Por: H. Alcalá
Así es, un espejo es tan poderoso y tan inofensivo como cada uno de nosotros sea capaz de ver la realidad o ver solo lo que queremos ver, en ambos casos se corre el riesgo del error, pero ¿Cómo corregirlo?
Muchas veces he planteado la necesidad de vernos al espejo para constatar que sí puedo aceptarme como soy en realidad, pero y si yo mismo me engaño y veo lo que quiero ver sin importar la razón o el resultados que dicho espejo me entregue.
Eso es lo que la masonería espera de sus masones, que sean capaces de resistir el verse tal como son y no como creen que sean.
Pero, ¿como hacer para que ese objetivo realmente se cumpla?, pues, para eso es el sistema de esta escuela, esa es la función de tanta simbología que contiene cada templo masónico.
Algunos candidatos llegan a la masonería después de haber leído una buena cantidad de libros sobre masonería y cuando se les interroga sobre asuntos más sencillos, sienten que están perdiendo el tiempo y se retiran sin motivo alguno.
Eso es lo que pasa cuando se les coloca frente a un espejo, como sienten que ya saben demasiado, su impaciencia impide el verdadero análisis de cada concepto que se expone en las tenidas regulares, como si estuviera en una escuela dogmática.
La masonería está tan bien estructurada que no admite cambio alguno por simple que parezca, el objetivo es muy concreto, se busca que el masón primero sea capaz de verse en ese espejo y acepte su realidad, cualquiera que esta sea.
Quizás se creía el padre más amoroso y perfecto con sus hijos, pero resulta que sus hijos eluden cualquier reunión familiar y el masón no se ha dado cuenta que realmente le huyen, no desean estar con el.
El espejo va a servir para eso exactamente, para verificar esa realidad, o esa mentira en su caso, y en ambos casos no siempre estamos preparados para sorpresas de ese tipo, entonces, habremos de trabajar en ese asunto que no viene escrito en ningún libro.
La masonería es de vivencia, no de aptitud ni de actitud, la masonería nos exige que la entendamos no que la memoricemos, la masonería quiere hombres libres de todo prejuicio, no corderos sumisos y obedientes que no analizan.
Entonces, la masonería quiere hombres libres y de buenas costumbres, que de entrada sean capaces de verse en el espejo y descubrir su verdadera identidad, sin engaños y sin falsas posturas, la falacia es el peor de los males que aquejan al ser humano.
Por eso es que pedimos que con toda la fuerza de que sean capaces, se ostenten como hombres libres y de buenas costumbres.
Fuente: Publicalpha.com
Masonería y la fuerza del espejo
lunes, julio 19, 2010