J. L. ARGÜELLES
-¿Qué es la masonería?
-Un asunto ante el que hay muchos perjuicios. Nos han enseñado, desde niños, que es una cosa tremenda, cuando otros dicen que es maravillosa. La verdad es que no es ni una cosa ni la otra. La masonería tiene sus luces y sus sombras. Entre las primeras, hay que subrayar el afán por la mejora de la humanidad con arreglo a una ética elevada, comprensiva y tolerante, en fin, lo que supone el credo masónico; al lado, está el misterio y el ocultismo que envuelve a los masones, cierto secreto que, al final, es el secreto de Polichinela, porque no hay tal.
-¿Tiene sentido una asociación discreta o casi secreta en las llamadas sociedades abiertas?
-Rotundamente, no. Y los mismos masones se dan cuenta de que tienen que abrirse. En el mundo hay cinco millones de masones, que tampoco es tanto, y calculo que en España habrá unos tres mil. Por otra parte, la masonería está muy dividida, con varios Orientes y obediencias, además de decenas de ritos. En estos tiempos, sus ceremonias, con mandiles y demás, pueden parecer ridículas...
-Pero son los atributos por los que se les conoce.
-Cierto, pero yo he hablado con personas que han estado en una tenida masónica y, tras contarme las ceremonias de los mandiles y asegurar que les han dicho que deben ser buenos, me han asegurado que es lo mismo que se les pide cuando están en una iglesia. Dicho de otra manera, no es algo tan tenebroso como se dice. La masonería tiene ciertas connotaciones republicanas e izquierdistas, y es cierto que su enfrentamiento con la Iglesia ha sido muy serio. Los masones predican su creencia en Dios como Gran Arquitecto, aunque para ellos Cristo no es Dios.
-¿Y qué hay de la leyenda por la que la masonería es la sociedad encargada de transmitir un conocimiento importante a lo largo de los siglos?
-La masonería era un gremio de albañiles que, como la mayoría de los gremios en la Edad Media y en la Moderna, tenía un lenguaje secreto para que los demás no conocieran las claves de su oficio. Si todo el mundo podía dominar el arte de trabajar la piedra o el de levantar catedrales, pues se acababan sus privilegios. De ahí que mantuvieran ocultos los conocimientos de su oficio, igual que, por otra parte, hacían los caldereros de Miranda. Con la Ilustración, que extiende los saberes técnicos, acaba esa masonería operativa y comienza la especulativa. Es cuando las logias se abren a médicos, abogados o comerciantes. Se reúnen y mantienen sus secretos. El gran esplendor de la masonería en España es después de la revolución de 1868, cuando todo el mundo iba a las logias con la intención de medrar socialmente.
-¿La masonería tiene el poder que le atribuyen sus enemigos o no pasa de ser una asociación de personas bienintencionadas?
-Comprenderá usted que con cinco millones de masones en el mundo no se puede tener mucho poder, aunque es cierto, por ejemplo, que muchos presidentes de los Estado Unidos, además de otros destacados personajes, fueron masones. Theodore Roosevelt fue masón; Truman, también, y, sin embargo, dio orden de lanzar la bomba atómica. El poder lo tenían como ciudadanos, no como masones. En la masonería, como en el resto de la sociedad, hay de todo. Es curioso, porque hubo muchos sacerdotes masones hasta que el Papa lo prohibió. Hay instituciones en las que la Iglesia y la masonería han colaborado, como la Sociedad de Naciones o Cruz Roja.
-¿La masonería ha tenido influencia en Asturias?
-Muy poca. En Avilés, por ejemplo, hubo dos logias; en Oviedo, Fermín Canella, que fue rector de la Universidad, fue masón. La mayor influencia de los masones en Asturias fue a finales del siglo XIX.
-¿Jovellanos fue masón?
-No hay nada que lo indique. Hay que tener en cuenta, además, que la masonería en España no existe como tal hasta 1808, que llega con las tropas de Napoleón. La primera logia la funda un inglés en Madrid, pero es sólo para ingleses. La masonería tiene influencia en el partido afrancesado y en algunos miembros de las Cortes de Cádiz, como Riego. Yo creo que la masonería tuvo mucha influencia en la pérdida de las colonias hispanoamericanas.
-¿Por qué?
-Riego se subleva en Cabezas de San Juan cuando está a punto de embarcar el Ejército para las colonias. Fue un hecho decisivo. Bolívar también era masón, pero en cuanto tuvo el poder prohibió la masonería.
-¿La masonería ha vuelto a instalarse en Asturias?
-Hay cinco logias y unos setenta masones. Es cierto que la masonería ha tenido cierto resurgimiento con la democracia. No olvide que Franco achacaba todos los males al famoso contubernio judeo-masónico-comunista.
Fuente: La Nueva España