A principios del siglo XIV se produjeron tres acontecimientos que aparentemente no estaban relacionados entre sí, pero cuya trascendencia todavía alcanza directamente a este siglo XXI recién comenzado.
Cronológicamente, el primero de ellos es la aparición de unos nuevos y singulares mapas que rompen totalmente con la tradición medieval y parecen como surgidos "del aire", sin elementos anteriores en los que apoyarse. Son los denominados portulanos o cartas portulanas (sin embargo los portulanos corresponden a un sistema de proyección semejante al de una proyección cilíndrica oblicua y tienen su origen en Ptolomeo, como parcialmente he publicado en la Revista de Ingeniería Aeronáutica y Astronáutica), auténtica piedra angular de esta historia.
Posteriormente, la nación hebrea es expulsada de Europa excepto de los Reinos de la Península Ibérica. Esta situación dará lugar a que, en ella, la cultura hebraica alcance las más altas cotas de desarrollo de toda la época medieval, pero así mismo a uno de los mayores progroms de todos los tiempos, que desembocará en el denominado "problema de los conversos", la creación de la Inquisición Moderna en la península y la expulsión hebrea de Sefarad casi doscientos años más tarde. Este es el segundo punto en el que se apoya el trípode del Primer Viaje Colombino.
Por último, la desaparición de la Orden del Temple constituye el verdadero nudo gordiano de la cuestión. Todavía hoy se continúa hablando del "tesoro templario", teoría muy fácil de rebatir sin más que un ligero análisis de los flujos de capital necesarios para el mantenimiento de la Orden. Sin embargo, esto no es óbice para que otros logros alcanzados por ella tengan muchos más visos de realidad. No se debe de olvidar que lo importante no es lo que hoy sepamos o creamos de ella, sino aquello que creyeron los protagonistas de esta historia.
Sin embargo, hay un hombre que aglutina en su persona el conocimiento profundo de los tres elementos que acabo de enumerar: Raimon Llull, el hombre que tuvo la curiosa facultad de no morir. Un buen día desapareció de su residencia en Mallorca, y jamás se ha vuelto a saber nada de él. Su conocimiento del mundo hebreo va mucho más allá de lo que muestran sus obras y es posible que la crisis que padeció y que le hizo renunciar al mundo, a su mujer y a sus hijos para dedicarse al estudio y la meditación, esté relacionada con la disputa teológica que presenció, siendo educador del príncipe hijo de Jaime el Conquistador, entre el Gran Rabino de Gerona y un judío converso sobre la verdad del cristianismo; disputa que terminó el propio Rey y que le hizo exclamar en público: "Lástima que razones tan elevadas y convincentes sustenten a una causa errónea", pero que simultáneamente le impelieron a acudir el sábado a la sinagoga.
Su relación con la Orden del Temple y su ideal de perfecto caballero, que se ajusta extraordinariamente bien a aquellos cuya regla dio San Bernardo, es algo estudiado por varios tratadistas. Sin embargo ha sido mucho menos comprendida y analizada la descripción de la navegación medieval que realiza en una de sus obras y que se ajusta perfectamente con la que siguió Colón en su primer viaje al Caribe (demostrado en la conferencia de Oropesa). Hay muchos tratadistas que consideran a Raimon Llull el padre de la escuela mallorquina que confeccionó esas cartas portulanas de las que anteriormente se ha hablado.
La Orden del Temple
Desde el mismo momento de la aparición de la primera carta portulana de la escuela mallorquina, la de Angelino Dulcert, comienzan a aparecer las primeras pistas escritas sobre la Orden y su fuga a otras tierras situadas en la "Mar Océana" (conferencia de La Matanza), originando una exploración de las islas atlánticas y de la costa sahariana hasta el cabo Bojador. El Atlas Catalán de 1375 contiene todos los elementos que sitúan perfectamente a La Española como isla caribeña (La ruta T y D) y los lugares de América del Sur y África donde la Orden disponía de puertos (El legado de Bencomo).
La emigración a Portugal de Yahudá Cresques, coautor junto a su padre del Atlas, hace que Enrique el Navegante, infante Portugués, solicite a Juan II de Castilla la "merced" de las islas de La Gomera y de El Hierro en su calidad de Gran Maestre de la Orden de los Caballeros de Cristo. Al serle reiteradamente negada esa merced, reúne una flota para su conquista, flota esta que es derrotada por una armada castellana.
¿Llegó el Temple hasta América? Toda la evidencia estudiada parece demostrar que sí. En primer lugar existía un método de navegación, desconocido por la Cristiandad, basado en la geometría de los portulanos y la utilización de los cuadrantes trigonométricos musulmanes, que permitía conocer con suficiente precisión la posición de una nave en alta mar (La Navegación Medieval, conferencia en los C.O.I.I. de Tenerife y Las Palmas). Por otro lado, existen evidencias tanto arqueológicas como antropológicas de la existencia de una encomienda templaria en Canarias (La encomienda Templaria de Gran Canaria y El Legado de Bencomo). Y por último, los "rastros" dejados en los portulanos mallorquines, que no debemos olvidar tienen su origen en Llull, así como la forma de viajar hasta el Caribe, siendo imprescindible situar el origen de la navegación en la isla de El Hierro.
La Operación “Nuevo Mundo”
Desde comienzos del último cuarto del siglo XV era más que evidente que la situación de musulmanes, judíos y conversos no tenía cabida dentro de la concepción ideológica del poder monárquico que tenían los Católicos. Una vez superada la guerra civil castellana y afianzado el tratado de Alaçovas-Toledo, no podían existir grupos étnicos o religiosos con una Justicia distinta a la Real, y los conversos o eran tales, o eran "marranos" y por tanto debían ser extirpados del entramado social. La Inquisición fue un elemento primordial para el establecimiento del llamado Estado Moderno y los hebreos, que conocían la historia de aquella, debían suponer que su expulsión iba a llegar a Sefarad tarde o temprano. Y llegó con dos siglos de retraso. Los musulmanes posiblemente no llegaron a pensar que sus días como Reino tradicional estaban contados, un nuevo concepto del Estado se estaba gestando y ellos no tenían cabida en ese nuevo orden.
Por las pruebas que han llegado hasta nosotros, al menos un grupo de judíos mallorquines conocía el secreto de la Orden del Temple y tal conocimiento se fue trasmitiendo, en secreto, de generación en generación. Cuando la situación se hizo crítica, decidieron sacar a la luz discretamente el secreto templario a fin de tener nuevos territorios donde la presión del cristianismo fuese menos agobiante para la nación hebrea. Todo parece apuntar a que en fue en Génova donde se establecieron los planes para poder llegar hasta tierras americanas partiendo desde El Hierro como condición obligatoria.
A los pocos meses de la conquista de Gran Canaria, aparece en Castilla un hombre provinente de Portugal, que aunque aparenta ser cristiano, es un auténtico hebreo disimulado, un marrano; (Ni Cristóferens es Cristóforo. Ni Colombo, Colón). Ese hombre, que más tarde será llamado Cristóbal Colón, propone a los Católicos un viaje a un punto de la Mar Océana donde "por su mano e industria serán ganadas nuevas tierras", pero en realidad está proponiendo al Rey de Jerusalén, Don Fernando el Católico, encontrar a los sucesores de los caballeros del Temple para volver a reconquistar la Ciudad Santa (La ruta T y D, conferencia en Tenerife). Es ya generalmente admitido que Colón fue siempre apoyado por los conversos cercanos al poder real de ambos reinos, y que su proyecto era conocido en Portugal por Juan II.
El proyecto es disfrazado desde sus comienzos como una navegación a las Indias por Occidente, debido al interés de todas las partes (incluida Portugal) de que no aflorase públicamente en absoluto el secreto templario, pues caso de encontrar el objetivo deseado, sólo se repartirían las tierras los reinos hispánicos y no todos los reinos de la cristiandad.
Colón planifica su viaje siguiendo los datos obtenidos del Atlas de Cresques, pero se equivoca en sus cálculos náuticos (El Error de Colón) por desconocer que los portulanos tienen dos escalas de medición distintas, una para el Atlántico y otra para el Mediterráneo. Por esta circunstancia ya tiene problemas para llegar a Gran Canaria (Colón en Gran Canaria, conferencia en Maspalomas) y se encuentra perdido y desconcertado, en medio de la nada, cuando cree haber llegado al punto de destino. Pero entonces Martín Alonso (Los Pinzones en el Primer Viaje, aún no publicado), que se había percatado del error colombino, lleva las naves a un punto próximo alpuerto donde esperaban arribar. Ese desconocimiento de Colón sobre lasescalas tendrá además consecuencias históricas en las negociaciones deltratado de Tordesillas.
Cronológicamente, el primero de ellos es la aparición de unos nuevos y singulares mapas que rompen totalmente con la tradición medieval y parecen como surgidos "del aire", sin elementos anteriores en los que apoyarse. Son los denominados portulanos o cartas portulanas (sin embargo los portulanos corresponden a un sistema de proyección semejante al de una proyección cilíndrica oblicua y tienen su origen en Ptolomeo, como parcialmente he publicado en la Revista de Ingeniería Aeronáutica y Astronáutica), auténtica piedra angular de esta historia.
Posteriormente, la nación hebrea es expulsada de Europa excepto de los Reinos de la Península Ibérica. Esta situación dará lugar a que, en ella, la cultura hebraica alcance las más altas cotas de desarrollo de toda la época medieval, pero así mismo a uno de los mayores progroms de todos los tiempos, que desembocará en el denominado "problema de los conversos", la creación de la Inquisición Moderna en la península y la expulsión hebrea de Sefarad casi doscientos años más tarde. Este es el segundo punto en el que se apoya el trípode del Primer Viaje Colombino.
Por último, la desaparición de la Orden del Temple constituye el verdadero nudo gordiano de la cuestión. Todavía hoy se continúa hablando del "tesoro templario", teoría muy fácil de rebatir sin más que un ligero análisis de los flujos de capital necesarios para el mantenimiento de la Orden. Sin embargo, esto no es óbice para que otros logros alcanzados por ella tengan muchos más visos de realidad. No se debe de olvidar que lo importante no es lo que hoy sepamos o creamos de ella, sino aquello que creyeron los protagonistas de esta historia.
Sin embargo, hay un hombre que aglutina en su persona el conocimiento profundo de los tres elementos que acabo de enumerar: Raimon Llull, el hombre que tuvo la curiosa facultad de no morir. Un buen día desapareció de su residencia en Mallorca, y jamás se ha vuelto a saber nada de él. Su conocimiento del mundo hebreo va mucho más allá de lo que muestran sus obras y es posible que la crisis que padeció y que le hizo renunciar al mundo, a su mujer y a sus hijos para dedicarse al estudio y la meditación, esté relacionada con la disputa teológica que presenció, siendo educador del príncipe hijo de Jaime el Conquistador, entre el Gran Rabino de Gerona y un judío converso sobre la verdad del cristianismo; disputa que terminó el propio Rey y que le hizo exclamar en público: "Lástima que razones tan elevadas y convincentes sustenten a una causa errónea", pero que simultáneamente le impelieron a acudir el sábado a la sinagoga.
Su relación con la Orden del Temple y su ideal de perfecto caballero, que se ajusta extraordinariamente bien a aquellos cuya regla dio San Bernardo, es algo estudiado por varios tratadistas. Sin embargo ha sido mucho menos comprendida y analizada la descripción de la navegación medieval que realiza en una de sus obras y que se ajusta perfectamente con la que siguió Colón en su primer viaje al Caribe (demostrado en la conferencia de Oropesa). Hay muchos tratadistas que consideran a Raimon Llull el padre de la escuela mallorquina que confeccionó esas cartas portulanas de las que anteriormente se ha hablado.
La Orden del Temple
Desde el mismo momento de la aparición de la primera carta portulana de la escuela mallorquina, la de Angelino Dulcert, comienzan a aparecer las primeras pistas escritas sobre la Orden y su fuga a otras tierras situadas en la "Mar Océana" (conferencia de La Matanza), originando una exploración de las islas atlánticas y de la costa sahariana hasta el cabo Bojador. El Atlas Catalán de 1375 contiene todos los elementos que sitúan perfectamente a La Española como isla caribeña (La ruta T y D) y los lugares de América del Sur y África donde la Orden disponía de puertos (El legado de Bencomo).
La emigración a Portugal de Yahudá Cresques, coautor junto a su padre del Atlas, hace que Enrique el Navegante, infante Portugués, solicite a Juan II de Castilla la "merced" de las islas de La Gomera y de El Hierro en su calidad de Gran Maestre de la Orden de los Caballeros de Cristo. Al serle reiteradamente negada esa merced, reúne una flota para su conquista, flota esta que es derrotada por una armada castellana.
¿Llegó el Temple hasta América? Toda la evidencia estudiada parece demostrar que sí. En primer lugar existía un método de navegación, desconocido por la Cristiandad, basado en la geometría de los portulanos y la utilización de los cuadrantes trigonométricos musulmanes, que permitía conocer con suficiente precisión la posición de una nave en alta mar (La Navegación Medieval, conferencia en los C.O.I.I. de Tenerife y Las Palmas). Por otro lado, existen evidencias tanto arqueológicas como antropológicas de la existencia de una encomienda templaria en Canarias (La encomienda Templaria de Gran Canaria y El Legado de Bencomo). Y por último, los "rastros" dejados en los portulanos mallorquines, que no debemos olvidar tienen su origen en Llull, así como la forma de viajar hasta el Caribe, siendo imprescindible situar el origen de la navegación en la isla de El Hierro.
La Operación “Nuevo Mundo”
Desde comienzos del último cuarto del siglo XV era más que evidente que la situación de musulmanes, judíos y conversos no tenía cabida dentro de la concepción ideológica del poder monárquico que tenían los Católicos. Una vez superada la guerra civil castellana y afianzado el tratado de Alaçovas-Toledo, no podían existir grupos étnicos o religiosos con una Justicia distinta a la Real, y los conversos o eran tales, o eran "marranos" y por tanto debían ser extirpados del entramado social. La Inquisición fue un elemento primordial para el establecimiento del llamado Estado Moderno y los hebreos, que conocían la historia de aquella, debían suponer que su expulsión iba a llegar a Sefarad tarde o temprano. Y llegó con dos siglos de retraso. Los musulmanes posiblemente no llegaron a pensar que sus días como Reino tradicional estaban contados, un nuevo concepto del Estado se estaba gestando y ellos no tenían cabida en ese nuevo orden.
Por las pruebas que han llegado hasta nosotros, al menos un grupo de judíos mallorquines conocía el secreto de la Orden del Temple y tal conocimiento se fue trasmitiendo, en secreto, de generación en generación. Cuando la situación se hizo crítica, decidieron sacar a la luz discretamente el secreto templario a fin de tener nuevos territorios donde la presión del cristianismo fuese menos agobiante para la nación hebrea. Todo parece apuntar a que en fue en Génova donde se establecieron los planes para poder llegar hasta tierras americanas partiendo desde El Hierro como condición obligatoria.
A los pocos meses de la conquista de Gran Canaria, aparece en Castilla un hombre provinente de Portugal, que aunque aparenta ser cristiano, es un auténtico hebreo disimulado, un marrano; (Ni Cristóferens es Cristóforo. Ni Colombo, Colón). Ese hombre, que más tarde será llamado Cristóbal Colón, propone a los Católicos un viaje a un punto de la Mar Océana donde "por su mano e industria serán ganadas nuevas tierras", pero en realidad está proponiendo al Rey de Jerusalén, Don Fernando el Católico, encontrar a los sucesores de los caballeros del Temple para volver a reconquistar la Ciudad Santa (La ruta T y D, conferencia en Tenerife). Es ya generalmente admitido que Colón fue siempre apoyado por los conversos cercanos al poder real de ambos reinos, y que su proyecto era conocido en Portugal por Juan II.
El proyecto es disfrazado desde sus comienzos como una navegación a las Indias por Occidente, debido al interés de todas las partes (incluida Portugal) de que no aflorase públicamente en absoluto el secreto templario, pues caso de encontrar el objetivo deseado, sólo se repartirían las tierras los reinos hispánicos y no todos los reinos de la cristiandad.
Colón planifica su viaje siguiendo los datos obtenidos del Atlas de Cresques, pero se equivoca en sus cálculos náuticos (El Error de Colón) por desconocer que los portulanos tienen dos escalas de medición distintas, una para el Atlántico y otra para el Mediterráneo. Por esta circunstancia ya tiene problemas para llegar a Gran Canaria (Colón en Gran Canaria, conferencia en Maspalomas) y se encuentra perdido y desconcertado, en medio de la nada, cuando cree haber llegado al punto de destino. Pero entonces Martín Alonso (Los Pinzones en el Primer Viaje, aún no publicado), que se había percatado del error colombino, lleva las naves a un punto próximo alpuerto donde esperaban arribar. Ese desconocimiento de Colón sobre lasescalas tendrá además consecuencias históricas en las negociaciones deltratado de Tordesillas.
Los portugueses, que también conocían la forma errónea de medir colombina, obtienen ventaja permitiendo pactar con la milla más corta del Almirante, y utilizar en la medición real la correcta. Así es como se sitúa el meridiano frontera a una distancia superior en 4/3 a la que verdaderamente Castilla esperaba (El Tratado de Tordesillas), obteniendo las tierras de Brasil para Portugal.
Colón, acaba su vida escribiendo "El Libro de Las Profecías" y el "Libro de la Primera Navegación" donde explica por medio de claves todo su afán por encontrar una nueva Tierra de Promisión para el pueblo de Israel.
José Antonio Hurtado