Por Homero T. Calderón
Algo extraordinario deben tener las mujeres que hasta agarraron un día solito para ellas. Y en los festejos que se dieron el pasado domingo, no pude sino integrarme a ellas.
El pasado viernes 6, un grupo de ellas me hicieron el honor de invitarme a una sus ceremonias. Las damas que cito hacen fraternidad en el seno de la Muy Respetable Gran Logia Femenina de Estado “Unida de Tabasco” y presentaron una hermosa plaquette, donde muchas de ellas se manifestaron. La intitularon “Masonería femenina: manifestación de Libertad, Igualdad y fraternidad”.
He de dar gracias a la generosidad de esas mujeres que, aparte de ser hermosas en su exterior, en su interior son prácticamente cercanas a la perfección. Ah, las mujeres. Bien lo decía Paco Solís: ¿merecen ir?, no, merecen estar en el cielo (Quien como Dios que agarra todo y no deja nada para los simples mortales).
Agradezco infinitamente a María de los Santos Morales Félix y Ana Laura Vila Martínez, su preocupación porque todo fuera de primer nivel. El único de segundo nivel era su servidor. Obviamente, hice sociales en el evento: compartí el crédito de presentar el libro con el presidente de la sociedad de Escritores Voces y letras de Tabasco, A.C., don Margarito Palacios. Excelente su presencia por el rango tan alto que tiene la sociedad que representa. Encontré igualmente en esa reunión al escritor Vicente Gómez Montero y al senador Francisco Herrera. Lo mejor de todo fue a la hora del vinillo con tan atractivas cuanto inteligentes féminas. A todas ellas las amo. Tienen una sensibilidad que demuele los muros más graníticos. Mujeres que con sus proezas diarias han sido capaces de quitarse de encima la aberrante carga del coloniaje machista.