El autor de 'El código Da Vinci', Dan Brown, traza una ruta de misterios y logias en su última novelaDAVID ALANDETE
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La nueva novela del autor de El código Da Vinci, Dan Brown, ocurre en una ciudad fascinante en sus contradicciones. Hunde sus raíces estilísticas en la antigüedad, pero sólo tiene 200 años de historia. Es en sí misma un homenaje a la razón, pero se inspira en arcanos simbólicos como las estrellas de cinco puntas y las cruces. El símbolo perdido es en sí mismo un mapa oculto de Washington, una ciudad diseñada por masones
01. La Casa del Templo
Durante décadas, los amantes del ocultismo han utilizado el mapa de la capital de Estados Unidos para trazar figuras esotéricas. La Casa Blanca, unida a las rotondas que la rodean, forma una estrella de cinco puntas invertida. En la misma calle de la residencia presidencial se halla La Casa del Templo del Consejo Supremo Número 33, una logia masónica construida a imagen y semejanza del mítico Mausoleo de Halicarnaso.
Dos esfinges reciben al visitante. Una claraboya ilumina la sala central, en cuyo centro se yergue un pedestal con los libros sagrados. Aquí, en este escenario abierto al público, bebe la sangre simbólica e iniciática el demonio Mal'akh, de un cráneo humano, en las primeras páginas de la novela.
"El señor Brown estuvo aquí, documentándose para su libro", explica Arturo de Hoyos, Gran Archivero y Gran Historiador de la logia. "El libro es, sin duda, una obra de ficción, y en eso se queda. No hay parecido con lo que es la realidad de los masones. Somos una hermandad nacida bajo los principios de la Ilustración".
Como demuestra este lugar, los masones gustan de recargar sus templos y monumentos de símbolos tomados de muchas tradiciones, la del Antiguo Egipto sobre todo: las esfinges, las pirámides, los obeliscos. "Enseñamos a través de los símbolos, creemos en la iluminación del alma a través de estas alegorías", explica De Hoyos.
En la tradición masónica de Estados Unidos hay un personaje muy respetado: el fundador de la patria, el general y primer presidente George Washington. A su memoria, precisamente, se le dedicó uno de los principales templos masones de Estados Unidos en Alexandria, a las afueras de Washington. Fue construido en los años veinte del siglo pasado, imitando al faro de Alejandría.
En Estados Unidos hay unas 35 logias masónicas. Entre los padres fundadores de la patria había unos 18 masones. Y era masón el arquitecto franco-americano Pierre L'Enfant, que diseñó esta ciudad en 1791 (un proyecto que se extendería durante más de un siglo y cuya magnitud ha quedado como uno de los últimos hitos del urbanismo). "Está claro que hay cierto simbolismo masónico en el diseño de esta ciudad", explica Thomas B. Allen, experto en historia local. "Los masones creen en la armonía, en la importancia de que los edificios muestren un simbolismo y una disposición entre ellos que refleje su fascinación por el conocimiento y la sabiduría".
En el interior de este monumento, un mural muestra al general Washington colocando la primera piedra del Capitolio en 1793, siguiendo un pomposo rito masónico, ataviado con un delantal y luciendo otro símbolo muy querido para esa hermandad: la escuadra y el compás.
02. El Capitolio
El Capitolio marca la vida de Washington. Es un complejo inmenso, con sus propios restaurantes, su sistema de metro e infinidad de pasadizos subterráneos. Acceder al edificio principal es posible a través del Centro para Visitantes abierto el año pasado. Las diversas visitas guiadas enseñan lugares memorables, como la Rotonda o el Salón de Estatuas. Pero en este edificio hay secretos reservados para algunos privilegiados.
Sólo a través de un congresista se puede acceder a la cúpula y a la torre exterior que la corona, a 365 escalones de distancia. Primero, esta escalera llega a la balconada circular del interior de la cúpula, desde la que se ve la Rotonda en picado. Sólo entonces es capaz el visitante de valorar la inmensidad de la bóveda, dentro de la cual cabe la Estatua de la Libertad de Nueva York, con sus 46 metros de altura.
En las catedrales católicas, las cúpulas sirven para reflejar el mundo celestial, el advenimiento de Jesucristo. La del Capitolio es exclusivamente laica. En su techo, a Jesucristo le sustituye el propio general Washington, sentado en los cielos, laureado por las diosas de la Victoria y la Libertad.
"La arquitectura neoclásica está meticulosamente diseñada para evocar la grandeza de la antigua Roma, cuyos ideales fueron la inspiración de los fundadores de América cuando establecieron las leyes y la cultura de la nueva República", según escribe Dan Brown en su novela. A través de la balconada interior se accede a la torre que adorna la cúpula en el exterior, desde la que se tienen unas impactantes vistas del distrito de Columbia.
Desde esa torre se percibe el simbolismo religioso con el que los fundadores masones de la patria diseñaron Washington. Los monumentos a Jefferson y Lincoln, el Capitolio mismo y la Casa Blanca forman una cruz, en cuyo centro se yergue otro de los puntos cruciales de la novela de Brown: el monumento a Washington, el obelisco más alto del mundo.
03. El Obelisco
Admiradores de la arquitectura y el arte de la antigüedad, los masones tomaron el símbolo del pilar como una representación de su relación con la divinidad. Tal y como el experto masón Carl Claudy dijo en su Introducción a la masonería, "los pilares son símbolos de gran valor; el iniciado de la antigüedad veía en el obelisco el verdadero espíritu del dios al que adoraba".
Se puede ascender hasta un mirador situado en la pirámide que corona el monumento, a 169 metros de altura, con un ascensor. Para acceder a él hay que retirar unas entradas gratuitas, muy preciadas en la ciudad, que se reparten a las ocho y media de la mañana y se agotan en minutos, en un centro de visitantes cercano.
Subir hasta esa pirámide significa estar en el punto más elevado de la ciudad, en el nivel más elevado de cuantos se puede encontrar en esta masónica ciudad. Dan Brown así lo entendió, y por eso le dio a este punto, visible desde la Casa Blanca, el Capitolio y casi toda la ciudad, un protagonismo merecido en su novela. Desde aquí se confirma lo que el escritor observa en el libro: "Incluso desde el aire, Washington DC exuda un poder casi místico".
Visitas
Casa Blanca (www.whitehouse.gov/espanol). 1600 Pennsylvania Avenue Northwest. De martes a jueves, de 7.30 a 11.00. Viernes, hasta las 12.00, y sábados, hasta las 13.00. El Centro de Visitantes de la Casa Blanca (esquina entre la calle 15 y la calle E) abre de 7.30 a 16.00. Casa del Templo (http://www.scottishrite.org/). 1733, calle 16. De lunes a jueves, de 10.00 a 16.00. Entrada, 5 euros. Los masones y sus familiares entran gratis. Capitolio (http://www.visitthecapitol.go/). 100, avenida Constitution. De lunes a sábado, de 8.30 a 16.30. Entrada gratuita. Obelisco (www.nps.gov/wamo). Avda. Constitution, esquina a la Calle 15. Diario, de 9.00 a 17.00. Gratis, pero hay que reservar en Washington Monument Lodge (Calle 15) a partir de las 8.30. El National Park Service (http://www.recreation.gov/) reserva por 1.50 dólares.