Dos libros importantes, uno de ellos de Ediciones B y otro de editorial Masónica, arrojan valiosa luz sobre una organización casi siempre mal entendida en España.
LUIS ALGORRI
lalgorri.tiempo@grupozeta.es
LA LEYENDA DE QUE LA francmasonería es una organización secreta que se oculta en cuevas tenebrosas y que conspira desde hace siglos para controlar el mundo es tan vieja como ridícula. En el tercer milenio, en el mundo de la información globalizada y de Internet, ya no hay manera de andarse con secretitos medievales. Hoy es muy fácil saber qué es, cómo funciona, dónde está, para qué sirve y hasta quiénes forman parte de la masonería. Y eso se descubre... leyendo.
Naturalmente, uno tiene que saber qué hay que leer para informarse correctamente y no acabar pensando aún más tonterías de las que pensaban Franco y sus coros y danzas. Depende de cada cual. Si el lector está previamente determinado a autoconvencerse de que los masones son una especie de secta misteriosa, medio mágica y con un leve aroma a azufre, pues ahí están El símbolo perdido, de Dan Brown, y numerosas páginas de Internet repletas de hilarantes espiritismos a la carta. Si el lector ha decidido desde el principio que los masones son antiespañoles, adoran a Satán, comen niños, bailan alrededor de una cabra y pisan crucifijos, pues no hay más que lanzarse a los numerosos ciervas, vidales y por ahí seguido hasta el puesto que tienen allí todos ellos.
Pero si de lo que se trata es de informarse y nada más, acaban de aparecer dos libros importantes. El primero, que publica Ediciones B, se titula –desafortunadamente– La saga de los masones y está escrito por dos franceses, el filósofo Frédéric Lenoir y la periodista Marie-France Etchegoin. No es que esté todo, pero es difícil encontrar un libro que, en apenas 350 páginas, repase con lucidez y honestidad los orígenes auténticos e inventados, la historia esencial (la verdadera y la falsa), los símbolos, la espiritualidad, la actividad a lo largo de la Historia y, por decirlo de una vez, los mitos de los masones, tanto los que ellos tienen por suyos como los que la gente les ha ido atribuyendo a lo largo de los tiempos.
Veinte masones.
El otro libro es aún más claro: La masonería en persona(s), recopilado y editado por dos maestros masones (el filósofo Javier Otaola y el periodista Valentín Díaz; recordarán su cara de TVE) y publicado por editorial Masónica. Un lamentable error ha hecho que este volumen interesantísimo padezca de una distribución espantosa, así que lo mejor es pedirlo directamente por Internet a la dirección http://masonica.es/.
lalgorri.tiempo@grupozeta.es
LA LEYENDA DE QUE LA francmasonería es una organización secreta que se oculta en cuevas tenebrosas y que conspira desde hace siglos para controlar el mundo es tan vieja como ridícula. En el tercer milenio, en el mundo de la información globalizada y de Internet, ya no hay manera de andarse con secretitos medievales. Hoy es muy fácil saber qué es, cómo funciona, dónde está, para qué sirve y hasta quiénes forman parte de la masonería. Y eso se descubre... leyendo.
Naturalmente, uno tiene que saber qué hay que leer para informarse correctamente y no acabar pensando aún más tonterías de las que pensaban Franco y sus coros y danzas. Depende de cada cual. Si el lector está previamente determinado a autoconvencerse de que los masones son una especie de secta misteriosa, medio mágica y con un leve aroma a azufre, pues ahí están El símbolo perdido, de Dan Brown, y numerosas páginas de Internet repletas de hilarantes espiritismos a la carta. Si el lector ha decidido desde el principio que los masones son antiespañoles, adoran a Satán, comen niños, bailan alrededor de una cabra y pisan crucifijos, pues no hay más que lanzarse a los numerosos ciervas, vidales y por ahí seguido hasta el puesto que tienen allí todos ellos.
Pero si de lo que se trata es de informarse y nada más, acaban de aparecer dos libros importantes. El primero, que publica Ediciones B, se titula –desafortunadamente– La saga de los masones y está escrito por dos franceses, el filósofo Frédéric Lenoir y la periodista Marie-France Etchegoin. No es que esté todo, pero es difícil encontrar un libro que, en apenas 350 páginas, repase con lucidez y honestidad los orígenes auténticos e inventados, la historia esencial (la verdadera y la falsa), los símbolos, la espiritualidad, la actividad a lo largo de la Historia y, por decirlo de una vez, los mitos de los masones, tanto los que ellos tienen por suyos como los que la gente les ha ido atribuyendo a lo largo de los tiempos.
Veinte masones.
El otro libro es aún más claro: La masonería en persona(s), recopilado y editado por dos maestros masones (el filósofo Javier Otaola y el periodista Valentín Díaz; recordarán su cara de TVE) y publicado por editorial Masónica. Un lamentable error ha hecho que este volumen interesantísimo padezca de una distribución espantosa, así que lo mejor es pedirlo directamente por Internet a la dirección http://masonica.es/.
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