Por Rodolfo Sámano García
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En el transcurso de de 1830, se desató una guerra entre los partidarios de los centralistas contra los federalistas, unos apoyando a la gente de Anastacio Bustamante y en el sur las tropas que habían participado en la guerra de independencia en sus últimos años y que llevaron al Gral. Guerrero a pactar con Agustín de Iturbide, se incorporaron nuevamente a las órdenes de Guerrero. Durante ese año, los centralistas estuvieron preparando un plan que los llevara a derrotar a Vicente Guerrero sin que estuvieran las armas de por medio.
Así, el comerciante genovés, Francisco Picaluga aceptó participar en el plan de traición a Guerrero por la suma de cincuenta mil pesos. ¿Por qué Vicente Guerrero aceptó una invitación a comer en el barco El Colombo de Picaluga? Simple y sencillamente porque eran conocidos desde el tiempo en que Guerrero participaba en la arriería, transportando mercancías desde Acapulco a diferentes puntos del territorio de lo que era la Nueva España y Picaluga era uno de esos marineros que arribaban al puerto esporádicamente con mercancías que eran compradas y transportadas a diferentes ciudades de la Nueva España.
El 14 de Enero de 1831, la traición se consumó, Guerrero fue apresado en El Colombo y de ahí trasladado a Huatulco, llegando a este lugar el 20 de Enero y de ahí a la ciudad de Oaxaca en donde con la complicidad del clero católico con la corriente centralista lo tuvo prisionero en el Convento de Santo Domingo para posteriormente trasladarlo al convento de Cuilapan. La consigna era armarle un juicio acusándolo de traición a la Patria.
Y así, en un contubernio entre los centralistas y el clero oaxaqueño se dictaminó terminar con la vida del consumador de la Independencia, el 14 de Febrero por la mañana fue trasladado del calabozo donde estaba prisionero a la parte posterior del convento, fue obligado a arrodillarse y vendado, el pelotón fue preparado y con ordenanza militar las descargas de los fusiles acabaron con la vida de este héroe nacional, el cadáver fue levantado por los mismos soldados del pelotón y trasladado a la capilla del mismo convento en donde se ofició una misa de cuerpo presente, de inmediato, el cuerpo fue sepultado ahí en el viejo edificio del convento de Cuilapan junto a una bóveda ubicada a un metro fuera de las gradas que llevaban al altar mayor, aprovechando un viejo sepulcro que se encontraba desocupado. El cadáver del Gral. Vicente Guerrero desde el día de su fusilamiento permaneció en Cuilapan hasta 1833, fecha en que fue conducido al panteón de la ciudad de Oaxaca.
Por disposiciones de Antonio López de Santa Ana ordenó que los restos del insurgente Vicente Guerrero fueran trasladados a la capital mexicana, se dieron las disposiciones para que de inmediato se ejecutara.
“El Sr. León se condujo con suma eficacia; colocó los huesos en una caja de plomo; ésta dentro de otra hoja de lata, bien soldada por todas partes; esta segunda fue encerrada en otra de caoba, muy bien labrada, cerrada con dos llaves y cubierta de jerga: todo se colocó en un cajón de madera común, y con doble arpilladura se entregó al comandante de escuadrón D. José María Silva, quien con una escolta salió de Oaxaca el 20 del pasado (Noviembre de 1842). Cuando llegó a Puebla, el Sr. Canalizo estaba enfermo. Con tal noticia, el Exmo. Sr. Presidente sustituto, D. Nicolás Bravo, dispuso que tan luego como llegaran a esta capital los restos del Sr. General Guerrero, se depositaran en la iglesia de Nuestra Señora de Loreto, a disposición del supremo gobierno…” (Lafragua, José María.- Vicente Guerrero, Ensayo biográfico.- Eduardo L. Gallo Editor, Imprenta Ignacio Cumplido, México 1875, pág. 87)