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“DESEMBARCO EN ANCÓN DE LA EXPEDICIÓN LIBERTADORA” - 31 de octubre 1820

Discurso de orden a cargo de:
Q:.H:.
Ing. Gustavo Saavedra García
Miembro de la G:.L:.P:.

Miembro del Inst. SanMartiano del PERU

Es para mi un gran honor a nombre del ISMP, Sede Central la oportunidad, de poder recordarles esta fecha tan importante para Uds.; para el Perú y América.
El jueves 26 de octubre de 1820 el convoy de San Martín (Expedición Libertadora) dio la vela en Pisco, tomando el rumbo del N.O. para dirigirse al Callao y luego continuar hasta Ancón.
Días antes, un espía realista escribió al virrey Joaquín de la Pezuela una carta fechada en Pisco el lunes 23, que fue recibida el sábado 28. En ella le comunicaba "que se tenga el mayor cuidado con los sujetos José de la Mar, Manuel de Llano, Ignacio Landázuri, el marqués de Casa Dávila, el conde de la Vega, los Elizaldes, Riva Agüero, Campino, José Correa y el marino Colmenares por intentar es; os entregar a Lima, para lo cual el Exto. Se iba a embarcar en Pisco, tocando en el Callao, y luego pasar a Lancón, en donde debería figurarse el ataque y entregar los Jefes el Exto". El espía encargaba la mayor vigilancia, "pues es indudable la pérdida del Perú si S.E. no remedia con su autoridad y vigilancia el evitarse un atentado semejante". Además, el espía anota que "más adelante continuará dando aviso de cuanto ocurra en el ejército de San Martín". Por lo que se supone que siguió embarcado en la escuadra.
EL 29 se avistó la Isla de San Lorenzo, y á la tarde fondearon la escuadra y los trasportes en frente de la bahía del Callao. El navío San Martín con otros buques de guerra y todos los trasportes dieron la vela el 30 con dirección á Ancon, quedando el resto de la Escuadra con órdenes de cruzar en frente del Callao. Antes de separarse el General en Jefe y el Vice-Almirante de la Escuadra, acordaron la ejecución de un proyecto memorable, capaz de sorprender á la misma intrepidez, y de eternizar por si solo la historia de la expedición liber¬tadora del Perú.
El informe del espía era preciso y, a las cuatro de la tarde del lunes 30 de Octubre de 1820, después de haber fondeado en el Callao el domingo 29, anclaban en Ancón los transportes con el Ejército Libertador, protegidos por 8 buques de guerra y 11 lanchas cañoneras. Miller, desde el transporte Santa Rosa, anotaba: "Ancón se compone de unas cuantas barracas de pescadores, medio enterradas en montones de arena". San Martín, desde el puente de la nave capitana, observaba el mismo paisaje.
El desembarco en las arenas de Ancón se inició el siguiente día, martes 31 de octubre. El primer oficial que pisó tierra fue el teniente francés Pedro Raulet, quien después de la derrota de Waterloo emigró a América, incorporándose al Granaderos a Caballo. Con 50 infantes y 20 jinetes del "Cazadores de los Andes", avanzó el miércoles 19 de noviembre por el camino de Piedras Gordas y la cuesta de Lima, hasta la hacienda Copacabana. Luego de observar el camino de Chancay a Lima y de batir a una partida de caballería realista, acción en la que tomó un prisionero, regresó a su base, al amanecer del jueves 2, arreando algunas reses que bajaban de las lomas de Pasamayo. Abandonó su puesto de observación ante la presencia de 200 infantes y 50 jinetes realistas, que venían de Lima.
En la noche del jueves 2, ancló en Ancón el bergantín Galvarino, bajo el mando de su comandante don Juan Spry, con comunicaciones de Cochrane para San Martín. Ese mismo día San Martín recibió noticias de Lima, por una carta fechada el 1º de noviembre y firmada por Marcos Neira, .que era el seudónimo de Riva Agüero Luego, según leemos en el Boletín Nº 4 del Ejército Unido Libertador del Perú, "el General en Jefe hizo un reconocimiento de la posición. y, el 3, mandó desembarcar 40 caballos a las órdenes del Capitán Brandzen, y 200 infantes a órdenes de los Capitanes Crespo y Suárez, encargando el mando de esta pequeña división al Mayor Reyes para que marchase sobre Chancay.
En toda la mañana de este día (viernes 3 de noviembre) se desembarcaron las compañías de granaderos y cazadores de los Regimientos números 7 y 8, y cincuenta Cazadores a caballo. A las cinco de la tarde rompió la marcha esta división, bajo las órdenes del Sargento Mayor don Andrés Reyes; su dirección es ocupar el pueblo de Chancay, que dista 5 leguas de este puerto".
El siguiente día, sábado 4, el Mayor de los Reyes tomó Chancay, ocupándola en la noche; y, con la colaboración de su pariente Lorenzo Buitrón. Julián Cáceres, Eugenio Ibérico y Manuel Julián de la Sota, requisó víveres, caballos, mulos y reses, para conducirlos a Supe y esperar la llegada del Ejército Libertador.
Ese sábado la Moctezuma, que maniobraba cerca del puerto, divisó a la goleta Alcance. En ella llegaban Miguel Letamendi y José Villamil, como representantes del Jefe del Gobierno de Guayaquil independiente, el arequipeño Gregorio Escobedo. En las comunicaciones, Escobedo comunicaba a San Martín que el lunes 9 de octubre de 1820 se había proclamado la independencia de Guayaquil, en la que su cuerpo, el "Granaderos de Reserva", compuesto de 600 cuzqueños que sólo hablaban quechua, había decidido la acción, sin derramarse una gota de sangre. Uno de los oficiales del Granaderos de Reserva era el teniente Hilarión Álvarez, cacique del Cuzco. Al respecto, en el Boletín N9 4 leemos: "..La segunda ciudad de las costas del Perú ha sido la primera en dar este ejemplo, y apenas supo nuestra llegada a Pisco, dio el grito que la naturaleza inspira a los oprimidos".
En las primeras horas de la mañana del domingo 5, aparecieron 200 jinetes realistas por los arenales anconeros, retirándose a las 9 de la mañana, por el fuego que les hizo la Moctezuma.
El resto del domingo 5 transcurrió tranquilo en la bahía de Ancón. San Martín almorzó con Letamendi en la nave capitana, quien le relató con detalles los acontecimientos de Guayaquil. En la tarde, se tuvo noticias de. Lima, proporcionadas por el cabo Adormí, quien abandonando el Numancia se pasó a los patriotas, dándosele de alta como sargento del batallón Nº 8.
En la tarde del lunes 6 ancló en Ancón el bergantín Araucano, procedente del Callao. Su comandante don Guillermo Cater era portador de la noticia más esperada por San Martín: la fragata de guerra española Esmeralda, con 40 cañones, había sido abordada la noche anterior y en ella ya flameaban las banderas de la libertad.
Inmediatamente después de recibida la noticia de la captura de la Esmeralda, el doctor Bernardo de Monteagudo redactó el Boletín Nº 3, en cuya parte superior se lee "A bordo, en la bahía de Ancón - Noviembre 6 de 1820" impreso el Boletín, se distribuyó rápidamente en todas las unidades ancladas en Ancón y produjo patriótica alegría, disparándose salvas.
DESDE el 31 se trabajó con incesante actividad á bordo de la Escuadra para preparar los elementos necesarios á. la gran empresa de abordar la Fragata Esmeralda bajo los fuegos del Callao, y agregarla á las fuerzas navales destinadas á establecer la libertad del Pacifico.
EL 4 se reunieron á bordo de la O'Higgins los Capitanes Forster y Guise, y el Vice-Almirante les instruyó del dispositivo del ataque y dio las ordenes que cada uno debía cumplir. Todos los soldados de marina y las tripulaciones de las Fragatas O' Higgins, Independencia y Lautaro se ofrecieron con ardor como voluntarios para esta empresa. Pero era preciso que los valientes se dividiesen, y que unos marchasen al Callao, mientras otros quedaban para mantener el bloqueo: 240 voluntarios se destinaron á aquel objeto, y su ardor suplía el número sen al Callao, mientras otros quedaban para mantener el bloqueo: 240 voluntarios se destinaron á aquel objeto, y su ardor suplía el número de los que por un orden regular exigía la ejecución de aquella empre¬sa. El mando accidental de la Escuadra quedó a cargo del Capitán Forster, quien el Almirante dió las disposiciones convenientes para todo evento.
A las 11 y 5 minutos de la noche se separaron del costado de la O'Higgins 14 botes en dos divisiones, la primera al mando del Capitán Crosbie compuesta de los botes y lanchas de la Fragata Almirante, y la segunda al del Capitan Guise, formada de los botes de la Independencia y Lautaro. El Lord Cochrane dispuso que se ejercitasen en la obscuridad de esta noche, para realizar el plan en la siguiente.

SOLDADOS Y MARINEROS!
ESTA noche vamos á dar un golpe mortal al enemigo: mañana os presentareis con orgullo delante del Callao, y todos vuestros compañeros os verán con envidia. Una hora de coraje y resolución es todo lo que necesitáis para triunfar: acordaos que sois los vencedores de Valdivia, y no ternais á los que hasta aquí han huido en todas partes de vosotros.
EL valor de todos los buques que se tomasen en el Callao, será vuestro, y además se distribuirá entre vosotros la misma cantidad de dinero que se ha ofrecido en Lima á los que tomen algún buque de la Escuadra de Chile. El momento de la gloria se acerca: yo espero que los Chilenos pelearán como acostumbran, y que los ingleses, harán lo que han hecho siempre en su patria y fuera de ella. A bordo de la O'Higgins, Noviembre 5 de 1820. — Cochrane.
A las 10 de la noche del 5 se dirigieron al Callao las dos divisiones en la misma forma que antes: llegaron al fondeadero á las 12, y vencieron el primer obstáculo que les oponía la línea de las lanchas cañoneras, á quienes el Almirante puesto á la cabeza de las divisiones intimó, silencio el muerte. El pavor no dejó al enemigo otro partido que el de la obediencia, y nuestras fuerzas abordaron por babor y estribor á un mismo tiempo la Fragata Esmeralda: el enemigo hizo una obstinada resistencia sobre el Alcazar, y por un cuarto de hora el fue¬go de su mosquetería fue bastante vivo, hasta que bañada en sangre la cubierta, vio que era temeridad el resistir á nuestros bravos. La Esmeralda quedó antes de la una á discreción de los abordadores, y cortados luego los cables se puses á la vela, unida á las fragatas Hyperion y Macedonian. Ambas izaron faroles de señales para distinguir su neutralidad, y practicándose lo mismo en la Esmeralda, el enemigo se veía perplejo para dirigir los fuegos de sus baterías, que hasta la una y cuarto dispararon 82 cañonazos. Algunos de ellos maltrataron ligeramente la maniobra de la Esmeralda, y el Capitán Coig que la mandaba antes, sufrió una grave contusión de estas resultas.
A las dos y media estaba ya fondeada fuera del tiro de cañón la Fragata apresada, y dos lanchas cañoneras que se sacaron de la línea enemiga. La perdida que ha sufrido el enemigo entre muertos y he¬ridos pasa de 150 hombres; y la nuestra asciende á la tercera parte entre unos y otros. El heme que dirigió esta empresa fue herido de una bala de fusil en el muslo derecho al principio de la acción, pero felizmente no ha sido de gravedad la herida: en el parte circunstanciado que se publicará por separado, se dará un detall de los denlas que han comprado la victoria con su sangre.
En la mañana del martes 7, San Martín se dirigió al Callao en el bergantín Araucano, para felicitar personalmente a Lord Cochrane, regresando al día siguiente con la escuadra que bloqueaba el Callao, y, al anclar en la bahía anconera, con la Esmeralda, se encontraba en Ancón la flota más poderosa del Pacífico.
"En la noche del 8, la escuadra y el convoy salieron nuevamente de Ancón, y llegaron el 9 a Huacho", anota Miller; mientras que una carta de San Martín a O'Higgins, está fechada "Puerto de Ancón y noviembre de 1820".

Pueblo de Ancon, esta es la parte de la historia que corresponde a la expedición libertadora que encabezada por el generalísimo Don José de San Martín y Matorrras en su arribo a esta bella ciudad.

¡Viva la expedición libertadora!
¡Viva Ancon!
¡Viva el Perú!

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