LA SEPARACIÓN DE COLOMBIA
PANAMÁ. Un siglo y siete años más han transcurrido desde la separación de Panamá de Colombia y poco se conoce de los antecedentes reales de este movimiento. La historia que no se registra en los textos escolares, pero bien documentada por algunos de nuestros historiadores.
La separación estuvo orientada por una corriente filosófica que aún mantiene incólume su presencia en los gobiernos de la vida contemporánea en el hemisferio, pero que prefiere el bajo perfil en su accionar.
Esa corriente, la francmasonería, ya operaba en territorio panameño antes del nacimiento de la república. Era un movimiento casi invisible y conformado por gran parte de los líderes políticos de aquel entonces, cuyo objetivo siempre fue rescatar al país del abandono en que se encontraba por el desinterés manifiesto de las autoridades de la Gran Colombia en los temas istmeños.
Como lo registra la historia, liberales y conservadores nunca coincidieron en sus ideologías para llevar adelante los destinos de una nación; sin embargo, mantenían un vínculo en común por pocos conocido.
Una buena parte de esos grandes nombres de nuestra historia eran masones, factor esencial para que el movimiento separatista obtuviera los resultados esperados con puntos en común y sin enfrentamientos violentos.
ANTECEDENTES
Catedráticos panameños coinciden en que la masonería nace en Francia aupada por un grupo de trabajadores de la construcción que exigían justicia y un cese a los abusos. Este movimiento más tarde se propagó por todo el mundo sentando sus bases en Jamaica (dominada por la Gran Bretaña), de donde llegaron las primeras manifestaciones masónicas a suelo istmeño.
La docente universitaria e historiadora Patricia Pizzurno destaca que esta corriente tiene presencia desde el siglo XIX en todos los movimientos independentistas de los países hispanoamericanos que iniciaron en 1810.
‘Todos los independentistas hispanos eran masones. No es de extrañarse que en Panamá ocurriera lo mismo’, comenta.
Según Pizzurno, hasta ahora no ha tenido repercusión ni importancia porque la génesis de la historia de Panamá está hecha a base de mitos y leyendas, donde a nadie le interesaba que un movimiento como el masónico figuraba en el papel de héroes, con el agravante que no eran bien vistos por el clero.
GOBIERNO MASÓN
El historiador y descendiente directo y homónimo del prócer Carlos A. Mendoza contó a los lectores de La Estrella los factores que, desde su lectura, contribuyeron a que la separación de Panamá de Colombia se completara sin obstáculo alguno.
En este punto ubicamos algo más que curioso. El doctor Mendoza, además de ser conocedor de la historia de Panamá, al igual que su abuelo ocupa la posición de ‘Gran Maestro’ de Logia de Panamá. Durante el movimiento separatista, Carlos A. Mendoza dirigía los destinos de este grupo casi clandestino. Pese a que no es costumbre de los masones ventilar públicamente sus asuntos e influencias al mundo exterior, en esta ocasión dejó de lado lo que por años ha sido un ‘secreto’ y nos abrió las puertas de la Gran Logia, de la Calle 13 oeste para explicar los aportes de la masonería en la gesta separatista. En su relato destaca que la masonería panameña jugó un papel importante en la reestructuración de la república que hasta ahora es desconocido y obviado por los historiadores. Quizás por la petición propia de los que integran este grupo de no abrirse al mundo y explicar su papel en la sociedad.
‘Tanto el partido Liberal como el Conservador estaban infiltrados por la masonería en tiempo del movimiento separatista, cosa que no se dio en Bogotá’, acotó.
Cuando apenas iniciaba el siglo XX, los enfrentamientos entre liberales y conservadores no cesaron por la falta de entendimiento y tolerancia.
Panamá tuvo un escenario distinto gracias a la presencia de la masonería en el movimiento separatista y su relación con la cabeza de la Iglesia católica, entonces en manos del obispo Francisco Javier Junguito. Se mantuvo una relación amistosa y conciliadora con las nuevas figuras políticas de Panamá.
ACUERDOS MASÓNICOS
Una vez se logró la separación encabezada por los liberales Pablo Arosemena, Eusebio Morales, Carlos A Mendoza y los conservadores Nicanor Obarrio, Tomás Arias, Manuel Espinoza Batista, José Agustín Arango, se conformó la Junta Provisional de Gobierno en la que, a excepción de Federico Boyd, todos eran parte de ese movimiento secreto al que pocos tenían acceso, cuenta el entrevistado.
En medio de esta conversación poco usual, surge la duda sobre la poca difusión de esta realidad. Carlos Mendoza no chista en responder: ‘Porque se han escrito boberías de la historia y que ahora te estoy mostrando’.
La primera labor de aquella junta provisional era reorganizar el país mientras se elegía mediante una constituyente al primer presidente de la nueva república. La designación cayó sobre Carlos A Mendoza como ministro de Justicia. Mendoza sería el encargado de lograr acuerdos con la dirigencia de la Iglesia católica, lo que permitió -con el concurso de los masones de las dos corrientes políticas- un entendimiento con el clero muy distinto a lo logrado en Colombia y en otras latitudes, orientado bajo la figura del Concordato. Para ‘’El Gran Maestro’, sin el respaldo logrado por su abuelo nunca hubiera sido posible este acuerdo.
LEGADOS DE LA HISTORIA
Elegido a través de una constituyente, el doctor Manuel Amador Guerrero se convirtió en febrero de 2004 en el primer presidente de la república gracias al rechazo contundente que hizo al puesto José Agustín Arango, a quien le asignan el privilegio de ser el gran gestor del movimiento separatista, que solo se limitó a integrar la junta provisional.
En la edición de mañana, sepa cómo se sientan las bases de la nueva república y el rol de la francmasonería en el establecimiento de la institucionalidad del país y su futura orientación político-social.