Biografías Masónicas - Rudyard KIPLING
Rudyard Kipling
1865- 1936
Masoneríay literatura: Joseph Rudyard Kipling
(n. Bombay, 30 de diciembre de 1865 - † Londres, 18 de enero de 1936),
Escritor indio de origen británico. Su segundo nombre hace referencia al lago Rudyard, en Stafordshire, Inglaterra, donde sus padres se conocieron.
Su padre (John Lockwood Kipling), un oficial del ejército británico,
experto en arte y artesanía de indios, lo envió de niño a Inglaterra para
que se educara allí. Solo y abandonado en un principio, más tarde
recordaría con placer sus años escolares.
En 1878, ingresa al United Service College, una escuela de Devonshire, creada especialmente con la finalidad de educar a los hijos de aquellos oficiales sin gran pecunio.
En 1882, a los 16 años de edad, fue al encuentro de sus padres, en
Lahore, donde su padre se desempeñaba en el cargo de director de la
Escuela de Bellas Artes, y durante siete años trabajó como periodista en
la India, país al que observó con penetrante mirada; sus escritos
periodísticos aparecen periódicamente en La Gaceta Civil y Militar.
Sus cínicos poemas de Departamental Ditties (Cantinelas departamentales,
1886), y sus vigorosos relatos, Plain Tales from the Hills (Cuentos de
las colinas, 1888), llamaron la atención.
En1889 llegó a Londres (luego de un viaje que lo llevara a recorrer
Birmania, Japón y los Estados Unidos) con una carpeta de cuentos y
baladas que se convertirían en 1890 en un éxito editorial. Incluían
estos trabajos algunas reimpresiones de su obra primera y muchos relatos
nuevos sobre la India y el ejército británico; sus Barrack Room
Ballades (Baladas del cuartel, 1892), un género nuevo en la poesía
inglesa; y una novela autobiográfica suavemente enmascarada, The Light
That Failed (La luz que se extingue, 1891). En ese mismo año, en
colaboración con Wolcott Balestier, escribe Naulahka.
Fue iniciado en Masonería a los veinte años en la Logia "Esperanza y Perseverancia Nº 782" de Lahore, Punjab, India.
Dedicó su vida y sus escritos a profundizar en la condición de Hombre, y su
devenir existencia. Temas todos ellos estudiados dentro de la Masonería.
Joseph Rudyard Kipling fallece en Londres el 18 de enero de 1936. Sus restos
se encuentran sepultados en la Abadía de Westminster.
Obras:
Cuarteto (1884, colección de poemas escritos junto a su madre y hermana)
Cuentos de las Colinas (1888)
De un Mar a Otro (1889)
Naulahka (1891, en colaboración con Wolcott Balestier)
El Libro de la Selva (1894)
El Segundo Libro de la Selva (1895)
La Carga del Hombre Blanco (1899)
Kim (1900)
Puck, el de la Colina Pook (1900)
Los Ancianos (1902, donde preanuncia la Primera Guerra Mundial)
Canción de la Patrulla (1908, himno del movimiento scout)
El Retorno de Puck (1911)
Por Todo lo que Tenemos y Todo lo que Somos (1914)
MI LOGIA MADRE
Vivir la Masonería
(Rudyard Kipling)
Allí estaba: Rudle, el jefe de estación Peazley, de la Sección de Vías y
Trabajos Ackman, de Intendencia, Donkin, funcionario de la Prisión, y
Blake, el Sargento instructor que fue dos veces nuestro Venerable; y
también, estaba el viejo Franjee Eduljee dueño del almacén "Artículos
Europeos... Fuera nos decíamos: "Sargento" o "Señor", "Salud' o "Salam";
dentro, en cambio, "Hermano", y así estaba bien.
Nos encontrábamos en el Nivel, y nos despedíamos en la Escuadra,
Yo era el segundo Diácono. Estaba también, Bola Nath, el contable, Saul, el judío
de Aden, Din Mohamed de la oficina del Catastro, el señor
Chuckerbutty... Amir Singh el sikh; y Castro, del taller de reparaciones
que, por cierto, era católico romano...
Nuestros ornamentos no eran ricos y nuestro Templo era viejo y desguarnecido,
pero conocíamos los Landmarks y los observábamos escrupulosamente...
A veces, cuando miro atrás me viene a la cabeza este pensamiento: "En el
fondo, no había incrédulos al margen, quizás de nosotros mismos... y,
así, cada mes después de la Tenida nos reuníamos para fumar. No nos
atrevíamos a hacer banquetes por miedo a forzar alguna norma de cualquier Hermano.
Y hablábamos a fondo, de Religión y de otras cosas. cada uno de uno se
refería al Dios, que conocía mejor, y los Hermanos tomaban la palabra
uno tras otro y nadie se inquietaba.
Nos separábamos con el alba, cuando se despertaban las cacatúas y los
malditos mosquitos portadores de fiebre. Entonces volvíamos a caballo y
después de tantas palabras Dios, Mahoma y Shiva jugaban al escondite
dentro de nuestras cabezas.
Muy a menudo, desde entonces, mis pasos errantes al servicio del Gobierno
han llevado mi saludo fraternal desde Oriente a Occidente.
¡Cómo los recordaba! ¡Y cuántas veces he deseado volver a verlos a todos!
A todos los de mi Logia Madre, ¡Cómo querría volver a verlos! A mis
Hermanos, negros o morenos, y sentir el aroma de los cigarrillos
indígenas mientras deambulaba por allí... el que encendía la luz, y el
viejo de la limonada removía por la cocina.
Y volverme a sentir un Masón perfecto. Una vez más, en esta mi Logia de hoy.
SI
(Rudyard Kipling)
Si puedes estar firme cuando en tu derredor
todo el mundo se ofusca y tacha tu entereza;
si cuando dudan todos, fías en tu valor
y al mismo tiempo sabes excusar su flaqueza;
si puedes esperar y a tu afán poner brida,
o blanco de mentiras esgrimir la verdad,
o siendo odiado al odio no dejarle cabida
y ni ensalzas tu juicio ni ostentas tu bondad;
Si sueñas pero el sueño no se vuelve tu rey:
si piensas y el pensar no mengua tus ardores;
si el triunfo o el desastre no te imponen su ley
y los tratas lo mismo, como a dos impostores:
si puedes soportar que tu frase sincera
sea trampa de necios en boca de malvados,
o mirar hecha trizas tu adorada quimera
y tornar a forjarla con útiles mellados...
...si puedes mantener en la ruda pelea
alerta el pensamiento y el músculo tirante
para emplearlos cuando en tí todo flaquea
menos la voluntad que te dice: "Adelante";
Si entre la turba das a la virtud abrigo;
si, marchando con reyes del orgullo has triunfado;
si no pueden herirte ni amigo ni enemigo;
si eres bueno con todos, pero no demasiado,
si puedes llenar los preciosos minutos
con sesenta segundos de combate bravío,
tuya es la Tierra y todos sus codiciados frutos,
y lo que más importa: ¡serás hombre, hijo mío!