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ESPANA: 102 años del templo masónico de Santa Cruz de Tenerife

Recuperando la Memoria (21) José Vicente González Bethencourt.

FUE HACIA 1896 cuando, por 2.200 pesetas, la logia masónica Añaza 270 adquirió un solar de 552 metros cuadrados en el actual número 35 de la calle San Lucas de Santa Cruz de Tenerife, procediéndose a la construcción de un edificio con un crédito inicial de 20.000 pesetas, aportadas por una asociación constituida al efecto por miembros de dicha logia. El arquitecto encargado de la obra fue Manuel de Cámara (1848-1921), presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País y concejal del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife por el Partido Republicano, a su vez alcalde interino en tres ocasiones.

El proyecto fue aprobado en 1900 por la Corporación municipal como casa-templo masónico, inaugurándose en 1905 por razones económicas sin fachada, que fue terminada en 1923, todo un bello ejemplo de simbolismo y alto valor histórico y arquitectónico, en un edificio singular que acogió a una de las logias más activas de la masonería en Europa, muy relacionada con logias de Europa y América, con una fachada que llama tanto la atención que ha sido y sigue siendo motivo de visita de numerosos extranjeros que acuden a Santa Cruz de Tenerife para contemplarla, atraídos por su alta significación simbólica.

La actividad de la Logia Añaza 270 fue interrumpida bruscamente el 18 de julio de 1936 con motivo del golpe de Estado, siendo requisado el templo por Falange Española, hasta que durante muchos años sirvió de dependencias del Ministerio del Ejército relacionadas con el servicio jurídico, óptica y farmacia militar. En dicho templo se realizaron interrogatorios durante la Guerra Civil a personas leales al Gobierno de la II República.

El uso cuartelero diferente del inicial del templo masónico hizo que su estructura fuera modificada, sustituida o dañada, sobre todo lo que era sala de tenidas, incorporándose elementos que nada tienen que ver con la simbología masónica, llegando incluso a plantarse árboles en el patio de acceso que no existían anteriormente. Se trata del único edificio de la calle San Lucas que no llega a la acera, sino que se retrae para pasar más desapercibido y discreto, desarrollándose en su interior una actividad que demuestra el carácter abierto y tolerante de los santacruceros, que hasta el 18 de julio de 1936 vieron convivir en perfecta armonía las actividades de la masonería, iglesia y convento del Pilar y Cruz Roja.

El 23 de abril de 2001 fue adquirido por 450.000 euros por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, al considerarse que ya no tenía interés militar para el Ministerio de Defensa, y el 1 de septiembre de 2002 se inicia expediente de declaración como Bien de Interés Cultural, del que sigue pendiente, y 16 de junio de 2006, a propuesta de una moción del Grupo socialista, el Ayuntamiento capitalino adoptó por unanimidad el acuerdo de destinar fondos para su rehabilitación, lo mismo que hiciera el Pleno del Cabildo de Tenerife, también a propuesta del Grupo Socialista.

El 4 de septiembre de este año se firmó en Madrid el convenio de colaboración entre el Ministerio de Cultura y la Gran Logia de España para la reproducción de fondos custodiados en el Archivo General de la Guerra Civil de Salamanca, con dos objetivos: su conservación, al evitar la consulta directa de los originales, y su máxima difusión.

De acuerdo con el convenio, las logias masónicas españolas con presencia en Tenerife tienen derecho a una copia interna con fines de investigación. El propósito de recuperar tan valioso material para la historia y los ciudadanos de Santa Cruz tropieza, sin embargo, con la triste realidad de un edificio de 102 años en estado ruinoso, con destrozos en el tejado, por donde entra agua con las lluvias, con cuatro esfinges egipcias dañadas a la entrada (como la de la foto), esperando una actuación urgente del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, dueño y responsable de la rehabilitación de tan sorprendente patrimonio.

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