Trujillo, 6 de Septiembre, del 2008
Apreciado y Q:. H:. Eduardo:
Con profunda admiración, genuino respeto y fraternal cariño, os doy la mas cordial bienvenida a este ahora tu taller la P:.R:.L:.S:. “Justicia Bondad y Moralidad 157” No. 6, del valle de Trujillo, porque a partir de ahora, después de la ceremonia respectiva, serás su miembro honorario mas preclaro.
Quisiera compartir con vos y con todos los presentes algunos apuntes:
Igual que vos he nacido bajo el signo zodiacal de Escorpión, nacisteis un 13 de noviembre, yo un 10, tienes una marca en tu ceja izquierda, desde los 18 años, yo la tengo a lo largo y ancho de mi frente, desde los 3 años, somos amantes y nostálgicos del mar y de la playa, vos de Pacasmayo, yo de Huanchaco.
En los setentas, cuando frisaba los 19 años, al igual que tu hijo Dante Celestino, el del corrido, emigré a Nueva York, la Gran Manzana, lleno de sueños, ilusiones y quimeras, pero mas pudo la dura realidad, el maltrato y menosprecio al inmigrante latino, para que regresara a mi querido Perú, con pena y sin gloria, tan solo con mi pasaporte peruano, mi social securiti norteamericano y algunas arrugas en mi frente.
De profesión abogado, como vos, también he creído que la Literatura debe servir para algo no creo en la literatura gratuita, por ello mi reconocimiento y admiración a tu constante y perseverante lucha cuando con tu singular pluma fina, vigorosa y lucida, burilas esos trazados, ya sea en tus innumerables y famosos libros en defensa de todos los inmigrantes latinos o en tus sabrosas opiniones que nacen del famoso Correo de Salem.
Como hermanos masones creemos en la Libertad, Igualdad y Fraternidad, por ello comulgo con vos cuando dices: “Mis obras me ayudan a servir causas y valores, sin los cuales el hombre es despreciable y la vida muy difícil”.
Tenemos 3 amigos comunes: el Dr. Egberto Longaray Silva, al cual mencionas como el padrino de la limosina en la fiesta de quince años de Enmita, la hija de Dante, Beto es mi primo y tío a la vez; por otro lado en la Universidad Nacional de Trujillo, tuve el grato honor de ser compañero de aula con Wellington Castillo Sánchez y Juan Paredes Carbonell, mis condiscípulos del alma, otro dato interesante: mi apellido materno es Cabada, tal vez seré pariente de Jhonny Cabada, el pandillero que vende droga y que rapta a Enmita, la hija de Dante, en su corrido.
Al igual que los millones de lectores, al leer tus hermosas y comprometidas obras reivindicando al inmigrante latino, y tus opiniones o narraciones que contienen tus correos de Salem, coincido en que apuestas y te entregas con alma vida y corazón por causas valerosas a través de una frase de fuste, distinguida y elegante.
Eduardo, disculpa si al enviarte esta misiva no me haya expresado con la brillantez y claridad con que vos lo hacéis, solo he querido modestamente rendiros un homenaje y elogio mas sincero a un Literato de la talla y dimensión de vos.
Muchas Gracias, querido hermano por regalarnos cultura, esperanza e irradiar a nosotros tu compromiso con el hombre latino que emigra en busca de mejores horizontes.
Tu Adicto Hermano
Fernando Valdivieso Cabada
V:.M:.
P:.R:.L:.S:. “Justicia Bondad y Moralidad 157” No. 6