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Pocos son los Mm:. cubanos que desde dentro o fuera de la patria, aprueban la crudeza en el trato a aquellos considerados no tan Mm:. por los actores de una parte u otra, en el actual marco de las relaciones Masónicas en Cuba. Si somos hombres responsables debemos estar preocupados por si se está diluyendo el estricto concepto de las palabras FRATERNIDAD y TOLERANCIA de nuestra institución filantrópica en una especie de permisivismo absurdo a aquellos seres que se dan el lujo de estirar el concepto de estos vocablos hasta convertirlos en justamente lo contrario a lo que representan. No pretendo, aunque tal vez debería, citar a diccionario alguno para evocar un significado específico de estas fundamentales palabras porque pienso que esa debe ser tarea de quien alcance a leer este artículo, y logre conmover sinceramente su conciencia. Solo quiero recordar para comenzar que la palabra primera que le es enseñada a un masón es VIGILANCIA, y con ella de por medio, quiero reflexionar sobre algo que sobradamente nos preocupa a todos cuando nos preguntamos al actuar sobre si: ¿estamos siendo FRATERNALES y/o TOLERANTES los masones cubanos hoy en día entre nosotros mismos?, o ¿qué consecuencia tiene esto para la institución?, o si ¿transgredimos algún juramento cuando reprochamos, crudamente y de frente, hechos lamentables a un hermano? , o si ¿al final estaremos hundiendo eso que queremos salvar que es la institución?
Hoy es posible oír a algún preocupado decir: “pero hermano no emplee esa palabra tan dura para referirse a otro hermano que eso es antifraternal”, o “nunca olviden que somos masones y debemos ser tolerantes”, o “a un Hermano no se le llama de esa manera aunque sea de frente”, o “ante todo debemos ser fraternales y respetuosos”, o “recuerden que juramos amarnos como hermanos y respetarnos”, entre otras muchas frases que describen aproximadamente el mismo dilema: Fraternidad y/o Tolerancia. No niego que es un pensamiento muy positivo y Masónico partir con estas banderas por delante en cualquier momento dentro de nuestras relaciones fraternales, porque no hacerlo de corazón supondría, tarde o temprano, la desaparición misma de nuestra Orden. Recordemos sinceramente que juramos amarnos y respetarnos y que si no lo hacemos terminaremos por ser repudiados o irrespetados en algún momento por nuestros iguales. Pensemos también que dentro de nuestros objetivos actuales está resguardar esa imagen pulcra que ha tenido nuestra institución en el mundo entero y en la patria sobre todo, y a veces llegamos a lo profano. Pero mucho cuidado, porque como concepto con vida propia al fin, debemos saber exactamente donde se encuentran sus límites, porque en no pocas ocasiones creemos saber algo que cuando investigamos un poco vemos que no lo teníamos claro del todo. Es cuestión de preguntarse el significado de cualquier palabra y buscarlo en el diccionario como si quisiéramos conocerlo, sin prejuicios, y veremos que entre lo que nosotros creíamos saber y lo que es semánticamente hablando, existe siempre un margen de error probable. Es justo repasar entonces los límites (palabra muy masónica) de cada concepto para al final poder juzgar con sabiduría nuestros actos “tolerantes” o “respetuosos”. No dudemos entonces que la Masonería es muchas cosas bellas, pero siempre, y tal vez por sobre todo, es conocimiento y cultura, que de la antigua Grecia aprendió que los extremos se tocan y que la virtud está exclusivamente en el conocimiento, y del Oriente sabio aprendió que el Tao nos muestra que todo lo positivo tiene de negativo, y que el ying y el yang son muestras de esta dualidad; en fin, que nada es puro y que si desconocemos estos patrones perdemos la objetividad de la razón y parquearemos sin consuelo en los vacios del ignorante, o tal vez del hipócrita.
Recordemos que junto al concepto de Respeto y Tolerancia, se encuentra el de Verdad, Justicia, Amor, Honor, Moral, Caridad y Sabiduría, que poseen igual importancia que los primeros y no estando ninguno prima por encima de otro, teniendo en cuenta además que el límite de cada uno está justamente en el comienzo de los otros, debo afirmar y solicitar que analicen que: no se puede por ser Respetuoso sin ser Justo, ni pasar por encima de la Verdad con tal de ser Tolerante, ni siquiera podemos tener Honor sin practicar la Moralidad, ni hacer uso de la Caridad sin la Justicia, porque sería cuanto menos limosna. No dudemos pues, en limitar cada virtud cuando invada otra, porque de lo contrario terminaríamos por menospreciar alguna y faltando así por igual, a un principio masónico. Lo que nunca debe suceder es que limitemos una virtud para exaltar un vicio, o sea limitar el Respeto o la Tolerancia por la vanidad, el odio, la ignorancia, la ambición, la hipocresía, la mentira u otras, porque entonces si estaríamos contribuyendo a disociar el sentido mismo de nuestra Orden Fraternal. No olvidemos jamás nuestro sentido social, no somos simples seres inamovibles y diletantes que repetimos como papagayos que somos hermanos por un juramento o por una ceremonia, somos hermanos por una actitud ante la vida, por una actitud para con Dios, para con nuestros semejantes y para con nosotros mismos, somos por antonomasia “guerreros de la verdad y la luz”, olvidarnos de esto es dar riendas sueltas a la disolución de la esencia de nuestros Landmarks.
No debemos temer nunca en llamar a las cosas por su nombre en tributo fiel a la verdad, porque como dijera el gran Nietzsche: todas las verdades que se silencian terminan volviéndose venenosas. Lo contrario es cuanto menos oportunista o panfletario, propio de la crisis de valores que vive nuestro mundo y en especial nuestra Institución hoy en Cuba. Pero incluso el que lo dude y considere que su concepto de Masonería se va por encima de este análisis estricto que hago, donde prefiero decir a un hermano con honor, y la verdad como arma, de frente sus errores con absoluta intransigencia y severo análisis de su impía conducta, le invito a que repase la historia de Salomón, nuestro maestro, y vea su actitud ante los traidores que mataron a su Seg:. Vigilante, tal vez con ello comprendan mejor el sentido de lo que digo. Sé que no son escasos, por desgracia, los seudo Salomones que no pocas veces prefieren, sin actuar a la luz, criticar en la cómoda sombra; tal vez ellos hubieran por “Tolerancia” y “Respeto”, en su infeliz versión conceptual de la “fraternidad”, actuado con Jubelá y sus acompañantes como amorosos hermanos, y hasta le hubieran respetado la vida por sus faltas.
Los verdaderos masones viven convencidos de que esta institución es una vía de crecimiento y no un fin en sí misma, y lamentan infinitamente la pobreza de los que se conforman con menos. Aquellos que desde su iniciación, ascenso o exaltación dejan de estudiar y crecer espiritualmente más que en lo material, aquellos que desde un collarín o determinado papel o puesto, dieron paso a la vanidad protegida por la ignorancia, o aquellos que se conforman con ser mediocres (véase el concepto de José Ingenieros) y alzar su mano para apoyar lo que no conocen ni estudian en sesión, como si desde el Oriente se halara un hilo que los moviera como la marioneta de trapo de García Márquez. Agradezco a Dios por lo pusilánimes que son estos pretendidos masones que suelen irrespetar a los que hacen, porque gracias a ellos, que en su mayoría carecen de carácter, es que hemos sido reconocidos los masones en la Humanidad, a pesar de los pesares, como hombres de bien, capaces de vivir y morir en y por los conceptos de LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD, aunque en ello le vaya la vida, conscientes que lo contrario es ser hipócrita y que la hipocresía no es más que un homenaje que el vicio le rinde a la virtud.
Al signo de orden, SFU:.
VH:. René R. Serrano
Ex M:. de Log:.
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