MM:.RR:. y QQ:.HH:.
En diferentes latitudes y en muchos corazones, la escena de la vida discurrió de tantas y muy diferentes maneras.
Para algunos fue amable, para otros indiferente, implacablemente devastadora para otros. Aún así, la esperanza se manifiesta generosa, amable y hasta con buen humor para dictarnos en letra sobria lo que la propia historia nos repite: “Nada perece si se conserva el entusiasmo”.
Es bueno recordar que Navidad es amor, es recordar el sacrificio que Jesús nos obsequió, es perdonar por sobre el interés de nuestra absurda soberbia, es entregar amor a todos en vez de afectos preferenciales, es mirar con dolor e indignación la cruz donde la injusticia clavó sus razones por sobre el amor, la paz y la generosidad.
La vida se estableció el mismo día en que un pesebre alumbró al mundo la voz del amor por la verdad, la figura del perdón sin condiciones y la imagen de un mandato que se escribió sobre epitelios en vez que sobre libros.
Que Jesús y su amor presidan nuestras mesas, que todo regalo y afecto lo tengan como protagonista y que su nacimiento inspire cualquier presente recibido, cuyas gracias se elevaran a su gloria en vez que a cualquier otro nombre.
¡Feliz Navidad en el amor de Jesús! ¡Feliz Navidad en el sacrificio de Santa María Madre! que desde el día que Jesús nació supo de su inmortal destino así como de su cruel pasión y sacrificio.
Esa es la Navidad, una mezcla de asombro, amor, dolor y respeto que nos une en familia para recordar el gran sacrificio que Dios nos entrego con su amor.
Ledda Vallebuona de Rivera y Arturo Rivera del Piélago
Diciembre de 2010
