Muy pocas instituciones han sido tan difamadas, perseguidas y señaladas a lo largo de tanto tiempo como la masonería. Todavía resuena el eco de los púlpitos donde se señalaba a los masones como autores de todo tipo de males contra la humanidad y la sociedad, anticlericalismo, ateismo y pactos con el diablo. Hoy la masonería sin perder su condición de sociedad secreta, lo que le ha permitido soportar todo tipo de persecuciones, se muestra como una institución discreta empeñada en enarbolar las banderas de la equidad, la armonía y la fraternidad universal.
Que dos espadas franquéen el acceso al templo no es una velada amenaza; se trata simplemente de un simbolismo que apunta a develar el carácter secreto de la institución y un paso cerrado a todos aquellos que no estén dispuestos a quitarse las prendas del voluntarismo, la vanidad, la inconsciencia y asumir un compromiso con la verdad, con el análisis, el pensamiento libre y el reconocimiento de la dignidad y el respeto hacia el hermano.
El templo ha sido el estadio universal donde por siglos se han construido las grandes empresas del crecimiento de la humanidad. En estos templos masónicos nació el Siglo de la Luces, La Enciclopedia, Los Derechos Universales del Hombre, la Revolución Francesa, La revolución de los pueblos de América, la abolición de la esclavitud, el voto femenino, la igualdad entre el hombre y la mujer, el desarme nuclear, los mercados comunes multinacionales, el derecho internacional humanitario, la Organización de las Naciones Unidas, entre muchas otras.
Los símbolos más reconocidos de la masonería han sido por siempre el compás y la escuadra, los mismos instrumentos que por siglo usaron los constructores de los grandes templos y que hoy simbolizan, las herramientas que usarán los masones para construir el gran templo universal de la fraternidad y la equidad universal.
El mallete ha sido levantado porlos grandes maestros masones de todos los tiempos. Este signo del constructor (masón se deriva del francés que significa obrero) de un nuevo mundo. Esta herramienta del masón la levantaron en su momento Wolfgan Amadeus Mozart, Goethe, Benjamín Franklin, Diderot, Rousseau, Voltaire, Bernardo O¿higgins, Simón Bolívar, José Martí, Francisco Bacon, Victor Hugo, Emilio Zola, Ruben Dario, Óscar Wilde, Alexander Fleming, Harry Truman, el General MacArthur, Nelson Mandela, Salvador Allende y hasta el propio Papa Juan XXIII.
Las luces de la masonería han contribuido a iluminar el camino de la humanidad, de los países, de las libertades individuales. Ser masón es un honor y un compromiso de vida, su obra es infinita, como infinita es la institución de quienes sueñan con un mundo mejor.
Fuente: Por:Bucaro2 | 5 Imágenes
El templo ha sido el estadio universal donde por siglos se han construido las grandes empresas del crecimiento de la humanidad. En estos templos masónicos nació el Siglo de la Luces, La Enciclopedia, Los Derechos Universales del Hombre, la Revolución Francesa, La revolución de los pueblos de América, la abolición de la esclavitud, el voto femenino, la igualdad entre el hombre y la mujer, el desarme nuclear, los mercados comunes multinacionales, el derecho internacional humanitario, la Organización de las Naciones Unidas, entre muchas otras.
Los símbolos más reconocidos de la masonería han sido por siempre el compás y la escuadra, los mismos instrumentos que por siglo usaron los constructores de los grandes templos y que hoy simbolizan, las herramientas que usarán los masones para construir el gran templo universal de la fraternidad y la equidad universal.
El mallete ha sido levantado porlos grandes maestros masones de todos los tiempos. Este signo del constructor (masón se deriva del francés que significa obrero) de un nuevo mundo. Esta herramienta del masón la levantaron en su momento Wolfgan Amadeus Mozart, Goethe, Benjamín Franklin, Diderot, Rousseau, Voltaire, Bernardo O¿higgins, Simón Bolívar, José Martí, Francisco Bacon, Victor Hugo, Emilio Zola, Ruben Dario, Óscar Wilde, Alexander Fleming, Harry Truman, el General MacArthur, Nelson Mandela, Salvador Allende y hasta el propio Papa Juan XXIII.
Las luces de la masonería han contribuido a iluminar el camino de la humanidad, de los países, de las libertades individuales. Ser masón es un honor y un compromiso de vida, su obra es infinita, como infinita es la institución de quienes sueñan con un mundo mejor.
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