ocurría en la sociedad. En 1973, en momentos del resquebrajamiento de las instituciones democráticas, los masones tuvieron una “fractura bipolar”. El fenómeno no era nuevo. En tiempos de la Guerra Fría, las opiniones y las corrientes también se dividieron, y no era “bien visto permanecer en el medio”.

Con respecto a la actitud de la Masonería frente al Golpe de Estado, el autor recuerda que los masones tuvieron un comportamiento similar al de la ciudadanía ‘de a pie’, y que tuvo su peor expresión desde el sistema político. “No hay que olvidar que el Golpe de Estado ‘técnico’ se da el 9 de febrero de 1973, cuando los mandos se insubordinan al entonces presidente constitucional Juan María Bordaberry, y, pacto de Boiso Lanza mediante, termina siendo ‘rehén’, pese a haberlo convalidado, del Ejército y la Fuerza Aérea. Y mientras, la gente tomaba sol en la rambla, seguía con su actividades veraniegas con total normalidad, la prensa de la época resaltaba la noticia, pero tampoco acaparaba todos los titulares, y lo más grave fue que los legisladores de nuestro país, habiendo ocurrido un Golpe, ni siquiera levantaron el receso para reunirse en el Parlamento. Era tal la permisividad, no sólo de la sociedad civil, que parecía que no le importaba o no se daba cuenta de lo que estaba pasando, sino del sistema político, que fueron incapaces de levantar el receso; esperaron que transcurrieran todos los hechos hasta junio, cuando se hace aquella última sesión tan recordada. Es un hecho gravísimo que demuestra claramente la falta de interés en el tema o la sensación que pueden haber tenido los políticos de que era una situación inevitable, que habría de suceder de todas formas. La Masonería fue un espejo de todas aquellas reacciones que, en todos los ámbitos, fueron tibias".

"El mismo ejemplo se da luego de recuperada la democracia, cuando el Uruguay todo se plantea la discusión de qué había que hacer con aquellos personajes políticos y militares que habían estado al frente de la dictadura. Se da allí un gran debate, incluyendo aquel episodio donde el Teniente General Raúl Medina guarda las citaciones a declarar a algunos militares en el cofre fort del Comando General del Ejército, y a raíz de eso se termina elaborando la Ley de Caducidad, que derivó en la recolección de firmas y el voto verde y amarillo, donde se plebiscitaba el decir ‘bueno, aquello pasó, y seguimos hacia delante, se investiga pero no se juzga’, o si había que juzgar a las personas que habían estado al frente de la dictadura. Dentro de la Masonería, entre el 85 y el 89, estaba pasado lo mismo; se estaba juzgando a aquellos masones que habían estado al frente del proceso militar. A diferencia de la sociedad civil, sí hubo juicios masónicos. Se juzgó a Federico Silva Ledesma y a Hugo Campos Hermida. Uno de esos juicios, incluso, salió con la recomendación de expulsión de ese integrante por haber incumplido los juramentos masónicos. Esa recomendación luego fue archivada por quien estaba al frente de la Masonería en ese momento, porque al final, igual que la sociedad, la institución termina ‘comprando’ el cambio en paz, que había promocionado el gobierno de Sanguinetti. La ciudadanía termina votando amarillo, ‘mirando hacia adelante’ , como sostenían los defensores de la Ley de Caducidad, y en la Masonería se decide no juzgar ni expulsar a nadie que hubiera estado involucrado en los hechos del pasado”.

Abrir el juego

La Masonería, desde hace poco tiempo, viene dando señales de apertura a la sociedad. Las pruebas están en los homenajes que se tributaron a Giuseppe Garibaldi y Pedro Figari, los concursos literarios que organiza la institución, abiertos a los ‘no masones’, y una mayor exposición pública de las actividades y el pensamiento filosófico de la organización.

El autor señala que “dentro de la Masonería en el Uruguay hay dos corrientes bien claras: una de ellas cree que hay que seguir apostando a la mínima apertura posible, y que se sigan manteniendo las cosas como están, y la otra que impulsa una apertura. No una apertura ‘loca’, sino una apertura progresiva a la sociedad, debido a los tiempos que van transcurriendo, y que hay muchas cosas de la Masonería que no está mal que se difundan”. Uno de los capítulos del libro refiere que, “una de las preocupaciones de los masones, hoy en día, es cómo es vista la Masonería por quienes no lo son”.

Para Amado, este tipo de libros, de investigación seria pero de lenguaje llano, acercan a la institución a la sociedad civil, ajena a la Masonería, y reconoce, como politólogo, que “falta esta literatura”, pero añada que “no es un problema”. “En estos libros no estoy haciendo Ciencia Política; estoy escribiendo, relatando. No es un trabajo académico, es un libro periodístico-político. Me parece muy bien que los politólogos hagan Ciencia Política. Yo tengo formación como politólogo, pero mi intención siempre fue no hacer Ciencia Política pura, sino escribir investigando, y acercando información al ciudadano común. A veces hay problemas en ‘bajar’ esa información, que muchas veces queda ‘encapsulada’ en la elite, formada por periodistas, políticos, por público ‘selecto’, que es la que siente interés por comprar un libro de determinado tenor, tiene un léxico específico que lo hace muy pesado para el ciudadano común. Mi idea siempre fue tratar de analizar lo más rigurosamente posible, pero adaptarlo para que se democratice la información; en este caso había mucha cosa para decir, y la mayor satisfacción, más allá de algunos pesos que pueda hacer por la venta de los libros, es haberle acercado al ciudadano los datos para que pueda armar su propia ‘película’ del tema”.

Ahora, Fernando Amado, con un ‘best seller’ bajo el brazo, se lanzó a una nueva investigación igual de apasionante, y promete, para mediados de este año, un nuevo libro, centrado en la influencia de la Prelatura del Opus Dei en nuestro país. Sobre el tema, también, hay escasa información severa, y demasiadas leyendas. Habrá que esperar, entonces, y confiar en la rigurosidad del joven investigador, que promete “la misma obsesión y compromiso” con su trabajo.


Jorge Costigliolo l Montevideo Portal

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