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No es sencillo medir el nivel de la estupidez humana. Parece que las personas de algunos países, son menos estúpidas que en otros. Así mismo, claro, algunas personas son más estúpidas que otras. Muchísimas son inteligentes. Y muy pocas sabias. Que alguna vez hayamos incurrido en una estupidez, me parece normal; lo grave, en mi opinión, es persistir y no hacer nada para superar la estupidez. Después de años de observación, algo que no puedo entender es cómo la estupidez se generaliza en ciertos grupos humanos. Por ejemplo los grupos religiosos. Parece que al perder ciertos derroteros o trastocar los valores humanos, insistentemente, la estupidez florece rápidamente.
Si la prudencia y los valores humanos los entendemos mal, desembocamos en la cobardía. La cobardía es la incapacidad de hablar, de diferenciar, de entender que la dignidad humana debe defenderse; el cobarde es miedoso, tímido, apocado. Los cobardes mueren muchas veces, antes de morir, dijo Mahatma Gandhi. La cobardía siempre encuentra una excusa, para no ver la realidad. Algunos pasan por cobardes, pero no lo son; simplemente soportan todo lo que se les haga o se les diga, mientras encuentran la oportunidad de cobrar su resignación aparente, o les encanta alimentarse con las migajas que deja en su plato el superior. Estos últimos son los abyectos o serviles.
En la Institución Masónica se habla mucho de perfeccionamiento, pero sin entender que al tratar ese tema, implicamos los valores humanos. Los valores humanos no son otra cosa que las características morales o conceptos que rigen nuestra vida, y nos señalan cómo relacionarnos con otros seres humanos, con los animales y en general con la naturaleza. No por el hecho de leer un libro sobre medicina, nos podemos considerar médicos; por leer a Platón hoy, no amanecemos filósofos mañana. Muchos masones nunca iniciaron la construcción de su templo interior, simplemente se quedaron mirando las herramientas.
De la amplia gama de valores humanos, tomemos cinco, para decir unas pocas palabras: Honestidad, Responsabilidad, Voluntad, Amistad, Respeto.
Honestidad.- Ser honesto es un compromiso personal, para actuar siempre con la verdad y la justicia. No es sencillo, nos equivocamos en ocasiones, pero debemos tener presente este paradigma en nuestro comportamiento. Infortunadamente, las personas y las instituciones recurren al engaño, a la trampa, o al enredo, para obtener ganancias fraudulentas que calman sus pasiones o la ambición por el dinero. Se obra injustamente, sin considerar las consecuencias, se dan falsos testimonios, se pisotean los ideales de muchos. Construyen sus escaleras de lodo, para que en lo alto se destaque su ego. La honradez es la consecuencia de ser honestos, pero si no somos honestos, también nos parece correcto” tomar lo ajeno. Abusamos de la confianza.”
Responsabilidad.- La responsabilidad es cumplir con nuestros deberes. Si la ceguera mental nos impide listar los deberes esenciales, es claro que seremos unos permanentes irresponsables. Ser responsable tiene un efecto directo, que es la confianza. Cuando se recibe la calificación de irresponsable porque no cumplimos honestamente con nuestros deberes, nuestras promesas, nuestros contratos, nuestros acuerdos, ¿cómo podemos generar confianza, cómo lograr que otras personas crean en nosotros? Cuando ignoramos o no cumplimos las leyes de un país o de una institución, es claro que no podemos actuar responsablemente ni con honestidad, y solo motivaremos a las personas para que no den ningún crédito a nuestras palabras. Los estúpidos dicen otra cosa.
Voluntad.- Aún con grandes dificultades, toda persona tiene capacidad de realizar cosas importantes o inmorales, dependiendo de la gama de motivaciones o conceptos que la caracteriza o la motiva. Si la motivación es rastrera, ambiciosa, malintencionada, el resultado de la obra de una persona, no puede ser nada que valga la pena. La persona que se presente como digno líder de un grupo, debe demostrar sus cualidades humanísticas, que nada tienen que ver con la ambición enferma de figurar, o disponer deshonestamente de los intereses morales, espirituales o materiales del grupo.
Amistad.- El concepto de amistad ha venido cayendo a diario. Difícilmente podemos vivir en soledad o aislamiento. Necesitamos a otras personas. Son importantes las relaciones con muchas personas, porque la vida siempre ha estado llena de necesidades y las personas se han ido especializando en diferentes oficios o disciplinas, que todos podemos aprovechar, para que la vida sea más confortable. Estos beneficios llegan gratuitamente o se obtienen a cambio de dinero. Son relaciones originadas, según nuestras necesidades o inquietudes. Pueden ser culturales, espirituales, por salud, para alimentarse, para transportarse, etc. Muchas relaciones por conveniencia. Otras relaciones solo sirven para hacernos daño, con su hipocresía como profesión u oficio. Mucha gente habla de amistad, para asaltar la buena fe de otras personas.
Asunto bien diferente es la verdadera Amistad. Así, con mayúscula. La tendencia de llamar amigo a cualquier persona con quien tenemos trato, no necesariamente genera una Amistad. Eso no es Amistad. La Amistad implica otras consideraciones. Debe existir empatía, valores morales similares, inquietudes similares, pero además se involucra el desinterés, la sinceridad, la solidaridad, la franqueza, la confianza, la ecuanimidad, la igualdad, es decir, muchos otros valores humanos. Cuando este conjunto de valores no se conjugan, no confluyen, es imposible que se pueda hablar de Amistad o de tener un verdadero Amigo. Creo que la Amistad está más arriba de lo que falsamente se llama “Fraternidad”. El sentido de fraternidad no se aplica realmente ni tiene sentido, sino existe Amistad.
Respeto.- El respeto es uno de los más importantes valores humanos. Creo que el origen de la violencia es precisamente la falta de respeto. El respeto por las ideas, por las convicciones políticas, religiosas, espirituales, por la propiedad ajena y por lo que entendemos como “Derechos Humanos”. El respeto implica tolerancia. Pero desgraciadamente, muchísimas personas se acogen al concepto de tolerancia para abusar y tomar lo que no les pertenece. La tolerancia, frente a los abusos de toda índole, no es tolerancia, es cobardía, confusión mental, incapacidad de distinguir entre las normas aceptables por la sociedad y las normas individuales, que solo persiguen aprovecharse de ciertas coyunturas, en beneficio personal, naturalmente ilícito.
Cuando tu perteneces a un grupo humano que hace alarde de promover el perfeccionamiento de las personas, pero al mismo tiempo da cabida a reglas de juego con facetas ocultas, o sucias, en el fondo solo te crea confusión. Si las normas no se aplican, si constitución y estatutos son simples papeles, de donde tomamos algunas frases que nos convienen y lo demás es para violarlo a cada momento, si tenemos cartillas de instrucción con palabras bonitas que nadie entiende, que no se explican o no se aplican, sencillamente estás en un océano caótico. Estas en nada. No se puede vivir de nada, la nada no construye, no edifica, no lleva a ningún sano lugar. Es simplemente eso: nada, ¿qué debes hacer sin posibilidades de honestidad, responsabilidad, voluntad, amistad y respeto? Para no terminar en nada, sin principios, sin moral, sin ética, sin valores, lo mejor es reflexionar y no vivir engañándonos a nosotros mismos y enmendar el camino
Fraternalmente
Enviado por Víctor Serna