Por Francisco Martorell
Juan José Oyarzún, sucedió a Jorge Carvajal como Gran Maestro de la Masonería Chilena, dicen, en la gran casona de Marcoleta 659 con el apoyo de los jóvenes que, entusiasmados querían volver a estudiar y que una persona con capacidad los guiara. Tiene 77 años y no los representa.
De respuestas cortas y provocativas, mucha ironía y capacidad de trabajo, el hombre fuerte de los masones chilenos no tiene pelos en la lengua para contestar sobre todo e incluso provocar a la que llama su competencia: la Iglesia Católica.
Trabajó 42 años en la distribución de electricidad, hoy es partidario de estudiar otras energías limpias, como la eólica y la nuclear, pero está preocupado de la crisis de valores y de la Prensa.
Dice que, cuando se mira al espejo, tras 48 años en la masonería sigue viendo a "un niño asustado ante el enigma del universo. No hemos encontrado la respuesta, pero la seguimos buscando", reflexiona. Fue esa búsqueda, sin duda, la que lo llevó al puesto en que está hoy y donde permanecerá hasta el 2010 cuando asuma su sucesor. "A él le tocará una fiesta muy grande, enfrentar un mundo más duro que el actual, muy agresivo", profetiza.
¿Qué busca un masón?
El sentido de la existencia. Las preguntas clásicas son de dónde venimos, qué somos y a dónde vamos. Por lo general, los masones de hoy agregamos una cuarta pregunta (vamos a alguna parte).
¿Y qué cree…vamos a alguna parte?
No lo sé. Un colega suyo dijo alguna vez: la única y exclusiva razón de la moral individual es que uno sabe que algún día morirá, pero no sabe lo que hay después.
¿Si no sabemos, tenemos que concentrarnos en lo que hacemos acá?
Claro. Eso se llama ser citeriorista, porque las iglesias se preocupan de lo ulterior, el más allá de la muerte. Los masones somos citerioristas. Nos preocupa la realidad, el acá.
Pero eso es menos vendedor, es más fácil ofrecer algo que no existe.
Por supuesto. Pero quién tiene interés en vender.
Pero, la masonería tiene interés en crecer.
Tal vez. Nos interesa crecer porque no somos egoístas, y para postular a ser masón hay que ser solidario. Pero da no sé qué compartir también las angustias existenciales.
¿Ha crecido la masonería realmente?
Sí. Las cifras dicen poco, pero puedo decir que yo ingresé hace 48 años, y pregunté cuántas logias hay. En 1959 había 108 logias. Hace poco tuve el agrado de instalar la número 208, en Concepción. Aumentar en cien logias en 48 años, es crecer.
¿Y las logias tienen un mínimo de integrantes?
Desde luego. Pero por lo general es al revés, porque cuando pasan de cien, se comienza a presionar para que se dividan, porque en una logia de más de cien hombres comienza a diluirse el vínculo de fraternidad. Entonces se estimula para que se forme una segunda logia.
¿Cuántas logias se han formado este año?
En 2007 llevamos como cinco. Están en lo que llamamos instancia de constitución, están un año en marcha blanca para ver si funcionan bien. Después de eso, le damos una carta patente.
¿Qué hace una logia?
Fundamentalmente estudiar. El propósito de cada una es buscar afuera, profano, fuera del templo, a hombres potencialmente perfectibles. Perfectos no, porque no los hay, y de haberlos deben ser insoportables, con el fin de invitarlos a trabajar con nosotros. Los ingresamos con una ceremonia de iniciación, y después tratamos de convertirlos en masones. No siempre resulta, siempre es difícil.
¿Dónde se aplican esos conocimientos?
En primer lugar al interior. El hombre trata de perfeccionarse, de ser mejor él. Después se trata de proyectar esa purificación hacia el entorno, su familia, su trabajo, su grupo social, su partido político, su compañía de bomberos, en fin, en lugares donde actúa.
Le faltó decir el partido radical…
No. Porque resulta que en el seno de las logias está prohibido, por norma, las discusiones sobre política contingente o religión. Eso es algo que no han podido entender algunas personas que se preguntan cómo hemos podido sobrevivir durante la dictadura. Y la respuesta es sencilla: nos hemos dedicado a hacer lo que hemos hecho siempre, educar hombres y tratar de iniciarlos.
¿No se hablaba de política?
No. Somos una república independiente con una constitución propia, una administración de justicia propia, y hasta un dialecto propio, el lenguaje tripuntuado.
Eso permitió que coexistieran Pinochet y Salvador Allende.
Exactamente. Salvador Allende fue masón durante muchos años. Pinochet trató de serlo, pero no alcanzó a llegar. Estuvo solamente dos años.
¿Qué le pasó?
Se retiró por una decisión personal. A la masonería uno ingresa por una iniciación y se va cuando uno quiere. A veces se va sin querer…
En ese caso ¿opera un tribunal masónico?
No. Cada logia está presidida por una oficialidad, que son trece. Ellos administran la logia y toman determinaciones de acuerdo a un informe de secretaría. Cuando un hombre es ausentado mucho, se llama a su patrocinador, a quien lo integró, y se le pide que interceda, y si hizo algo indebido, hasta luego.
¿Qué es delito para un masón?
Faltar a la palabra empeñada o cometer algún acto privado o público que constituya un desprestigio para la orden, o un daño para terceros. Algo muy importante en la justicia masónica es que rige tanto para los hombres que están activos dentro de la institución como para los que están fuera de ella.
Es decir, si alguien se fue igual puede ser castigado.
¿Cuáles son los castigos?
Son solamente morales. Además en un boletín se publican las sanciones, por lo que todos en la institución se enteran. Se dan a conocer mensualmente todo el movimiento de postulaciones, ingresos y también salidas y sus por qué.
Si Pinochet no se hubiera ido, después de todo lo que pasó ¿hubiese sido expulsado?
No me atrevería a decirlo, porque eso es prejuzgar una situación inverosímil.
¿Hay casos en que masones se han visto vinculados en situaciones de violación de derechos humanos?
Sí. Uno es el caso de Arturo Alessandri Palma, quien prácticamente fue puesto de patitas en la calle, debido al hecho del 5 de septiembre del Seguro Obrero. El mismo Ibáñez también pasó por algunos aprietos en su primer gobierno. Pero se reivindicó en su segundo gobierno cuando derrotó el cohecho.
¿En la última etapa han vivido situaciones complicadas?
Diría que no. Desde que volvió la democracia no hemos tenido grandes problemas. De repente algún hermano se sale de madres, normalmente cuando un miembro hace noticia ingrata, inmediatamente su logia le pide la renuncia sin fecha. Lo juzgan con un tribunal propio, pero además se espera el juicio de la justicia profana. Después el acato corre o no corre.
Uno podría multiplicar por cien las logias y calcular el número de masones que hay en Chile.
Varios lo han hecho, y han llegado a la conclusión de que hay cerca de 25 mil. Son un poco menos en realidad, 20 mil y fracción. Pero lo importante es la calidad no la cantidad.
¿Cuáles son las características del hombre perfectible?
Normalmente es gente de clase media. Intelectuales, profesionales, y lo más importante, tienen un afán de superación y de trascendencia, deben ser solidarios, preocuparse por el prójimo.
Eso suena a que es más fácil pasar por el ojo de una aguja a que un rico entre a la masonería…
Somos exigentes pero no demasiado.
¿Ustedes ven que los sectores más acomodados no son solidarios?
Rara vez la fortuna golpea la puerta de las logias, pero tenemos gente de todos los niveles. Así como también los hay de todos los campos políticos y religiosos, aunque existen credos religiosos y partidos políticos que prohíben a sus miembros entrar a la masonería.
¿Cuánto de secreto o misterio mantiene la masonería?
Misterios no tenemos. Somos una institución privada, discreta y reservada. No le está permitido a uno dar el nombre de otros, a menos que se le autorice. Todavía hay grupos cavernarios, por decirlo de algún modo, que viven sospechando y persiguiendo a los masones.
¿Quiénes son?
Todas las dictaduras, tanto las del espíritu como las de la materia. En este momento la masonería está siendo barrida en el oriente por el Islam. En Chile las cosas han cambiado y nos han permitido pasar del secreto a la discreción.
¿Y en las instituciones, las fuerzas armadas, colegios profesionales, sindicatos, ser masón es una ventaja o desventaja?
Normalmente, el hombre trata de no revelar su condición porque se crean anticuerpos. El ser humano es desconfiado por naturaleza, y todo lo que sea secreto lo encuentra pernicioso o proclive a algo malo.
Pero el hecho de que en el último tiempo los masones hayan ocupado cargos de importancia, en comisiones presidenciales, también les ha permitido mostrarse abiertos a la sociedad.
No me va a creer, pero la orden masónica jamás trabaja en forma corporativa, siempre a través de sus miembros y el secreto que tiene la masonería es que trata de enseñar no a través de lecciones, sermones o clases magistrales, sino con el ejemplo. Cuando nuestras personas se convierten en líderes naturales de su grupo, significa que están realizados porque da el ejemplo de liderazgo y de virtud.
¿Y él sigue en su logia o se abre hacia el trabajo de la comunidad?
Ambas cosas son coexistentes.
Si bien no es corporativa, que pasa con la persona que llega al liderazgo ¿es llamada al orden cuando se sale de los postulados masónicos?
Hay dos masonerías. La simbólica, que es la corriente y tiene tres grados, aprendiz, compañero y maestro. Y también están los cursos de postgrado, lo que llamamos la masonería filosófica. Esa llega hasta el grado 33, y que son estímulos para el esfuerzo y para ascender en la escala. Todo esto es una superación intelectual y espiritual.
¿Qué piensa la masonería de lo que actualmente estamos viviendo?
En este momento estamos preocupados por la evidente crisis de valores. Se expresa en la prensa, porque es el pregón de lo que está pasando. Hay una falta de respeto con la vida humana, con la vida del prójimo, lo que significa una vuelta a la barbarie. La cultura está siendo atropellada todos los días. Creo que hasta Dios temblaría si supiera leer. Eso nos tiene preocupado, y pensamos trabajar firmemente en un retorno al espiritualismo. La masonería es humanista, para ella el hombre es su razón de ser y vemos que el hombre se está deshumanizando.
¿Esta crisis tiene que ver con la falta de equidad o el modelo económico?
Escuchaba lamentarse a un distinguido educador, que las escuelas actuales ya dejaron de ser templo del saber y son agencias comerciales. Entonces, los educadores están convertidos en gerentes o administradores comerciales y eso no puede ser. Tuvimos el privilegio de vivir con una educación y una salud gratuita, ahora todo lo que respetamos se ha convertido en negocio.
¿Cómo se avanza?
La gran herramienta es la educación. Estamos preocupados de ese tema. Se creó una comisión bastante numerosa, donde nuestra gente colaboró y esperamos que siga adelante. En un tiempo tuvimos fama de ser exportadores de educación en Sudamérica.
¿Debemos dejar de lucrar en la educación?
La propuesta masónica es buscar la equidad, el justo medio que sea beneficioso para ambas partes. No estamos contra el lucro, pero el lucro en exceso es malo.
¿Cómo se regula? ¿Con un fortalecimiento del Estado?
Hay que estudiar el cómo. Creemos en un Estado proactivo, no subsidiario ni docente. Eso quedó atrás. El Estado tiene que intervenir dejando libre el juego de ideas y modalidades.
¿Cuál es el modelo?
Para nosotros el modelo de Finlandia es un paradigma, aunque la idiosincrasia es diferente. Tenemos gente de la orden allá pero ellos son mucho más místicos.
¿Cómo ven a la iglesia católica?
Vemos que está luchando por recuperar la capacidad que tiene, porque se ha enfrentado con un enemigo terrible, que es el materialismo, que le está robando, y a nosotros también, lo más caro: la juventud. No me extrañaría que en el futuro lucháramos codo a codo para recuperar al hombre.
¿Hay conversaciones entre los masones y la iglesia católica?
Todo el tiempo, pero en forma no oficial, porque nosotros no actuamos como corporación.
En los temas valóricos, ¿mantienen una posición liberal?
Sí. Este gobierno ha facilitado bastante las cosas. Ha dado batallas fuertes con temas como el aborto, la píldora del día después, el divorcio, etc. Pero queda mucho por hacer, porque la dificultad no son las leyes sino la mentalidad de la gente que debe cumplirlas. Respetamos la individualidad, siempre y cuando no atropelle a los demás.
Entonces, los masones son los más liberales de la sociedad.
Diría que sí, en un sentido espiritual e intelectual.
¿Y en lo económico?
Hay de todo.
¿Usted?
Yo soy pensionado. Vivo de una pensión y de propiedades que me ayudan a administrar mis hijos.
¿Por qué usted es la cabeza de la masonería en Chile?
Fue un proceso lento de decantación. Mi trabajo en la empresa nacional de electricidad me llevó a conocer a mucha gente y a fundar varias logias. Eso me hizo conocido, y cuando hubo elecciones hace nueve años, salió elegido un gran amigo que me pidió que integrara su equipo, algo así como un secretario general. Me desempeñé durante ocho años, y por gravitación asumí.
¿Es el continuismo de Carvajal entonces?
Diría que no, porque tenemos diferencias en algunos temas bastante grandes.
¿Como cuáles?
Por ejemplo la actitud frente a la participación de las mujeres en la masonería. Mi antecesor es de la vieja ola, yo soy un convencido de que no podemos negarle el derecho a la mujer, considerando que son una importante cantidad de la humanidad. Pero, me gusta la idea juntos pero no revueltos. Por eso existe la masonería femenina y la masonería mixta. La primera, es considerada irregular por la confederación de grandes logias regulares de la que formamos parte, por lo que no podemos reconocerla, pero le ayudamos en todo lo que podemos.
¿Se ha producido un mayor ingreso de mujeres con su llegada?
No me atrevería a decirlo, pero creo que han aumentado bastante. Es motivo de orgullo que gracias a ellas se han creado grandes logias en los países vecinos.
¿Alguna otra diferencia con Jorge Carvajal?
El era partidario del secreto, de la reserva. Yo trato de ser más liberal, aunque no siempre me resulta.
¿Qué secretos ha permitido que se conozcan?
No son secretos, sino ser menos hermético. Yo he tratado de ser más abierto a la gente joven y los grupos irregulares, buscando la unión de los hermanos separados.
¿Cómo ha sido la relación de la masonería con Bachelet?
Excelente. Fuimos a saludarla cuando asumió y hemos apoyado todos sus proyectos, que a nuestro juicio llena con salud y alegría al pueblo.
El general Bachelet sufrió una situación bastante complicada en la masonería. Fue maltratado por su Logia. ¿La masonería ha hecho un mea culpa de esto?
La masonería no. Los masones que lo hicieron, sí. Él pertenecía a una logia en Lo Barnechea. Nosotros a esa gente no la vamos a castigar, en su consciencia se condenan. Además, todo hombre tiene derecho a equivocarse.
Pero no se le puede pedir un mea culpa a la masonería, como se ha hecho con los militares, la iglesia católica, etc.
Nosotros creemos que el perdón es propio de las almas nobles y tiene que salir de adentro.
Lo que hay que esperar, entonces, es el gesto de la logia de Lo Barnechea.
No, porque no lo va a hacer.
¿Por qué?
Porque no puede hacerlo en forma corporativa. Todo lo que hace un masón es responsabilidad de ellos. La logia coordina, une, hace estudios, da resultados, pero nunca impone. Nosotros tratamos de inducir, no de imponer.
Pero ¿cómo lo hacen para evitar errores y ser más perfectos de forma colectiva?
No lo hacemos de forma colectiva. Mucha gente no cree que no seamos una sociedad de socorros mutuos. Siempre se habla de que somos una fábrica de cuñas de empleo. Cada candidato que viene a pedir apoyo a la masonería se tiene que ir entristecido.
¿Y cómo aprenden de las experiencias?
Mediante las historias de los personajes que son involucrados. Personalizamos estos casos. Cada logia tiene la libertad para investigar cada caso, según su gusto.
¿Cuáles son las directrices fijadas para este año?
Para nosotros el año comenzó el 1 de diciembre del 2006 y termina el 1 de diciembre de este año. Para esa fecha tenemos Ética y Laicismo, lo que significa que en todas partes se hacen estudios de laicismo. Hemos organizado el instituto laico de estudios contemporáneos, lo que ha sido un excelente producto de exportación, ya que se ha creado en Ecuador, Panamá y próximamente en México. Tenemos el respaldo de estudio con Bélgica. Para el próximo año, está planteado Ética y Educación, y posteriormente Ética y Comunicaciones. Todo esto va dentro de mi período, mi gobierno simbólico, que culmina en junio de 2010.
¿Por qué gobierno simbólico?
Porque el hombre es un animal creador de símbolos y el universalismo de la masonería se debe a que usamos un lenguaje simbólico, tanto para entendernos entre nosotros como para la docencia.
¿Por qué le preocupan los medios de comunicación?
Nos preocupa reforzar el rigor de la ética para todos los que ejercen la comunicación. Actualmente la farándula está en todas partes, y la comunicación no está para eso.
¿Y cómo pretenden interferir en eso?
A través de la educación y con la ayuda de ustedes, los conductores de la comunicación.
Pero detrás de los periodistas, hay una industria de los medios de comunicación. ¿Hay masones en las direcciones de los medios de comunicación?
Sí lo hay. A propósito de eso me pasó algo curioso. Hace unos días me entrevistó en Concepción el canal de televisión de la universidad. Conversamos esto mismo, y al día siguiente el editorial del diario El Sur, está enfocada a la ética y las comunicaciones. No me mencionaba directamente, pero sí la conversación que sostuve. Entonces, poco a poco uno va dejándose caer en los medios…
¿Tiene la paciencia para esta lenta influencia?
Por supuesto. Es como la gota de agua que lava la roca.
¿Qué pasa con la equidad o la iglesia les ganó el quién vive en ese tema?
Lo que pasa es que ellos están preparando el terreno para una encíclica que viene atrás. Todas estas iniciativas son para preparar el campo.
¿Les preocupa que el 92 por ciento de la población chilena sea creyente o activos participantes de alguna iglesia?
Cuando comencé en la orden masónica me enseñaron que debía ser, primero, caballero, y luego, iniciado. Y ningún caballero le quitaría un chocolate a un niño. Para nosotros los creyentes son niños con chocolates, que tienen la ilusión de ultratumba y una creencia en una divinidad omnisciente y omnipotente. Respetamos su derecho y necesidad de creer en algo.
Pero, eso suena peyorativo.
Esa es mi forma de pensar, no la de la masonería. En la orden hay mucha gente creyente, católica, evangélica, etc.
En su gobierno simbólico, cuando habla ¿lo hace a título personal?
Absolutamente. Cuando necesito hacer algo oficial lo hago de manera escrita.
En Chile hay ausencia de debates, falta de ideas. ¿Pasa lo mismo en la masonería?
Sí. Especialmente lo vemos en grupos jóvenes, que quieren saber sobre la masonería, y está todo demasiado etiquetado, reservado.
Sólo el 30 por ciento de los menores de 30 años está inscrito en los registros electorales ¿qué le parece?
Es un triste indicador, y nos duele. Porque es malo para la democracia, y todo lo que sea malo para la democracia es malo para la masonería.
¿Hay jóvenes en la masonería?
Sí. La edad mínima es 18 años.
¿Tantos como había hace 30 años?
Más, muchos más. Tuvimos un período crítico de 17 años, en que nadie golpeaba las puertas de las logia.
¿Cómo calificaría la democracia chilena actual?
Creo que en este momento está en crisis, debido al desprestigio de los partidos políticos.
¿Qué le parece el debate político?
Demasiado materialista, contingente. Hay crisis de líderes, es evidente.
¿Qué tipo de encuestas manejan para evaluar cómo el chileno ve a la masonería?
Nos tienen con un mal concepto, porque se mantiene una imagen del siglo pasado de asociarnos con golpes de estados militares. Nos tildan de conspiradores.
¿Cómo pretender borrarla?
De la única forma que sabemos, con el buen ejemplo. La única salida es predicar con el ejemplo.
¿Le llamó la atención que en la última comisión presidencial no lo llamaran?
No, para nada.
Pero habían estado en casi todas. Carvajal tenía un asiento reservado.
Él es educador, yo soy un empresario jubilado en el sector de la electricidad.
¿Y el tema energético interesa dentro de la masonería?
Tenemos gente preocupada de eso. Hace poco dictamos una charla con gente de muy buena calidad sobre ese tema. Nuestros hombres están en todas partes, en todos los campos. Quizás en lo único que no estamos es en la pedofília, como sí lo está nuestra competencia.
Eso va a caer muy mal en la competencia.
Eso es algo inexplicable. Todos han visto las cifras de las indemnizaciones. Esto no debiera ser así. Cuando oigo decir que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, me da pena por Dios.
¿Qué otros temas importan hoy?
La falta de solidaridad, que en el fondo deriva de la inequidad. Me angustia saber de gente que sufre accidentes y nadie es capaz de ayudarla. Eso es un mal indicador.
¿Es falso que somos un pueblo solidario?
Claro.
¿Qué nos pasó o nunca lo fuimos?
Sí lo fuimos. Sobre todo en ciudades pequeñas. Algo nos fue cambiando.
¿El modelo económico?
Creo que la visión de eso. El hombre vivía tranquilo en el campo, y de repente escuchó la existencia de un mundo donde todo era regalado y más brillante. Se despobló el campo, las ciudades no dan abasto y las cárceles tampoco.
Cuando escucha el superávit estructural, la chequera que maneja Andrés Velasco, las inversiones en el exterior, ¿qué le provoca?
Desesperación, porque si tenemos tantas ventajas por qué no sabemos aprovecharlas.
¿Por qué cree que no las aprovechamos?
Por qué la educación no vuelve a ser gratuita, por qué la salud no atiende adecuadamente. Porque hay algo que no está funcionando. Pero, hay que buscar la solución.
¿Cómo ser proactivo?
Después de mi, vendrá otro. A él le tocará una fiesta muy grande, enfrentar un mundo más duro que el actual, muy agresivo.
¿Cómo se hace para esforzarse y seguir estudiando sin caer en el problema de la inmediatez?
Ya nos pasó una vez. Napoleón Bonaparte utilizó la masonería con ese fin, y fue una lección muy dura. Es algo que a todos se les enseña, incluso a los del campo político.
¿Y aprenden?
Por sus obras les conoceréis (levanta los brazos).