R:.H:. José Flavio Gracia Llaque
R:.L:.S:. “Parthenón” Nº 4
Vall:. de Lima 1954 E:.V:.
Oriente del Peru
Escuchamos con cierta frecuencia las opiniones de los HH:. sobre la falta de aliciente de las Ten:. por el exceso del trabajo administrativo, rutinario. No hay mejor modo de contribuir a la vida de la institución que conversando sobre todo aquello que nos una más cada día, que nos demuestre ciertamente como miembros de la Fraternidad. En esta tarea de discurrir sobre temas masónicos y culturales nuestra contribución es obligatoria y la debemos cumplir con gusto el hecho que así contribuimos a la tónica de los trabajos; no tanto por una ilustración ó experiencia aquilatada cuanto por la esperanza con una cultura general y buena disposición de los HH:. Obtendremos todo nuestro salario simbólico. Esta labor de encarar los pequeños problemas de nuestros trabajos solo será provechosa con una condición esencial, absolutamente indispensable, sobre la que se requiere insistir en estos apuntes.
La Masonería no se enseña como se puede enseñar latín, matemáticas, o cualquiera otra materia de curso. Las Ten:. de las Logias no son clases vespertinas para adultos. La Masonería lo que se puede llamar los conocimientos masónicos, no es una cosa que se aprende en los textos para agregarse a lo que los HH:. ya saben, ya conocen por sus estudios ó experiencia, sin modificarlos. Tampoco es un asunto de diletantismo, es una regla de vida que se aplica, no solo a la actividad propiamente masónica, sino a las formas de vida del Masón. Bastaría recordar que al constituirse la Masonería Especulativa estas reglas se han especificado y que son aceptadas libremente al ser aceptados los Masones. La Masonería reposa, se asienta en la carne y en el espíritu del Masón. Debe condicionar no solo las manifestaciones activas de un masón, de cualquiera naturaleza que sean, sino su misma existencia, su modo de vivir, de pensar, de juzgar, de sentir, de comprender, sus opi¬niones, su trato, sus hábitos, sus gustos, su manera de comportarse en todas las ocasiones. Se es un verdadero masón ó no se es masón. Si uno es el verda¬dero masón no se podrá estar tranquilo sino se ha llegado a asimilar la Masonería, comprenderla íntegramente y verla absolutamente clara; luego a reajustarse según sus reglas, a revisar todas sus posiciones, sus ideas sobre las cosas, a pasar de nuevo por una verdadera criba masónica todas sus actitudes hacia los demás hombres y hacia los hechos, es decir hacer si mismo un hombre nuevo, otro hombre, que no hace nada ni piensa nada sino de un modo consecuente. Si pertenecer a la masonería no determina una tal aspiración, un tal deseo en el hombre, este nunca llegara a ser un masón, aunque toda su vida pertenezca a la masonería, auque conociera el corazón de los rituales y estuviese revestido de las insignias de los grados más altos.
No decimos que todos aquellos que han experimentado la necesidad de tejer su vida conforme a las enseñanzas de la orden hayan tenido éxito en hacerlo. Lo que importa es que hayan sentido la necesidad y que se dediquen a alcanzar este objetivo. Lo que importa es que tengan en el fondo de su corazón la firme intención de ir en este sentido, de esforzarse con perseverancia para avanzar en esa vía. Todos no logran intrínsecamente los medios para lograr el termino del viaje, algunos sin embargo y no pocos llegan a la meta. Para todos los que se esfuerzan los meritos son iguales, son los que toman la masonería en serio. Renar decía: “aquel que toma la vida enserio, he ahí el hombre religioso; el frívolo, he allí el impío”.
Ahora bien, hacerse Masón es tomar la vida en serio es entregar su ser todo al servicio de una grande causa, la mas grande para el hombre; es empeñarse porque se ha comprendido que la vida tiene un sentido y una finalidad y que un hombre consciente de su deber de trabajar por hacerla evolucionar en este sentido, es haber elegido la masonería como medio de cumplir este trabajo, este deber.
La masonería no es el único medio de mejoramiento humano; hay muchos otros medios para alcanzarlo, todas las religiones, las filosofías, las escuelas, las sectas que, todas se proponen perfeccionar al hombre, a la humanidad y que han instituido toda disciplina que reclama de sus fieles inexorablemente una adhesión plena y entera, una entrega total de su persona. Pero todas proceden de una doctrina a priori, de un sistema, de dogmatismo a los cuales no se puede los espíritus enamorados de la objetividad y del libre examen suscribir cuando han elegido la vía, los medios que la masonería ofrece.
La condición esencial para que una enseñanza masónica sea provechosa es que aquel que la recibe haya concebido el firme propósito de hacer de ella el instrumento de la adaptaron de su ser en su mas alto destino y, por esto, es indispensable que la reciba como un alimento para la asimilación, que hará concurrir todos sus dotes de análisis, comprensión y voluntad de incorporarse a lo mas intimo y profundo de ella, Si esto es así, por lo demás, el neófito alcanzara solo elementos útiles así mismo, su ardor y su sed lo llevaran a buscarlas por si mismo donde estén estas enseñanzas, ó deducir de lo que ve y entiende.
Siempre hay interés en los Tall:. por los estudios propiamente iniciativos, Cada vez que hay una charla sobre simbología masónica se despierta la curiosidad de los HH:. pero este movimiento suele durar muy poco, Y recuerdo que al ser elegido V:.M:. Consideré mi deseo de poner en uso el ritual completo. Después de un cierto número de tenidas, un buen número de hermanos han demostrado la sin razón de creer que durante las Ten:. Se crea un ambiente desasido austero, tenso que actuaba fuertemente sobre los que buscan el ambiente de “buenos muchachos”, un poco relajado, pero gracias al cual se sienten más a gusto y experimentan menos aprensión de tomar la palabra. Aquellos no han asistido a una Ten:. De una logia extranjera, aquí constatarían una disciplina más severa, muy moderada, que les parecería difícilmente soportable. Verían y oirían a los Of:. De la Log:. En sus puestos, demostrando cada uno de ellos un perfecto conocimiento del ritual que ni siquiera tienen necesidad de leerlo ni consultarlo. Habrían visto a los miembros de la Log:. Vestidos del Taller ó smoking llevando sus joyas sus insignias. Ganarían entonces el sentimiento que, todos los HH:. de una reunión masónica se reúnen en Ten:. Con toda la significación que esta palabra comporta.
Vall:. de Lima 1954 E:.V:.
Oriente del Peru
Escuchamos con cierta frecuencia las opiniones de los HH:. sobre la falta de aliciente de las Ten:. por el exceso del trabajo administrativo, rutinario. No hay mejor modo de contribuir a la vida de la institución que conversando sobre todo aquello que nos una más cada día, que nos demuestre ciertamente como miembros de la Fraternidad. En esta tarea de discurrir sobre temas masónicos y culturales nuestra contribución es obligatoria y la debemos cumplir con gusto el hecho que así contribuimos a la tónica de los trabajos; no tanto por una ilustración ó experiencia aquilatada cuanto por la esperanza con una cultura general y buena disposición de los HH:. Obtendremos todo nuestro salario simbólico. Esta labor de encarar los pequeños problemas de nuestros trabajos solo será provechosa con una condición esencial, absolutamente indispensable, sobre la que se requiere insistir en estos apuntes.
La Masonería no se enseña como se puede enseñar latín, matemáticas, o cualquiera otra materia de curso. Las Ten:. de las Logias no son clases vespertinas para adultos. La Masonería lo que se puede llamar los conocimientos masónicos, no es una cosa que se aprende en los textos para agregarse a lo que los HH:. ya saben, ya conocen por sus estudios ó experiencia, sin modificarlos. Tampoco es un asunto de diletantismo, es una regla de vida que se aplica, no solo a la actividad propiamente masónica, sino a las formas de vida del Masón. Bastaría recordar que al constituirse la Masonería Especulativa estas reglas se han especificado y que son aceptadas libremente al ser aceptados los Masones. La Masonería reposa, se asienta en la carne y en el espíritu del Masón. Debe condicionar no solo las manifestaciones activas de un masón, de cualquiera naturaleza que sean, sino su misma existencia, su modo de vivir, de pensar, de juzgar, de sentir, de comprender, sus opi¬niones, su trato, sus hábitos, sus gustos, su manera de comportarse en todas las ocasiones. Se es un verdadero masón ó no se es masón. Si uno es el verda¬dero masón no se podrá estar tranquilo sino se ha llegado a asimilar la Masonería, comprenderla íntegramente y verla absolutamente clara; luego a reajustarse según sus reglas, a revisar todas sus posiciones, sus ideas sobre las cosas, a pasar de nuevo por una verdadera criba masónica todas sus actitudes hacia los demás hombres y hacia los hechos, es decir hacer si mismo un hombre nuevo, otro hombre, que no hace nada ni piensa nada sino de un modo consecuente. Si pertenecer a la masonería no determina una tal aspiración, un tal deseo en el hombre, este nunca llegara a ser un masón, aunque toda su vida pertenezca a la masonería, auque conociera el corazón de los rituales y estuviese revestido de las insignias de los grados más altos.
No decimos que todos aquellos que han experimentado la necesidad de tejer su vida conforme a las enseñanzas de la orden hayan tenido éxito en hacerlo. Lo que importa es que hayan sentido la necesidad y que se dediquen a alcanzar este objetivo. Lo que importa es que tengan en el fondo de su corazón la firme intención de ir en este sentido, de esforzarse con perseverancia para avanzar en esa vía. Todos no logran intrínsecamente los medios para lograr el termino del viaje, algunos sin embargo y no pocos llegan a la meta. Para todos los que se esfuerzan los meritos son iguales, son los que toman la masonería en serio. Renar decía: “aquel que toma la vida enserio, he ahí el hombre religioso; el frívolo, he allí el impío”.
Ahora bien, hacerse Masón es tomar la vida en serio es entregar su ser todo al servicio de una grande causa, la mas grande para el hombre; es empeñarse porque se ha comprendido que la vida tiene un sentido y una finalidad y que un hombre consciente de su deber de trabajar por hacerla evolucionar en este sentido, es haber elegido la masonería como medio de cumplir este trabajo, este deber.
La masonería no es el único medio de mejoramiento humano; hay muchos otros medios para alcanzarlo, todas las religiones, las filosofías, las escuelas, las sectas que, todas se proponen perfeccionar al hombre, a la humanidad y que han instituido toda disciplina que reclama de sus fieles inexorablemente una adhesión plena y entera, una entrega total de su persona. Pero todas proceden de una doctrina a priori, de un sistema, de dogmatismo a los cuales no se puede los espíritus enamorados de la objetividad y del libre examen suscribir cuando han elegido la vía, los medios que la masonería ofrece.
La condición esencial para que una enseñanza masónica sea provechosa es que aquel que la recibe haya concebido el firme propósito de hacer de ella el instrumento de la adaptaron de su ser en su mas alto destino y, por esto, es indispensable que la reciba como un alimento para la asimilación, que hará concurrir todos sus dotes de análisis, comprensión y voluntad de incorporarse a lo mas intimo y profundo de ella, Si esto es así, por lo demás, el neófito alcanzara solo elementos útiles así mismo, su ardor y su sed lo llevaran a buscarlas por si mismo donde estén estas enseñanzas, ó deducir de lo que ve y entiende.
Siempre hay interés en los Tall:. por los estudios propiamente iniciativos, Cada vez que hay una charla sobre simbología masónica se despierta la curiosidad de los HH:. pero este movimiento suele durar muy poco, Y recuerdo que al ser elegido V:.M:. Consideré mi deseo de poner en uso el ritual completo. Después de un cierto número de tenidas, un buen número de hermanos han demostrado la sin razón de creer que durante las Ten:. Se crea un ambiente desasido austero, tenso que actuaba fuertemente sobre los que buscan el ambiente de “buenos muchachos”, un poco relajado, pero gracias al cual se sienten más a gusto y experimentan menos aprensión de tomar la palabra. Aquellos no han asistido a una Ten:. De una logia extranjera, aquí constatarían una disciplina más severa, muy moderada, que les parecería difícilmente soportable. Verían y oirían a los Of:. De la Log:. En sus puestos, demostrando cada uno de ellos un perfecto conocimiento del ritual que ni siquiera tienen necesidad de leerlo ni consultarlo. Habrían visto a los miembros de la Log:. Vestidos del Taller ó smoking llevando sus joyas sus insignias. Ganarían entonces el sentimiento que, todos los HH:. de una reunión masónica se reúnen en Ten:. Con toda la significación que esta palabra comporta.