Escribe R:.H:. Fernando Valdivieso Cabada
2do. Gran Vigilante de la M:. R:. G:. L.: del Norte del Peru.
La Iniciación Masónica provoca un proceso de búsqueda hacia el Interior de nuestro Ser.
La Iniciación Masónica es un complejo proceso que conduce al individuo para alcanzar y en su caso traspasar su propio centro, hasta remontar, en un largo viaje para el encuentro del ser creado, con el Ser Increado que habita dentro de cada uno de nosotros.
Este mítico viaje hacia donde se funden lo conocido con lo desconocido y donde acaba desapareciendo toda dualidad, ha fascinado a los masones de todas las épocas.
Hoy, algunos masones aún se atreven a llevar a cabo en sí mismos este proceso de iniciación, para así culminarlo con éxito.
Las Liturgias masónicas de los tres primeros grados son los únicos manuales que aportan numerosas claves para emprender este portentoso viaje iniciático.
El ser humano sumergido en el mundo profano, habiendo gustado de su sabor y embrutecido por su atmosfera ilusoria y engañosa ha caído en un profundo sueño psicológico.
Hemos olvidado así nuestro origen divino y nuestro halo inmortal. De pronto recibimos una llamada que nos saca de nuestra rutina habitual y algo nos hace presa de una profunda nostalgia.
La iniciación nos trae recuerdos que nos estimulan a seguir adelante, los sonidos adquieren el tono de una antigua canción, la luz que vemos cuando nos quitan la venda de los ojos se torna dorada, de repente, siente la llamada de un lugar lejano, ignorado, pero que influye familiar y nos sentimos extranjeros en este mundo profano, nos hacemos conscientes de que ésta no es nuestra patria.
Todavía no sabemos de dónde somos, ni menos que poseemos una Alma Inmortal con linaje Divino, pero dos fuerzas implacables luchan dentro de nosotros, una que nos llama a volver al mundo profano y otra que nos abre las puertas del Reino de la Gran Luz.
Es cuando la Iniciación Masónica se convierte en un Drama para el Iniciado Masón. La decisión puede llevarle horas, días, meses o años. O tal vez desista dejando a un lado la Iniciación para siempre. Pero cuando el masón haya respondido a la llamada, un recuerdo penetrará una y otra vez más en su alma, hasta que ponga en marcha el proceso de transmutación.
La Iniciación por decirlo así va madurando gestándose poco a poco. Su entorno comienza a cambiar, antiguos conocidos desaparecen de su círculo y nuevas personas aparecen. Todo parece sonreír, surgen ideas, libros, información por Internet, cursos, conferencias, encuentros con personas que nos abren a nuevos e insospechados mundos alternativos, las casualidades se multiplican y, así sin darse cuenta nos convertimos en seres diferentes, hemos activado algo en nosotros, hemos iniciado el camino masónico, un camino que nos convertirá en Seres Luz. Comenzamos la búsqueda frenética de nosotros mismos, pero de lo que realmente somos, no de lo que nos han contado. Ahora hay pistas, mapas, compañeros de búsqueda, guías. El camino masónico discurre en que hemos encontrado al fin el camino deseado, ahora todo tiene sentido y orden. Los viejos demonios están bajo control, los antiguos esfuerzos dan fruto casi de inmediato y sin esfuerzos, todo marcha bien en nosotros y en nuestro entorno, porque ahora somos dueños de nosotros mismos y de nuestro propio destino.
Nuevos conocimientos brotan de todas partes, la intuición comienza a despertar, la consciencia se expande, nuevas y mejores capacidades se manifiestan, los sentimientos de amor universal y solidaridad se hacen más intensos y surge la necesidad de ponerse al servicio de los demás.
Cuando la decisión de ser masón es firme, cuando se sirve desinteresadamente a la Orden Masónica, es cuando hace la aparición todo lo que es necesario para llegar a cumplir con nuestro destino aquí en este Planeta, que es ser Luz para el Mundo.
El compromiso de ser Masón es un volver a empezar constantemente, y ello nos obliga a regresar al punto de partida; no interesan las veces que sea necesario volver al cuarto de reflexiones para entender cada uno de los objetos, frases y sentido de nuestra iniciación.
Así como la marcha del aprendiz se hace paso a paso y la palabra se da letra por letra, así nuestro caminar en la masonería está en función a que vayamos resolviendo una por una las interrogantes que encontremos.
Es tiempo que regresemos al cuarto de reflexiones y empecemos de nuevo a ser masones, que obtengamos legitimidad como masones, resolviendo de una vez por todas, la primera pregunta del grado de aprendiz, viviéndola, convirtiendo la respuesta en cierta, tan cierta que ningún hermano nos formule la pregunta:
¿Sois francmasón? Sino que todos digan: “ese Hermano es un Masón”.
Todos estaremos equivocados, empantanados, cubiertos por una tupida venda y nuestra Orden, nuestra Antigua Orden, será, como dijo el poeta, una vieja lira cubierta de polvo en espera que legítimos y auténticos masones, aquellos que por haber dado respuesta a la primera pregunta del ritual, son reconocidos como tales, la desempolven y saquen de ella los arpegios mas fraternales
UBIQUEMONOS; a la masonería se viene solo para ser fraternos, para ser virtuosos, para ser iguales, para ayudarnos en condiciones de igualdad. Todos tenemos los mismos deberes y las mismas obligaciones. Quien no se ha despojado de títulos o posiciones, no podrá aportar nada favorable en la Logia o en la Orden.
Estemos ubicados: el profano que se inicia no da lustre a la Orden. la Orden da lustre a los profanos que quieren ser francmasones.
UNAMONOS; suficientes fuerzas hay fuera de nuestros Templos para que dentro, también los encontremos, superemos las diferencias personales para llegar con el mayor respeto y dedicación a tomar en cuenta los pensamientos ajenos. Que los debates sobre las posiciones diferentes, sean debates de ideas, confrontación de principios y creencias no se trata de la persona o del mensajero.
ARMONICEMOS busquemos puntos de reencuentro y no dediquemos a generar desconfianza en nuestras Autoridades e Instituciones y generemos con ello un abierto desacato a las decisiones adoptadas por los Organos pertinentes.
Aceptemos las discrepancias mientras no haya acuerdos, respetemos las ideas ajenas, pero una vez tomados los acuerdos, todos las acatemos y nos unamos para que avancemos en los logros que esperamos como Francmasones.
Generemos reconciliación y gobernabilidad en la Gran Logia del Perú ahora que debemos cambiar el Estatuto de la Orden; que dejemos asuntos que nos distancian como la propuesta de separación del Segundo Gran Vigilante que no nos hermanará, sin que ello signifique olvidarnos que las normas deben cumplirse y que el tesoro de la Gran Logia sólo debe utilizarse para los fines de la Orden , evitando que lo que debió ser un asunto institucional quiso convertirse en uno personal.
Que la aplicación de la justicia masónica sea absolutamente objetiva y justa principalmente, que sancionemos todo aquello que este mal, pero que dejemos de lado lo injusto y arbitrario; que no deje de investigarse nada que haya trasgredido la buena fe y el adecuado uso de los dineros de las Logias y de la Orden , sin excepción ni pretexto.
Yo propongo en fin que pensemos en primer y en último término en nuestra Augusta Institución, que requiere de todos y que no puede prescindir de nadie.
Acomodando antes que parafraseando la frase de Andrés Avelino Cáceres debemos decir CONTRA LA ORDEN … NADIE TIENE RAZON
Fraternalmente
2do. Gran Vigilante de la M:. R:. G:. L.: del Norte del Peru.
La Iniciación Masónica provoca un proceso de búsqueda hacia el Interior de nuestro Ser.
La Iniciación Masónica es un complejo proceso que conduce al individuo para alcanzar y en su caso traspasar su propio centro, hasta remontar, en un largo viaje para el encuentro del ser creado, con el Ser Increado que habita dentro de cada uno de nosotros.
Este mítico viaje hacia donde se funden lo conocido con lo desconocido y donde acaba desapareciendo toda dualidad, ha fascinado a los masones de todas las épocas.
Hoy, algunos masones aún se atreven a llevar a cabo en sí mismos este proceso de iniciación, para así culminarlo con éxito.
Las Liturgias masónicas de los tres primeros grados son los únicos manuales que aportan numerosas claves para emprender este portentoso viaje iniciático.
El ser humano sumergido en el mundo profano, habiendo gustado de su sabor y embrutecido por su atmosfera ilusoria y engañosa ha caído en un profundo sueño psicológico.
Hemos olvidado así nuestro origen divino y nuestro halo inmortal. De pronto recibimos una llamada que nos saca de nuestra rutina habitual y algo nos hace presa de una profunda nostalgia.
La iniciación nos trae recuerdos que nos estimulan a seguir adelante, los sonidos adquieren el tono de una antigua canción, la luz que vemos cuando nos quitan la venda de los ojos se torna dorada, de repente, siente la llamada de un lugar lejano, ignorado, pero que influye familiar y nos sentimos extranjeros en este mundo profano, nos hacemos conscientes de que ésta no es nuestra patria.
Todavía no sabemos de dónde somos, ni menos que poseemos una Alma Inmortal con linaje Divino, pero dos fuerzas implacables luchan dentro de nosotros, una que nos llama a volver al mundo profano y otra que nos abre las puertas del Reino de la Gran Luz.
Es cuando la Iniciación Masónica se convierte en un Drama para el Iniciado Masón. La decisión puede llevarle horas, días, meses o años. O tal vez desista dejando a un lado la Iniciación para siempre. Pero cuando el masón haya respondido a la llamada, un recuerdo penetrará una y otra vez más en su alma, hasta que ponga en marcha el proceso de transmutación.
La Iniciación por decirlo así va madurando gestándose poco a poco. Su entorno comienza a cambiar, antiguos conocidos desaparecen de su círculo y nuevas personas aparecen. Todo parece sonreír, surgen ideas, libros, información por Internet, cursos, conferencias, encuentros con personas que nos abren a nuevos e insospechados mundos alternativos, las casualidades se multiplican y, así sin darse cuenta nos convertimos en seres diferentes, hemos activado algo en nosotros, hemos iniciado el camino masónico, un camino que nos convertirá en Seres Luz. Comenzamos la búsqueda frenética de nosotros mismos, pero de lo que realmente somos, no de lo que nos han contado. Ahora hay pistas, mapas, compañeros de búsqueda, guías. El camino masónico discurre en que hemos encontrado al fin el camino deseado, ahora todo tiene sentido y orden. Los viejos demonios están bajo control, los antiguos esfuerzos dan fruto casi de inmediato y sin esfuerzos, todo marcha bien en nosotros y en nuestro entorno, porque ahora somos dueños de nosotros mismos y de nuestro propio destino.
Nuevos conocimientos brotan de todas partes, la intuición comienza a despertar, la consciencia se expande, nuevas y mejores capacidades se manifiestan, los sentimientos de amor universal y solidaridad se hacen más intensos y surge la necesidad de ponerse al servicio de los demás.
Cuando la decisión de ser masón es firme, cuando se sirve desinteresadamente a la Orden Masónica, es cuando hace la aparición todo lo que es necesario para llegar a cumplir con nuestro destino aquí en este Planeta, que es ser Luz para el Mundo.
El compromiso de ser Masón es un volver a empezar constantemente, y ello nos obliga a regresar al punto de partida; no interesan las veces que sea necesario volver al cuarto de reflexiones para entender cada uno de los objetos, frases y sentido de nuestra iniciación.
Así como la marcha del aprendiz se hace paso a paso y la palabra se da letra por letra, así nuestro caminar en la masonería está en función a que vayamos resolviendo una por una las interrogantes que encontremos.
Es tiempo que regresemos al cuarto de reflexiones y empecemos de nuevo a ser masones, que obtengamos legitimidad como masones, resolviendo de una vez por todas, la primera pregunta del grado de aprendiz, viviéndola, convirtiendo la respuesta en cierta, tan cierta que ningún hermano nos formule la pregunta:
¿Sois francmasón? Sino que todos digan: “ese Hermano es un Masón”.
Todos estaremos equivocados, empantanados, cubiertos por una tupida venda y nuestra Orden, nuestra Antigua Orden, será, como dijo el poeta, una vieja lira cubierta de polvo en espera que legítimos y auténticos masones, aquellos que por haber dado respuesta a la primera pregunta del ritual, son reconocidos como tales, la desempolven y saquen de ella los arpegios mas fraternales
UBIQUEMONOS; a la masonería se viene solo para ser fraternos, para ser virtuosos, para ser iguales, para ayudarnos en condiciones de igualdad. Todos tenemos los mismos deberes y las mismas obligaciones. Quien no se ha despojado de títulos o posiciones, no podrá aportar nada favorable en la Logia o en la Orden.
Estemos ubicados: el profano que se inicia no da lustre a la Orden. la Orden da lustre a los profanos que quieren ser francmasones.
UNAMONOS; suficientes fuerzas hay fuera de nuestros Templos para que dentro, también los encontremos, superemos las diferencias personales para llegar con el mayor respeto y dedicación a tomar en cuenta los pensamientos ajenos. Que los debates sobre las posiciones diferentes, sean debates de ideas, confrontación de principios y creencias no se trata de la persona o del mensajero.
ARMONICEMOS busquemos puntos de reencuentro y no dediquemos a generar desconfianza en nuestras Autoridades e Instituciones y generemos con ello un abierto desacato a las decisiones adoptadas por los Organos pertinentes.
Aceptemos las discrepancias mientras no haya acuerdos, respetemos las ideas ajenas, pero una vez tomados los acuerdos, todos las acatemos y nos unamos para que avancemos en los logros que esperamos como Francmasones.
Generemos reconciliación y gobernabilidad en la Gran Logia del Perú ahora que debemos cambiar el Estatuto de la Orden; que dejemos asuntos que nos distancian como la propuesta de separación del Segundo Gran Vigilante que no nos hermanará, sin que ello signifique olvidarnos que las normas deben cumplirse y que el tesoro de la Gran Logia sólo debe utilizarse para los fines de la Orden , evitando que lo que debió ser un asunto institucional quiso convertirse en uno personal.
Que la aplicación de la justicia masónica sea absolutamente objetiva y justa principalmente, que sancionemos todo aquello que este mal, pero que dejemos de lado lo injusto y arbitrario; que no deje de investigarse nada que haya trasgredido la buena fe y el adecuado uso de los dineros de las Logias y de la Orden , sin excepción ni pretexto.
Yo propongo en fin que pensemos en primer y en último término en nuestra Augusta Institución, que requiere de todos y que no puede prescindir de nadie.
Acomodando antes que parafraseando la frase de Andrés Avelino Cáceres debemos decir CONTRA LA ORDEN … NADIE TIENE RAZON
Fraternalmente
Trujillo 10 de Agosto del 2009