La masonería proclama la existencia de un Principio Creador, al cual llamamos Gran Arquitecto del Universo, pero deja a sus miembros en absoluta libertad para dar a esta primera causa el nombre que se estime adecuado y para asignarle los atributos que corresponden a la creencia religiosa que profesen.
La Masonería trabaja para obtener la emancipación de las conciencias usando al efecto todos aquellos medios que no estén reñidos con la dignidad del hombre.
La Masonería estimula la educación del pueblo y se esfuerza para obtener una elevación de su nivel moral intelectual y material. Combate todo fanatismo, condena la injusticia y procura constituir una poderosa fuerza social que encauce a los hombres por caminos de libertad, de dignidad y de justicia.
La Masonería no admite en su seno sino a hombres de honor y probidad incontestables a quienes exigir ser independientes, poseer entereza de carácter, una clara noción de la disciplina, un espíritu progresista, y un hondo sentido de la Fraternidad humana.
La Masonería no cree posible el progreso si no es a base del respeto a la personalidad, la justicia social y la más estrecha solidaridad entre los hombres. Consecuentemente la Masonería sin inscribirse en ningún sector político sustenta la tríada de Libertad, Igualdad y Fraternidad.