¡VOLVIMOS!
Visitenos en nuestra nueva dirección web
FENIX-news Desde 1992

Pseudo iniciación y Masonería

Miguel Valdivia Heredia
M:. M:.

Envio Especial para FENIXnews-PERU

Varias décadas atrás, René Guénon, advirtió que estábamos inmersos en la fase final del Kali Yuga o Edad Obscura donde impera el desorden general, puesto que ya nada está en el lugar que le corresponde y que a consecuencia de ese caos brotaría indeteniblemente, como signo de los tiempos, la Pseudo-iniciación, es decir, esa que cuando no se basa en una espiritualidad crepuscular anodina, declinante, lunar, reptante y acomodaticia, es aquella que tras usurpar exclusivamente las formas más exteriores de la genuina iniciación, no tiene como sustento un Conocimiento, una Realización, sino que se reduce a su simiesca imitación o parodia.

En el Perú, la Masonería atravesó un prolongado período de bochornosos sucesos durante la década de 1990 , suceso cuyos ecos hasta estos días lamentablemente parecen estar lejos de superarse. Como sea, la realidad es que la masonería peruana al atravesar esa honda crisis, dio lugar a la emergencia de un escenario inédito ante la aparición de nuevas obediencias masónicas y las previsibles mutuas “excomuniones” e irradiaciones. La dimensión y profundidad de la crisis masónica en el Perú sólo puede ser entendida a la luz de la señalada debacle general por estar inmersos en el Kali Yuga, pero, aunque no es una justificación al escándalo y la vergüenza pública, se debe reconocer que la calidad y consistencia humana en general, muy al contrario de lo que anuncian los medios de información masiva, ha desmejorado o está en franco proceso de descomposición. Y como es de en medio de esa sociedad en debacle de donde la Masonería extrae sus miembros, los peligros y problemas son ahora una constante amenaza; sin embargo insistimos, esto en modo alguno es justificación para aceptar la triste realidad existente, sino que más bien, la explica y advierte, a fin que puedan tomarse las previsiones y correctivos correspondientes, sobre todo por parte de aquellos que se hallan lo suficientemente “despiertos”.

Aquí, llamamos la atención de los medios masónicos sobre la emergencia y propagación de cierta obediencia “masónica” que viene hasta la actualidad “pescando en río revuelto”, vale decir, que sacando provecho de la coyuntura de estos tiempos de crisis, trata de sentar sus reales. En ese objetivo, oferta algunos elementos que la hacen cuasi novedosa ó interesante en el medio, tales por ejemplo, ofreciendo la “iniciación masónica” a mujeres.

Sin embargo, todo masón ilustrado sabe que la Masonería Operativa admitía a las mujeres, una realidad que si bien no era general, tampoco estaba reprobada o era rara. En la actualidad se han publicado varios testimonios históricos masónicos demostrando esa costumbre, lo que certifica que la exclusión de la mujer recién surgió con la aparición de la Masonería Moderna o Especulativa en 1717. Lo nocivo, es que la aludida “obediencia” realiza esa “incorporación” de manera torpe e ignorante al no efectuar las adaptaciones y precauciones imprescindibles, de modo que tales “logias” han devenido más en “Club de Madres” o cosa por el estilo. Así, no es simple casualidad constatar en esas “logias” la significativa presencia de mujeres “emancipadas”, “feministas”, etc., lo que deja traslucir que su presencia no se debe, como hace unos siglos, a que se sustentaba en una respuesta fiel a la “Naturaleza Propia” de su Ser, sino, a meros factores profanos generados por los modernos conflictos sobre el Género. Julius Evola fue quien advirtió premonitoriamente con la lucidez que siempre lo caracterizó, el surgimiento de este problema moderno:

“Después de siglos de “esclavitud” la mujer ha querido ser libre, ser para sí misma. Pero el denominado “feminismo” no ha sabido concebir para la mujer una personalidad, sino a imitación de la masculina, de tal modo que sus “reivindicaciones” enmascaran una desconfianza fundamental de la mujer moderna hacia sí misma: la impotencia de ésta en ser y en valer como lo que ella es: como mujer y no como hombre. Por tal incomprensión, la mujer moderna siente como una gran inferioridad ser “sólo” mujer y percibe casi como una ofensa ser tratada “sólo como mujer”. Tal es el origen de una vocación equivocada: ella, justamente por esto, quiere tomarse un desquite, reivindicar su “dignidad”, mostrar su “valor”, midiéndose para ello, con el varón. Pero en realidad, no se mide con el hombre verdadero, (…) sino con el hombre-fantoche de una civilización estandarizada, racionalizada, que no tiene ni significa, nada de verdaderamente diferenciado y cualitativo.


Otra peculiaridad de esta “obediencia masónica” es su relajación hasta niveles insólitos sobre las condiciones para recibir su pretendida “iniciación masónica”, así como para el acceso a los cargos administrativos “logiales”, los que no sólo se dan en períodos de tiempo insignificantes, sino que por ejemplo, en sus elecciones del Cuadro de Dignidades y Oficiales participan indistintamente los miembros de los tres grados, quienes a su vez también pueden ser elegidos sin restricción como miembros titulares del Cuadro de DD:. y OO:., lo que está en abierta contradicción con la enseñanza del simbolismo masónico al respecto y en consecuencia, con la tradición masónica que reconoce únicamente al Maestro Masón como al masón en la plenitud de sus derechos. Sobre el tema, tuvimos ocasión de escuchar aquí, en el Vall:. de Arequipa, la perorata de ciertas dizque “masonas” ufanándose porque en su “logia”, en el espacio de sólo un año habían tenido “tres venerables”(sic), lo que según ellas evidenciaba unas pretendidas “cualidades masónicas ejemplares”.

Son pues estas condiciones de no más selección ni control y de no más jerarquía auténtica, las que convergen de manera inexorable en una también, no más transmisión de la genuina tradición masónica, lo que da como conclusión: no más nada de lo que en esencia caracteriza a la iniciación masónica y que sin embargo, como en la anécdota de líneas arriba, la ignorancia osa presentar como un logro ejemplar de la concepción «modernizada» de eso a lo que denominan “iniciación masónica”, todo lo cual hace recordar las siguientes palabras admonitorias de R. Guénon:


“Uno de los fenómenos más extraños en este género, es la penetración de las ideas «democráticas» en las organizaciones iniciáticas occidentales (y naturalmente, aquí pensamos sobre todo en la Masonería, o al menos en algunas de sus fracciones), sin que sus miembros parezcan apercibirse de que en eso hay una contradicción pura y simple, e incluso, bajo un doble aspecto: en efecto, por definición misma, toda organización iniciática está en oposición formal con la concepción «democrática» e «igualitaria», primeramente en relación al mundo profano, frente al cual ella constituye, en la acepción más exacta del término, una «elite» separada y cerrada, y después en sí misma, por la jerarquía de grados y de funciones que establece necesariamente entre sus propios miembros. Por lo demás, este fenómeno no es más que una de las manifestaciones de la desviación del espíritu occidental moderno que se extiende y penetra por todas partes, incluso allí donde debería encontrar la resistencia más irreductible”.


Como el proceso de degeneración es similar al precipitarse una bola de nieve, de un error se cae en otro peor, llegándose entonces al ardid y al artificio, pues de esa forma es que intentan adjudicar a los colores de la bandera nacional de Chile cualidades del simbolismo masónico, a fin de validar su uso en los colores de las velas que “iluminan” los sitiales del V:. M:. y sus dos VVig:., así como de sus mandiles que tal como puede verificarse aquí en Arequipa, orgullosamente lucen en esa “masonería” sui géneris. Para demostrar la real dimensión de esta ilusa ambición de equiparar “los tres colores liberales representativos de la Libertad, Igualdad, Fraternidad de la enseña revolucionaria francesa”(sic) con los colores empleados en el simbolismo masónico basta reproducir las siguientes palabras del destacado masón francés Jean Palou:


“No podemos aceptar las lucubraciones de J. M. Ragon sobre la escarapela tricolor creada el 15 de julio de 1789 por el hermano Lafayette, comandante de la guardia nacional. Para Ragon esta escarapela azul, blanca y roja corresponde a los grados de la masonería azul o simbólica, a los capítulos (masonería roja) y a los talleres filosóficos (masonería blanca). No hay en ello más que un error: la masonería blanca (grados 31, 32 y 33) es muy posterior a 1789 y por otra parte Ragon omite la masonería negra (grados 19 al 30) que no cuadra en su demostración.”

También es oportuno reproducir lo que afirma sobre el mito de la participación de la Masonería en la Revolución Francesa:

“Hay quienes se han empeñado en querer demostrar que la Revolución fue obra de la Masonería, tales para no citar más que a los principales y los menosgrotescos, el abate Lefranc ó el Abate Barruel que han acumulado en un conjunto, inexpresables inexactitudes y leyendas, prejuicios y opiniones partidarias, confusiones (involuntarias o no) y falsedades (inconcientes o no). La versión de Barruel “era aceptada a la vez por los adversarios de la orden y por los masones en cuanto ella halagaba sus tendencias liberales”

Dejamos para otra oportunidad la publicación de un análisis exhaustivo sobre los rituales de esta “obediencia masónica” y acerca de sus orígenes indiscutiblemente basados en un movimiento moderno de índole pseudoespiritual.

NOTAS

1. “La Crisis del Mundo Moderno”, 1927.
2. Ver el libro: “La Década Decadente”, Javier Agüero Vega, 2008.
3. “Rebelión contra el Mundo Moderno”, Julius Evola, 1934.
4. “Rebelión contra el Mundo Moderno”, pág. 216.
5. J. M. Ragón, Cours Philosiphique et interpretatif des initiations anciennes et modernes, París, 1841.
6. Jean Palou, La Francmasonería, Editorial Dédalo. B. Aires, 1975. Pág. 169.
7. Abate Lefranc, “El velo levantado por los curiosos o el secreto de la revolución con la ayuda de los francmasones”, París,1791; “Conjuración contra la religión católica y los soberanos, cuyo proyecto concebido en Francia, debe ejecutarse en el mundo entero”, París, 1792.
8. Abate Barruel, Memoires pour servir a l’histoire du jacobinisme, Hamburgo, P. Fauche, 1798-1799.
9. Paul Naudon, La Franc- maçonnerie, París, P.U.F., 1963.

COMICs