ESCRIBE IVÁN ALEJANDRO JACOBO PANTOJA
M.'. M.'.
La masonería tiene como uno de sus objetivos elevar el mas alto espíritu que la dignidad del hombre pueda reconocer ante los demás y hacer de ello mecanismos e instrumentos que construyan en una unidad un grupo fortalecido sin distinciones de cualquier tipo de naturaleza, basándose en la promoción y fortalecimiento con bases en la igualdad y la fraternidad, proporcionando con ello la libertad plena para la toma de decisiones de consejo, basadas en la libertad de conciencia, de expresión y de reunión, que siempre beneficiaran a los hermanos que integran nuestra orden.
México en la actualidad, vive una crisis de identidad en la cual como sociedad afecta el desarrollo de generar habilidades y estrategias que puedan favorecer el crecimiento de una nación que no tiene sentido de pertenencia ni de identificació n cultural, echando a la borda, el gran compromiso que se debe tener ante las clases mas desfavorecidas; de las cuales algunos de los políticos actuales se han aprovechado, por su falta de espíritu, de humanidad y de conciencia política, solo acumulando egos y grandes riquezas materiales, sin respetar la dignidad humana que representa el ciudadano común.
Una de las cosas que podemos concertar en sanar el alma y espíritu de nuestro pueblo es involucrarnos en las políticas públicas educativas, exaltando los mas altos valores cívicos que nos fortalecen, nos proporcionan y que nos comprometen como masones, con la unión y la fuerza que existe entre nosotros, podremos hacer entender a los actores de esta política mal encaminada o mejor dicho tiránica; durante la historia en México, han existido grandes luchadores sociales, políticos y morales pertenecientes a nuestra orden, que expusieron y siguen exponiendo modelos que coadyuvan al país a un mejor desempeño y que además proporcionan el reconocimiento de la falta de existencia de limites en la políticas tiránicas de los malos gobernantes.
Todos los seres humanos deben con todo conservar, en alguna medida, una conciencia y una posibilidad de discriminació n entre lo verdadero y lo falso, lo justo y lo injusto, lo superior y lo inferior; tal conciencia de la verdad puede incluso hallarse sepultada, sofocada, olvidada, a pesar de lo cual, mientras exista la naturaleza humana, debe subsistir en alguna medida una facultad de discriminació n que otorgue un sentido a la responsabilidad en las acciones y en las modalidades de pensamiento. Esta huella, que necesariamente subsiste en cuanto corresponde a la naturaleza más profunda y auténtica del ser humano, debería resultar más evidente y reconocible en quienes han recibido una iniciación.
Así como existe esta conciencia de la verdad que debería conducir a ese camino que responde al nombre, en sentido espiritual, de sendero recto, así también la negación, la aparente e ilusoria oposición a la verdad es a su vez necesariamente consciente, y es una cuestión de elección, dictada en este último caso, por una irrefrenable tendencia al individualismo y a la separatividad.
Es por ello, que en nuestra Constitución esta plasmada dentro de su apartado dogmático, todos esos derechos humanos que nos reconocen de manera individual ante el Estado y Sociedad como entes generadores de valores que deben ser jurídico-político proporcionados, garantizados y salvaguardados por los rectores que instituyen la parte orgánica de la administració n Estatal.
Debemos entender y hacer mención dentro de nuestra orden que tenemos una misión moral y ética que cumplir, que nuestros cimientos que han fortalecido tantos años nuestra verdadera identidad y la protección que tenemos ante nuestros hermanos, sea un reflejo social, haciendo promoción sobre las garantías a las que deben tener derecho todo ciudadano, ya que se ha hecho un balance sobre el comportamiento de los políticos así como su actuación causando con ellos una serie de violaciones de garantía en las cuales inciden la represión, la censura, la realidad de la pobreza, la discriminació n de raza y la marginación a los inmigrantes. En los cuales los derechos humanos deben de propiciar la convivencia humana, no la destrucción de la integridad de ellos.
No podemos caer en juegos absurdos y que nos pongan unas vendas en los ojos cuando sabemos que tenemos una fortaleza de espíritu que ha enaltecido la Masonería mexicana a través de grandes inspiradores, pensadores y luchadores sociales, ese espíritu esta en cada uno de nosotros, esos principios de integridad y de unidad nos ha sido reconocido y a la vez criticado, pero nunca nos han confundido, porque la Masonería mexicana, sin distinción de ritos o de falacias de regularidad e irregularidad, desde la época en que entró en nuestro país, ha demostrado esa fortaleza, ese espíritu, esa voz, esa alma de cada uno de nuestros hermanos, que es la que debemos seguir demostrando, para coadyuvar a los gobernados y gobernantes, mostrando el carácter para impugnar a favor de nuestros hermanos profanos.
Es cuanto.
M.'. M.'.
EN LA ACTUALIDAD
La masonería tiene como uno de sus objetivos elevar el mas alto espíritu que la dignidad del hombre pueda reconocer ante los demás y hacer de ello mecanismos e instrumentos que construyan en una unidad un grupo fortalecido sin distinciones de cualquier tipo de naturaleza, basándose en la promoción y fortalecimiento con bases en la igualdad y la fraternidad, proporcionando con ello la libertad plena para la toma de decisiones de consejo, basadas en la libertad de conciencia, de expresión y de reunión, que siempre beneficiaran a los hermanos que integran nuestra orden.
México en la actualidad, vive una crisis de identidad en la cual como sociedad afecta el desarrollo de generar habilidades y estrategias que puedan favorecer el crecimiento de una nación que no tiene sentido de pertenencia ni de identificació n cultural, echando a la borda, el gran compromiso que se debe tener ante las clases mas desfavorecidas; de las cuales algunos de los políticos actuales se han aprovechado, por su falta de espíritu, de humanidad y de conciencia política, solo acumulando egos y grandes riquezas materiales, sin respetar la dignidad humana que representa el ciudadano común.
Una de las cosas que podemos concertar en sanar el alma y espíritu de nuestro pueblo es involucrarnos en las políticas públicas educativas, exaltando los mas altos valores cívicos que nos fortalecen, nos proporcionan y que nos comprometen como masones, con la unión y la fuerza que existe entre nosotros, podremos hacer entender a los actores de esta política mal encaminada o mejor dicho tiránica; durante la historia en México, han existido grandes luchadores sociales, políticos y morales pertenecientes a nuestra orden, que expusieron y siguen exponiendo modelos que coadyuvan al país a un mejor desempeño y que además proporcionan el reconocimiento de la falta de existencia de limites en la políticas tiránicas de los malos gobernantes.
Todos los seres humanos deben con todo conservar, en alguna medida, una conciencia y una posibilidad de discriminació n entre lo verdadero y lo falso, lo justo y lo injusto, lo superior y lo inferior; tal conciencia de la verdad puede incluso hallarse sepultada, sofocada, olvidada, a pesar de lo cual, mientras exista la naturaleza humana, debe subsistir en alguna medida una facultad de discriminació n que otorgue un sentido a la responsabilidad en las acciones y en las modalidades de pensamiento. Esta huella, que necesariamente subsiste en cuanto corresponde a la naturaleza más profunda y auténtica del ser humano, debería resultar más evidente y reconocible en quienes han recibido una iniciación.
Así como existe esta conciencia de la verdad que debería conducir a ese camino que responde al nombre, en sentido espiritual, de sendero recto, así también la negación, la aparente e ilusoria oposición a la verdad es a su vez necesariamente consciente, y es una cuestión de elección, dictada en este último caso, por una irrefrenable tendencia al individualismo y a la separatividad.
Es por ello, que en nuestra Constitución esta plasmada dentro de su apartado dogmático, todos esos derechos humanos que nos reconocen de manera individual ante el Estado y Sociedad como entes generadores de valores que deben ser jurídico-político proporcionados, garantizados y salvaguardados por los rectores que instituyen la parte orgánica de la administració n Estatal.
Debemos entender y hacer mención dentro de nuestra orden que tenemos una misión moral y ética que cumplir, que nuestros cimientos que han fortalecido tantos años nuestra verdadera identidad y la protección que tenemos ante nuestros hermanos, sea un reflejo social, haciendo promoción sobre las garantías a las que deben tener derecho todo ciudadano, ya que se ha hecho un balance sobre el comportamiento de los políticos así como su actuación causando con ellos una serie de violaciones de garantía en las cuales inciden la represión, la censura, la realidad de la pobreza, la discriminació n de raza y la marginación a los inmigrantes. En los cuales los derechos humanos deben de propiciar la convivencia humana, no la destrucción de la integridad de ellos.
No podemos caer en juegos absurdos y que nos pongan unas vendas en los ojos cuando sabemos que tenemos una fortaleza de espíritu que ha enaltecido la Masonería mexicana a través de grandes inspiradores, pensadores y luchadores sociales, ese espíritu esta en cada uno de nosotros, esos principios de integridad y de unidad nos ha sido reconocido y a la vez criticado, pero nunca nos han confundido, porque la Masonería mexicana, sin distinción de ritos o de falacias de regularidad e irregularidad, desde la época en que entró en nuestro país, ha demostrado esa fortaleza, ese espíritu, esa voz, esa alma de cada uno de nuestros hermanos, que es la que debemos seguir demostrando, para coadyuvar a los gobernados y gobernantes, mostrando el carácter para impugnar a favor de nuestros hermanos profanos.
Es cuanto.