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Definitivamente Sarmiento era mason ¿eso es bueno o malo?

Alberto 
Lizarazu(*)

Todo un clásico de nuestras discusiones sobre historia argentina, constituye el controvertido aspecto de que si Sarmiento era integrante o no de la masonería. Aunque pareciera mucho más importante tener en claro si ¿Sarmiento fue un presidente eficiente y honesto o no?; que si Sarmiento era masón o no. ¿Realmente tiene importancia si una persona pertenece a un grupo social, político, religioso o ideológico determinado, o lo importante son sus aciertos o desaciertos en las acciones de gobierno y su proceder ético-moral en el manejo de los bienes públicos? En este sentido deberíamos tener en claro que los bienes públicos, son nuestros bienes como componentes de la sociedad a la que pertenecemos y en la que vivimos.

No está demás recordar que cuando Sarmiento muere, lo hace exiliado en Paraguay y rentando una modesta casa de madera, que sería el equivalente a lo que nosotros en la actualidad denominamos como viviendas prefabricadas. Un ex presidente argentino, fallece exiliado viviendo en una prefabricada alquilada. Todo un símbolo que nos puede hacer comparar otras realidades de conductas de hombres públicos antiguos y modernos.

Sarmiento asume la presidencia de la república el día 12 de octubre de 1868 y previamente, el 29 de septiembre de 1868, días antes de ocupar la presidencia pronuncia un discurso ante sus pares de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, a la cual el pertenecía, explicando cual era su posición sobre el particular y fijando las prioridades de su futuro proceder.

Reconozco que recién me di por enterado de esta pieza en ocasión de su publicación en la Biblioteca Digital Miguel de Cervantes, quien la reprodujera hace pocos meses como homenaje a la Argentina con motivo del Bicentenario de nuestra patria. Otros colegas mucho mejor informados que yo, cosa que no es extraño, me informaron que la pieza en cuestión ya hace un par de lustros está publicada en las obras completas de Sarmiento en la Biblioteca Quiroga Sarmiento, cosa que yo desconocía.

Reproduzco el discurso de Sarmiento.

Hermanos:

Al manifestar mi profunda gratitud por el sentimiento que nos reúne aquí hoy día para darme pública muestra de simpatía, me creo en el deber de expresar francamente mi respeto y mi admiración a los vínculos que nos reúnen a todos en una sociedad de hermanos.

Llamado por el voto de los pueblos a desempeñar la primera magistratura de una República que es por mayoría del culto católico, necesito tranquilizar a los timoratos que ven en nuestra institución una amenaza a las creencias religiosas.”

Si la masonería ha sido instituida para destruir el culto católico, desde ahora declaro que no soy masón.”

Declaro además que, habiendo sido elevado a los más altos grados conjuntamente con mis hermanos, los generales Mitre y Urquiza, por el voto unánime del Consejo de Venerables Hermanos, si tales designios se ocultan aún a los más altos grados de la Masonería, esta es la ocasión de manifestar que, o hemos sido engañados miserablemente, o no existen tales designios ni tales propósitos. Y yo afirmo solemnemente que no existen, porque no han podido existir, porque los desmiente la composición misma de esta grande, y universal confraternidad.”

Hay millones de masones protestantes, y si el designio de la institución fuera el atacar las creencias religiosas, esos millones de protestantes estarían conspirando contra el protestantismo y a favor, por tanto, del catolicismo, de cuya comunidad están separados.”

No debo disimular que S.S. el Sumo Pontífice se ha pronunciado en contra de estas sociedades. Con el debido respecto a las opiniones del Jefe de la Iglesia, debo hacer ciertas salvedades para tranquilizar los espíritus”.

Hay muchos puntos que no son dogma en los que, sin dejar de ser apostólicos romanos, los pueblos y los gobiernos cristianos pueden diferir de opiniones con la Santa Sede.

Por lo que a nosotros respecta tenemos por fortuna el Patronato de las Iglesias de América que hace al Jefe del Estado tutor, curador y defensor de los cristianos que están bajo el imperio de nuestras leyes, contra toda imposición que no está de acuerdo con nuestras instituciones”.

El presidente de la República Argentina debe ser por la Constitución católico, apostólico, romano, como el rey de la Inglaterra debe ser protestante, cristiano, anglicano”.

“Este requisito impone a ambos gobiernos sostener el culto respectivo y proceder lealmente para favorecerlo en todos sus legítimos objetos. Ese será un deber y lo llenaré cumplidamente. Un hombre público no lleva al Gobierno sus propias y privadas convicciones para hacerlas ley y reglas de Estado. Mas este deber no va a desfavorecer, contrariar, perseguir otras convicciones.”

La reina Isabel de España prestando oído al visionario Colón contra el sabio parecer de la humanidad entera de entonces, mostró por accidente lo que la libertad del pensamiento ha repetido mil veces después sin necesidad de mendigar el favor de una reina. El siglo presente, merced a la libertad del pensamiento, es un Colón colosal, múltiple, eterno, inmortal.”

Yo no he necesitado más en mis largos viajes que apretar la mano a un desconocido, sea príncipe, pastor, obrero, soldado; y si su corazón responde al contacto, en el acto he visto iluminarse su semblante y transformarse en amigo.

¿Habrá de decirse, como algunos piensan, que esta asociación fue útil en la Edad Media para defenderse contra las tiranías, y superflua hoy que la libertad garante todas las aspiraciones legítimas? Pero aún quedan dividiendo a los hombres la tiranía de las lenguas diversas que le impiden comunicarse, la tiranía de las creencias diversas que los extrañan entre si, la tiranía de las nacionalidades que los agrupan en campos hostiles, la tiranía de las opiniones y de los partidos que los hacen pueblos distintos en un mismo pueblo; y mientras tanto, en Inglaterra o en Entre Ríos, a un protestante o a un cuákero, al francés o al italiano, al unitario o al federal, no se necesita más que aventurar un apretón de manos para hacerse tolerar si no creemos lo que él cree; hacer al menos que no nos ahorque si no somos del mismo partido. ¿Es mala una institución semejante?

Y veamos sus efectos en nuestra vida íntima. ¿Es falso el dinero que los masones mandaron a Mendoza en auxilio de los que escaparon del temblor? ¿Son ineficaces sus esfuerzos, sus caridades, para remediar cuanta dolencia, cuanta miseria aflige a los desvalidos? ¿No merecen ni gratitud ni estimación estos socorros? Y sin embargo el Evangelio ha establecido expresamente lo contrario en la sublime parábola del Samaritano.

Estos son algunos de los beneficios exteriores de la masonería. Los que ha producido moderando las pasiones, atenuando los odios civiles y religiosos, son inmensos. La masonería ha enseñado a ejercer la caridad que estaba prescripta por el Divino Maestro, pero limitada a función sacerdotal. La masonería en esto realizaba el espíritu y el fundamento del cristianismo: ama al prójimo como a ti mismo.

Los masones profesan el amor al prójimo sin distinción de nacionalidad, de creencias y de gobierno, y practican lo que profesan en toda ocasión y lugar. Hechas estas manifestaciones para que no se crea que disimulo mis creencias, tengo el deber de anunciar a mis hermanos que de hoy en adelante me considero desligado de toda práctica o sujeción a estas sociedades.

Llamado a desempeñar altas funciones públicas, ningún reato personal ha redesviarme de los deberes que me son impuestos; simple ciudadano volveré un día a ayudaros en vuestras filantrópicas tareas, esperando desde ahora que por los beneficios hechos habréis de continuar conquistando la estimación pública, y por vuestra abstención de tomar como corporación parte en las cuestiones políticas o religiosas que ocurriesen, lograréis disipar las preocupaciones de los que por no conocer vuestros estatutos, no os consideren como el más firme apoyo de los buenos gobiernos, el más saludable ejemplo de la práctica de las virtudes cristianas y los más caritativos amigos del que sufre.

(*) Nacido en Monte Caseros, Corrientes - Profesor en Historia, jubilado - 25 años en Capacitación en ALAF, la Asociación Latinoamericana de Ferrocarriles.

Fuente: Corrientes Opina

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