Las primeras logias masónicas francesas aparecen hacia 1725, importadas por ingleses. La primera logia establecida en París será la fundada por Lord Dervent Wather y se reunía en la calle Buci. En 1778, 82 logias parisinas agrupan a más de 9000 miembros.
Se reúnen en casas particulares, en salones de restaurantes y casas de comidas, en cabarets, en tabernas o casinos de juego, especialmente en la rive gauche del Sena. Los hermanos se agrupan alrededor de cuadros cuyas figuras se trazan con tiza, fáciles de borrar, o alrededor de tapices cómodamente enrollables y transportables. Estos cuadros de dibujo destinados al suelo se publican en Francia a partir de los años 1740 y enseguida se reeditan y reproducen ampliamente. Se trata de alegorías del primer templo de Salomón y de algunos de sus atributos: algunos se dibujan como vistas en perspectiva de espacios arquitectónicos reales.
A finales de los años 1760, aparece fijada la distribución de los templos masónicos según un plan tipo divulgado desde hacía unos veinte años por la abundante literatura de rituales, catecismos y revelaciones de iniciados. Se encuentran estos planes tipo en diseños de arquitectura “imaginaria”, como los de Charles-Antoine de Wailly (1774-1775) y las primeras construcciones o acondicionamientos de templo, como en París, calle de la Pot-de-Fer (arquitecto, Pierre Poncet, 1774), en Lyon (arquitecto, Jean-Antoine Morand, 1784) o en Rouen. En el medio rural, las reglas sufrieron algunas excepciones, como en Carentan, donde el tapiz de logia está esculpido en el dintel de la chimenea (1788).
Una primera oleada de egiptomanía llega a los templos franceses en la época de Carlos X. En 1824 en Douai, Félix Roubaut decora el interior del templo con pinturas en planchas impresas de D. Vivant Denon y de la Descripción de Egipto. Las descripciones de Tebas y de Menfis recogidas en esta obra sirven de referencia al arquitecto Bernard para la construcción del templo de Valenciennes en 1840. En el Segundo Imperio, la mayoría de los edificios son de estilo neoclásico (París, GODF, 1857), a pesar de algunas concepciones al neo-egipcio (Le Havre, arquitecto Roussel, 1860) o al neogótico regional (Périgueux, arquitecto Alexandre-Antoine Lambert, 1868-1869). Comparados con estos monumentales templos urbanos, las construcciones rurales son más modestas: la logia frecuentemente estaba pared con pared con el café (Granges-sur-Lot, 1856).
Tras la guerra de 1870, en las regiones anejas de Alsacia y Lorena, los alemanes erigen nuevos templos, símbolos del poder imperial cuyos modelos se inspiran en el otro lado del Rin (Estrasburgo, arquitecto Jerschke, 1886). A partir de los años 1880 y hasta la Primera Guerra Mundial, una segunda oleada de construcciones de estilo neo-egipcio se basa especialmente en las luminosas construcciones de Bélgica (Lille, La Lumière du Nord, Albert Baert, 1911). A comienzos del siglo XX, la separación entre Iglesia y Estado (1905) facilita la reutilización de conventos y edificios religiosos como templos masónicos (Tours, Les Démophiles, 1907; París, calle Puteaux, GLF, 1910).
El período de entreguerras supone una renovación de la construcción y renovación de los templos. En París, calle Cadet, el arquitecto Albert Verner concibe en 1924 el nuevo templo Johannis Corneloup para el GODF, con un estilo inspirado en ultramar, creando una obra única y original. En 1940, el gobierno de Vichy disuelve las logias y prohíbe todas las sociedades secretas. Se cierran los templos y se confiscan sus bienes. Los francmasones, cuyas filas han sido diezmadas, se recuperan lentamente de esta persecución. Habrá que esperar a los años 1970 para que se dé un nuevo resurgimiento: numerosos templos están en esa época desfigurados, demolidos o revendidos para otros usos. Las dos últimas décadas del siglo XX asisten a un verdadero entusiasmo por el patrimonio masónico. Se multiplican museos y exposiciones, algunos inmuebles y decoraciones son protegidos por la ley de monumentos históricos. Son redescubiertos antiguos templos, por casualidad, durante trabajos de restauración (Uzès, nº 15 de la calle Petit Bourgade, antigua logia de San Juan del siglo XVIII; Perpignan, callejón de los Almendros, templo de la logia Saint-Jean des Arts et de la Régularité, decoración pintada por A. Giraud, 1849).
(Fuente: blog Montaleau)