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Internet revitaliza la masonería

La Red facilita la entrada en contacto con una sociedad que busca el progreso individual y social.

(Foto) España. El historiador Carlos Pereira no oculta su pertenencia a la logia .

Discretos, que no secretos. Los masones del siglo XXI han encontrado en la Red el medio perfecto para su expansión. En Galicia se calcula que pueden pertenecer a esta sociedad milenaria entre 130 y 140 personas. Agrupados en torno a diferentes logias ven en Internet un nuevo espacio para difundir su utopía, el convencimiento de que es posible alcanzar un mundo perfecto aumentando los lazos de fraternidad entre los hombres.

Históricamente la masonería se ha entendido como un movimiento elitista y de difícil acceso. Para llegar a vestir mandil y participar en los rituales había que ser recomendado por alguno de sus miembros. Pero hoy en día el ciberespacio facilita los contactos. Varias logias gallegas ofrecen en sus páginas webs la posibilidad de comunicarse con ellos y, si el aspirante cumple los requisitos, entrar a formar parte de una sociedad a la que pertenecieron desde Mozart o Rosseau hasta Salvador Allende o Mario Moreno Cantinflas.

Alberto Valín -historiador y autor de varios libros sobre el tema- cree, sin embargo, que los masones gallegos siguen siendo aún una minoría selecta. "En España, durante años y a diferencia de otros países, hubo mucho oportunista que buscaba en las logias influencias para medrar", afirma. Valín pone como ejemplo el juramento utilizado durante la II República: prometo sobre mi conciencia de hombre dedicar todos los medios que me den mis cargos públicos en bien de la Orden Masónica, de la humanidad y de la patria. "Ahora no son tan descarados, pero piensan lo mismo", sentencia, aunque inmediatamente matiza que "también hay mucha gente honesta".

A Coruña, Santiago y Vigo son las ciudades que acogen las principales logias gallegas. Pese a que su actividad no está ya perseguida como en el franquismo sigue reinando un cierto ocultismo. Valín estima que al menos existen cuatro sedes en la comunidad e incluso una logia muda o traslogia. Como las muñecas rusas, las logias pueden esconder hermandades secretas para sus propios miembros. "Me consta por declaraciones personales que existe una a la que asiste algún político de la actualidad gallega", señala. El periodista radiofónico Federico Jiménez Losantos creó una cierta polémica al publicar que el gabinete de Zapatero acogía a ocho ministros masones. Valín no cree que sean tantos. "En todo caso podría haber uno".

Sin pudor, porque no encuentra motivos para tenerlo, el historiador coruñés Carlos Pereira se confiesa masón. Lo es desde hace cuatro años, cuando se decidió a dar el paso y formar parte de una organización en la que encontró los valores que él sustentaba. Experto en la Orden Medieval del Temple, Pereira explica que la masonería tiene dos componentes, "el perfeccionamiento como ser humano, para ser mejor persona y ciudadano, y el trabajo para el progreso moral de la humanidad".

Afirma que su labor en la sociedad ya ha dado frutos. "Un día después de una cena con amigos, me dijeron "qué bien escuchas", hay una tendencia en la sociedad en la que vivimos a no escuchar a los demás. He notado sobre todo un crecimiento personal", explica. Pereira acude periódicamente a las reuniones en la logia Galicia número 1, fundada a principios de este mismo año en A Coruña. "La función de los ritos es impregnarte a través de los símbolos como el libro, el compás y la escuadra, ésta por ejemplo, representa la rectitud moral". En los encuentros se leen textos y según el tipo de ritual escogido se pueden también comentar.

Los masones fueron quien incluyeron la fraternidad en la tríada que se convirtió en lema de la revolución francesa, que originariamente se denominaba Libertad, igualdad y propiedad. Por ello, la ayuda mutua sigue siendo uno de los requisitos ineludibles de sus miembros. "Si alguien tiene un problema personal o económico se le echa una mano, igual que harías con un amigo", explica Pereira, quien asegura que "el gran secreto de la masonería es que no tiene ningún secreto".

Pereira se muestra convencido de que los prejuicios contra los masones en España son la herencia de la persecución sufrida durante el franquismo y otras épocas históricas. "En países como Inglaterra o EEUU, con una gran tradición democrática, es una institución más de la sociedad que llegó a garantizar el Estado del bienestar", explica. Cree que aquí, poco a poco, se irán despejando los recelos y la masonería también se abrirá a la sociedad.

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