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LA PLATA, CIUDAD MASÓNICA EN LA REPÚBLICA ARGENTINA



EPISTEME Y DOXA
*por Prof. Lic. Stella Maris Skarp
masoneriafemeniargentina@gmail.com







LA PLATA, CIUDAD MASÓNICA EN LA REPÚBLICA ARGENTINA



CONOCIMIENTO


Transcurrida la década del 80 del siglo XIX, las emergencias de nuestro país transitaban por lo económico, lo social y lo político. Era imperativo en este contexto, implementar normas de urbanidad, acordes a un ideal que reflejara dotes progresistas y modernas, a la vez que terminaran con los conflictos que se habían sucedido durante largos años, en pos de la unificación de nuestra nación.
Así nació la idea del traslado de la capital de la República, así nació la idea de la fundación de la ciudad de La Plata.
El General Roca, era el presidente de la República, integrante de una elite de liberales positivistas, que haciéndose eco de las ideas modernizadoras, pretendidas desde Rivadavia en la década de 1820, se encomendaron a la creación de una “ciudad modelo”.
Ciudad utópica desde sus orígenes, adquiría la forma de un reformismo filantrópico, sostenedor del liberalismo con sus instituciones reafirmadoras del igualitarismo en lo civil y en lo político.
Ciudad que fue ideada desde el imaginario de Julio Verne, aquella “Belén Ideal” de su libro “Los quinientos millones de la Begún” y el 19 de noviembre de 1882, en un acto simbólico fundacional, se hizo realidad y fue nombrado gobernador el Dr. Dardo Rocha.
El designio del G.•.A.•.D.•.U.•. hizo que las actividades masónicas se remonten a los inicios de la fundación de la ciudad, porque quienes la fundaron fueron masones. Dardo Rocha fue iniciado masón en la Logia “Constancia Nº 7” a la edad de 20 años, Pedro Benoit , responsable del trazado de la ciudad, ingresó a la Orden en 1836 en la Logia “Consuelo de Infortunio Nº 3”, la denominación “La Plata”, fue propuesta por el poeta masón José Hernández, iniciado en 1861 en la Logia “Asilo del Litoral Nº 18”, Florentino Ameghino, iniciado en la Logia “Luján”, entre otros.
Las huellas masónicas, también se hallan en el plano fundacional. Las diagonales que atraviesan la ciudad, las cuales alienadas entre sí, forman la escuadra, símbolo de la moralidad, la lealtad y la honestidad, como así también el compás, emblema de la virtud; y en la arquitectura sagrada, el perímetro de la ciudad, dividido por la extensión de cualquiera de sus dos diagonales principales, da como resultado 3,1416.
Vestigios masónicos, que también se encuentran en las Instituciones de la ciudad, como la Universidad Nacional de La Plata, fundada en 1889 por iniciativa de Rafael Hernández, hermano del poeta, iniciado en la Logia “Caridad Nº 22”, que actuó en al Logia “La Plata Nº 80” y en 1905 Joaquín V. González fue su primer presidente, iniciado siendo aún menor de edad, por ser hijo de masón, en la Logia “Piedad y Unión Nº 34 de Córdoba, en 1881, y cuyo diploma lleva la firma de Dn. Domingo F. Sarmiento, como Gran Maestre de la Orden.
La ciudad de La Plata, nació como un “no lugar”, constituido por ideas y abstractas formas geométricas, volcadas al papel por proyectistas, que desconocían la localización geográfica, pero que en su diseño han dejado para la posteridad, elementos simbólicos que los identificaban en sus más íntimas convicciones, ya que en el trazado de la ciudad de la Plata, se halla “para el que sepa ver,… que vea” un Templo Masónico.

OPINION:


El 19 de noviembre de 1882, a las 16 hs., fue colocada la piedra fundamental, una caja de piedra que contenía otra de plomo, en la cual fueron depositadas una redoma de cristal, con una copia del acta fundacional, la Constitución Argentina, monedas de la época y numerosas medallas de las Logias que habían participado de la construcción de la ciudad.
La Logia “Luz y Verdad Nº 79” creada diez días después de la fundación de la ciudad y “La Plata nº 80” fueron las dos primeras logias que funcionaron en la ciudad de La Plata, llegando a ser diecisiete, las que trabajaban en 1910, estimándose que las constituían unos seiscientos masones.
Para el periódico “La Verdad”, que fue editado en La Plata entre 1896 y 1899, el tratamiento de la condición femenina se imponía, aunque resultara conflictivo, y a raíz de una resolución, acorde a los principios de libertad, igualdad y fraternidad, de una de estas logias, mostró simpatías por la adopción de mujeres, aunque finalmente, abogó por la constitución de logias propias para ellas, habida cuenta de los “problemas que ha traído” – sin que los enunciara -, la reunión de hombres y mujeres.
En el transcurso del siglo XX, una a una de aquellas diecisiete logias fueron batiendo columnas, el ¿por qué? Se puede encontrar en los cambios generacionales, en transformaciones ideológicas, sociales o políticas, pero ha quedado en el legajo de los masones fundadores, la experiencia, que los símbolos de los augustos principios que nos unen, no sólo deben quedar tallados en piedra, y quizás, por designio del G.•.A.•.D.•U.•. hoy seamos las masonas, las que tomemos la enseñanza, que los ideales masónicos deben perdurar, sin pausa, generación tras generación, demostrando que es posible materializar en una ciudad, un ideal, que hoy perdura en instituciones culturales y científicas, monumentos, dimensiones simbólicas, sus diagonales, avenidas anchas y sus espacios verdes, con una identidad propia y particular, fueron masones sus constructores.

Fraternalmente.


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